Anduve unos cinco minutos hasta el parque. Estaba lleno de niños pequeños con sus padres, riendo y jugando.
Busqué con la mirada a mis amigos.
Los encontré sentados debajo de un árbol y me acerqué a ellos.
No se dieron cuenta de que había llegado hasta que me senté al lado se ellos.
-Holaa- les saludé
-¿Que es lo que te ha dicho Bush?- preguntó Lara juntándose más a mí.
-¿Ni un hola, que tal?- dije
-Hola, que tal ¿Que te ha dicho Bush?- volvió a hablar Lara.
-Yo bien gracias. ¿Y tú?- pregunté divertida.
-En serio...-
-Vale, vale. Me ha castigado.
-¿Otra vez? ¿Cuando aprenderán los profesores que no hacen nada sus castigos?- preguntó Kate retóricamente.
-Buena pregunta- dijo Jason que había estado callado mirando el móvil.
-¿Cuanto tiempo esta vez? ¿Dos horas?- preguntó Lara
-Que va.
-¿Tres?-
Negué con la cabeza.
-Me ha obligado a decorar y organizar el gimnasio para el baile.
Jason se tapó la boca con las manos intentando no reírse. Se llevó un puñetazo en el hombro por eso.
-¡Ahora tengo una excusa para obligarte a ir!- rió Kate mientras daba palmadas.
-Espera. No tan rápido. ¿Quien ha dicho que vaya a...
No pude terminar la frase porque Jason llamó nuestra atención.
-¡Eh! Mirad esto.- dijo enseñándonos el móvil.- Os leo.
"Ya conocíamos la historia de la princesa perdida. Todos la dábamos ya por desaparecida para siempre, pero acaban de comunicarnos que la ama de llaves del palacio, en uno de sus paseos matutinos, cree haberla visto caminar por estas calles con una mochila en los hombros. Esto nos da más esperanzas para encontrarla."
-No es increíble, la princesa sigue por aquí y podría estar en nuestro instituto ahora mismo.- dijo Jason
-Si, genial...-
-¿Que te pasa? ¿No te alegras?- me preguntó él.
Obviamente no lo hacía. Kate y Lara me miraron y yo ya sabía lo que querían que hiciera.
-Jason, tenemos que hablar- le dijo Kate.
-No entiendo...
-Ray, ¿Se lo cuentas tu?- me preguntó Lara
Algún día se lo tenía que contar, y ese era el mejor momento para decírselo.
-Pues a ver... Que... Yo... Soy...
Antes de que terminara de hablar Kate me agarró del brazo.
La miré extrañada pero por su rostro parecía algo grave.
Me giré y vi a unos cinco guardias de palacio. Abrí los ojos como platos.
¿Que hacían aquí en un parque? Eran guardias de palacio. El nombre lo decía todo.
Si me habían visto era cuestión de segundos que vinieran a por mí. Me reconocerían aunque me hubiera teñido de otro color el pelo y llevara gafas. Llevaban viéndome todos los días durante unos diez años.
Me levanté rápidamente con Jason mirándome extraño.
Uno de ellos se giró y avisó a los demás.
Me tensé y empecé a correr lo más rápido que mis piernas permitieron.
Oía a mis amigos detrás de mí gritando que les esperaba y le hubiera hecho caso si los guardias no se acercaran a mi cada vez más y más.
Tenía que pensar rápido. Un sitio para despistarlos.
Después de correr no sé cuantas calles, miré hacia atrás para ver si seguían y aún estaban, pero a bastante distancia.
Cuando volví a mirar hacia delante me choqué contra algo y caí al suelo.
-Estás bien- me dijo el chico contra el que me había estampado. Veía un poco borroso al principio pero pude ver como me tendía la mano para ayudarme a levantarme.
Acepté su ayuda y me fijé bien en él.
No era mucho más alto que yo. Rubio de ojos azules brillantes que me observaban como analizando mi cara.
-Corre- le dije.
-¿Por qué?- preguntó extrañado.
-No preguntes, solo hazlo-
Me guió hasta un callejón y nos escondimos allí hasta que los guardias pasaron de largo.

ESTÁS LEYENDO
El secreto de la chica de la gorra
ЮморRachel "Ray" Sanders ha sido siempre una chica un tanto especial. No es como las demás chicas ni de lejos. Ella prefiere ir a jugar al fútbol a ir de compras. Odia los toda la ropa femenina (sobre todo los vestidos), el color rosa a muerte y todas l...