¿Por qué tengo tan mala suerte? Me gustaría saberlo. Miré asustada a Ari, que tampoco parecía muy contenta. La obligué a contestar. Quien quiera que esté llamando a la puerta sospecharía si mi hermana no respondiera.
-¿Si?- preguntó Ari un poco nerviosa.
-Su alteza. Sus Majestades, los reyes desean hablar con usted- habló una voz de mujer. Esta era una de las cosas que también odiaba. Que me hablasen siempre así, de usted o su alteza.
-¿Qué es lo que quieren?- preguntó Ari intentando ganar tiempo mientras me indicaba que me metiera debajo de la cama.
No podía ir en serio.
-Ari, abre la puerta cariño- la voz de la reina, quiero decir, mi madre nos hizo interrumpir nuestra pequeña "pelea" de gestos.
Mi hermana me indicó por última vez que me escondiera y se acercó lentamente a la puerta para abrirla.
-¡Ya voy!- en un rápido movimiento salté por encima de la cama y rodé por el suelo hasta meterme debajo.
Vi la puerta abrirse y dos pares de piernas acercarse a la cama.
-Ari, tesoro, acabamos de ir a hablar con Joe para comprobar si sabe algo sobre la desaparición de Rachel. Sabemos que todo esto es muy duro para ti. Sabemos que echas de menos a tu hermana. Hacemos todo lo que está en nuestras manos para encontrarla, pero parece que simplemente se desvanece. Ni siquiera Joe sabe donde está.- dijo el rey. Nunca le había escuchado dirigirse así a ninguna de nosotras. Parecía muy dolido y triste.
-Pero padre, al menos tenemos la certeza de que sigue por aquí. No debe de estar muy lejos- dijo la princesa.
En cierto sentido esto tenía su gracia. Más cerca no podía estar
-Eso lo hace más doloroso.- dijo mi madre entre lágrimas- Saber que está tan cerca pero no poder encontrarla.
No sabía que se sentían así. La verdad es que nunca me lo había planteado. Estaba tan ocupada queriendo ser una persona normal, que no era consciente del daño que hacía a los demás.
-Ari, queríamos recordarte también la cena de esta noche con los príncipes. Debes ser puntual. Nada de llevarte un libro al gran comedor. Deberías entablar una conversación con Mark. Eso sería lo mínimo. Son nuestros invitados. No les hagas feo ignorándolos.
Oí suspirar a mi hermana.
Buen truco. Llevarse un libro para tener una excusa y poder pasar de ellos. Bravo. Si no estuviera estrujada contra el suelo aplaudiría.
-Nos vemos a las 19:30. Ni un minuto tarde.- dijo la reina. Observé como sus pies se encaminaban hacia la puerta. Solo un poco más y podría salir de aquí. Pero claro. No podía ser tan fácil. Con la buena suerte que tengo, una pelusa me cayó en la nariz y me di ganas de estornudar. No por dios, ahora no.
No pude aguantar y estornudé.
-¿Que ha sido eso?- preguntó mi padre
-¿Que ha sido qué, padre?- noté que Ari se había tensado hasta yo.
-El estornudo- dijo la reina- creo haberlo oído de debajo de la cama.
-Que tonterías dices madre, habrá sido el viento.- dijo la princesa con una risa nerviosa.
-El viento no estornuda cielo. Estoy segura de que venía de debajo de la cama.
Vi con temor como se acercaba a la cama. Cerré los ojos con fuerza y recé para que sucediera un milagro.
Solo le quedaba agacharse cuando unos pasos rápidos y torpes la interrumpieron.
-Sus majestades- dijo entrecortadamente la señora Pomphard mientras intentaba recuperar aire.- Lamento interrumpir, pero no conseguimos encontrar a su majestad, el príncipe Brad.
-Mandar a todos los guardias a buscarle. No necesitamos otro desparecido. Bastante tenemos ya.
Se marcharon cerrando la puerta tras ellos. Y por fin pude respirar tranquila.
-Ray, ya puedes salir-
Me desplacé como pude fuera y me levanté sacudiéndome la ropa llena de pelusas.
-¿Como se te ocurre estornudar en un momento así?- preguntó casi gritando
-Ha sido por culpa de las pelusas. La próxima vez que limpien mejor ahí.
-Ah perdona. No estaba al gusto de la princesita.- dijo con burla y empezó a correr riendo porque sabía que la perseguiría. Lo decía para fastidiarme.
Echaba mucho de menos nuestras "peleas" por nada.

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El secreto de la chica de la gorra
HumorRachel "Ray" Sanders ha sido siempre una chica un tanto especial. No es como las demás chicas ni de lejos. Ella prefiere ir a jugar al fútbol a ir de compras. Odia los toda la ropa femenina (sobre todo los vestidos), el color rosa a muerte y todas l...