CAPÍTULO 20

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Me dirigí a la parte del jardín donde estaba escondido mi sitio favorito.
Palpé la pared de arbustos hasta que encontré la puerta que daba paso al pasadizo secreto.
En cuánto abrí la puerta me encontré a Ari que estaba sentada en un arbusto.
Ella, nada más verme se acercó corriendo llorando hacia mí para abrazarme. Yo le devolví el abrazo y estuvimos así un buen rato.
-Te he hechado mucho de menos- murmuró Ari en mi hombro
-Y yo a ti- la sonreí mientras nos separabamos.
-Tenemos muchas cosas que contarnos- dijo Ari mientras nos sentábamos en el suelo.
-Si, muchas cosas, demasiadas-
Estuvimos hablando y riendo durante casi una hora. Fue divertido pasar tiempo con ella porque hacia mucho que no hablábamos. Por un instante, llegué a olvidar que si descubrían que estaba aquí con mi hermana me metería en un buen lío.
-¿Y ese vestido tan elegante? ¿A donde vas?- la dije divertida
-Ja ja ja- rió sarcástica- Es para... ¡Oh no!- se levantó corriendo y se sacudió un poco el vestido de hierba.
-¿Que pasa?- la pregunté preocupada.
-Lo había olvidado. Me había olvidado por completo.- daba vueltas por el jardín con las manos en la cabeza.
-¿Que es lo que has olvidado?- pregunté levantandome e intentando calmarla.
-¿Os ha dicho la señora Pomphard que tenéis una sorpresa al final de la visita?- preguntó Ari
-Si, si que lo ha mencionado un par de veces- dije.
-Pues la sorpresa era conocernos- dijo Ari- y yo tenia que estar allí hace tiempo. Me estarán buscando por todas partes-
-Ya... Pues creo que yo también debería irme- dije- Aunque tu vas a tener un pequeño problema- dije mientras me aguantaba la risa
-¿Cual?- preguntó un poco indignada.
-Mirate el vestido por detrás y lo verás- dije tapándome la boca con la mano para no estallar en carcajadas.
-¡No puede ser!- y efectivamente si que era. Su precioso vestido blanco que parecía bastante y por cierto, era, muy caro, estaba todo manchado de barro y hierba.
-Ahora si que me la he cargado- dijo- pero será mejor que me vaya.
-Si, yo también tengo que irme
-Me ha encantado volver a verte- dijo mientras me abrazaba.
-A mi también, suerte- dije
-Igualmente- y dicho eso, se marchó por la puerta dejandome sola. Yo esperé un poco por si había algún guardia cerca y también me fui.

El secreto de la chica de la gorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora