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Ya pasaron 4 días desde la última vez que vió a aquel humano. Y admitía que se sentía algo sola desde entonces.

Ni siquiera sabes su nombre, Leire, no digas tonterías.

Suspiró cerrando los ojos y al volver a abrirlos, vió la soledad que inundaba aquella cueva. Su padre tuvo que irse de nuevo, debido a asuntos personales, y por ello la dejó sola hasta la noche.

Leire torció la boca cuando tuvo el pensamiento de irse al exterior por un rato, caminar y ver el hermoso paisaje. Su rostro inundó su mente como posible posibilidad y ella sacudió la cabeza para echarlo a un lado. No pensaba ir a su lado. Ni de broma. No.

Ya podía tomar ejemplo su cuerpo de esas palabras porque mientras se negaba internamente, ella ya salía de la cueva.

La recibió una pequeña ráfaga de viento. Inspiró el aroma y, con lentitud, echó a andar entre la vegetación al lago donde le había visto por última vez. Se sentó y metió los pies en el agua soltando un suspiro de alivio al sentir el frío recorrerla.

Mucho mejor.

O al menos asi era hasta que escuchó unos ruidos detrás suya entre los arbustos. Se giró preparada por si debía atacar, cuando le vió. Estaba andando entre la gran vegetación mirando hacia atrás de vez en cuando y Leire se sintió extrañamente aliviada. Él había vuelto. Estaba ahí, frente a ella.

Su alivio se esfumó totalmente cuando vió que iba acompañado de una humana que no conocía de nada. Su mirada enfrió y apretó los puños de rabia, ¿cómo se atrevía a aparecer en las tierras de su padre con una de los suyos?

Se incorporó y echó a correr hasta subirse a un árbol y empezó a preparar algo mientras ellos tardaban lo suyo en salir de la densa naturaleza. Cuando lo tuve listo, bajé lentamente para llevar a cabo mi plan con total sigilo, del mismo modo que me enseñó mi padre. Una vez terminado subí de nuevo al árbol, deseando ver a la humana caer en la trampa y evitar aje siguiera avanzando.

Podría decirse que a partir de ahí el plan salió casi igual con la excepción de que quien pisó la trampa fue él, provocando que acabase colgado boca abajo. La humana que le acompañaba al verse tan alarmada corrió a socorrer ayuda, asi que se había librado de la chica, pero de distinta forma, aun asi el resultado fue el mismo.

Al ver que ya no había nadie mas por la zona excepto él, decidió bajar del árbol para pedir explicaciones. Él al verla rodó los ojos.

-¿Por qué será que me lo tenía que haber imaginado? Siempre eres tú la causante de que acabé del mil formas distintas.

Leire no le dejó seguir porque le señaló con el dedo.

-¿Quién te crees que eres para traer a esa humana a las tierras de mi padre?

-¿De nuevo con eso? Este lugar no es tuyo, cualquiera tiene el permiso propio de venir aquí cuando quieran.

-No mientras yo esté aquí.

-¿Y qué harás, enfrentarte a todo aquel que intenté pasar?

Se calló cuando vió la fría y decidida expresión de la chica que tenía ante sí, sin ningún atisbo de temor en sus ojos.

-Nunca dejaré que me arrebaten a mi padre.

Eso ablandó un poco la mirada del chico, que no pudo decir nada ante las profundas palabras de Leire. Por el contrario, ella no parecía haber terminado de hablar.

-Asi que ya le estás diciendo a esa humana que se largue de aquí ahora mismo a igual que tú o tomaré medidas.

-Tú no le quieres hacer daño a nadie-sus palabras lograron perturbar un poco a Leire que parpadeó sorprendida-. Sino aquella última vez que nos vimos, habrías dejado que me matara tu padre.

Leire apretó un puño pero aun asi le apuntó en el cuello con su pequeña daga, que tenía escondida entre su ropa.

-Te salvé una vez, sí, pero no habrá segunda ocasión.

Él frunció el ceño y suspiró.

-Por lo menos me bajarás de aquí, ¿no?

Leire dudó si hacerlo, aun con la daga en la mano, pero finalmente mostró una media sonrisa y volvió a guardar el arma.

-No habrá segunda vez-le recordó empezando a alejarse-. Intenta arreglártelas solo o espera a esa humana para que te salve y alejaos de aquí.

Leire se alejó de allí, entre los gritos de ese humano que ahora la maldecía por no ayudarlo. Sin esperarlo dejó escapar una sonrisa de sus labios, una de muchas mas. Sabía que, como bien su padre decía, los humanos eran peligrosos, pero una parte de ella no podía evitar sentir algo de curiosidad por aquel humano en específico que ahora estaba colgado boca abajo con el pie atado por una cuerda a una rama del árbol y del que aun podía sentir su mirada siguiéndola con ese enfado que le resultaba muy divertido.

N.D.A.: Wow, honestamente he olvidado cuando fue la última vez que publiqué un capítulo de esta novela xD he estado tan centrada en "Algún día, bajo ese cielo azul" que he olvidado al resto de novelas xD me disculpo con todos los lectores de esta novela por ello y por la larga demora, trataré de hacer mas capítulos de esta novela para adelantarla un poco y ir a la par del resto, en serio disculpen xD es que ADBECA (iniciales de "Algún día, bajo ese cielo azul") esta en una parte muy vital y impactante de toda la novela, lo que requiere de casi toda mi atención. Pero prometo publicar el siguiente capítulo de "Mi guardián" lo mas pronto posible :3

Por lo demás, ¡espero que disfruten el capítulo y nos veremos muy pronto en el quinto capítulo de esta novela!

¡Nos vemos! <3

Mi Guardián #1 EncuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora