Pérdida

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Capítulo 1
-Julián, te necesito.
Dijo Jessica mirando al joven. Ella,  ya sin fuerzas, intentaba acariciarle, pero sus huesudas manos caían al más mínimo intento sobre su lecho.
- Estoy aquí Jess, no me iré. - Mientras decía esto Julián acariciaba y la cabeza de la chica, ya sin cabello gracias a los estragos que la quimioterapia había dejado.
Jessica entró en fase terminal de cáncer pulmonar con metástasis en el páncreas. Era un hecho, ella moriría pronto.
- Aquí estoy Jess...
-Te amo mucho Julián.
Dijo tratando de besarlo. Pero su dolor le impedía incorporarse.
-No hagas esfuerzos, sólo relájate.
-Me siento muy débil, con mucho dolor.
Dijo mientras le pedía el cubo de basura para vomitar de nuevo.
Un doctor  sacó por la fuerza al joven Julián del cuarto de hospital... Era hora de otra quimioterapia, o al menos eso suponía el enamorado. Las horas pasaron y pasaron, parecían eternas. Y entre tanto esperar el corredor la vista  se le hacía más borroso y oscuro hasta perderse en una voz tan hipnótica que no pudo evitar caer en un profundo sueño.
El sueño
Narra Julián
Todo era oscuro. Me sentí atrapado por la oscuridad. Muchas voces resonaban en los muros que me aprisionaban. Me repetían una y otra y otra vez ¨ ¡HAZLO, HAZLO!, ¡HAZLO!
De pronto sentí un tirón por el cuello que me asfixiaba. Cerré los ojos, y al abrirlos, me encontré en un campo sereno con una chica joven de cabello lacio, castaño y un bello atuendo antiguo pero atractivo, totalmente blanco. Me sujetaba la mano, y sonreía tiernamente...

-Señor Castillo. -Desperté violentamente por una voz áspera que me trajo devuelta a la realidad. La cara del doctor era sombría. - La señorita Jessica sobrevivirá la noche, pero no creo que llegará al próximo día.
Dijo con el tono más frío que he escuchado.
- ¿Puedo hablar con ella?
Dije conteniendo las lágrimas.
- ¿Seguro que quiere?
Entonces lo comprendí, Jessica no tenía un día de vida, sólo le quedaban horas.
Con lágrimas en los ojos apenas pude pronunciar un sí.
Contuve las lágrimas, aún tenía la esperanza de que pudiera volver a hablar con ella.
-Hola amor.
Dije entrado en la habitación con los ojos hinchados, lo cual ella notó enseguida.
-Julián, estaré bien, ¿verdad?
Dijo con un aire de esperanza al cual no pude negarme a otorgar.
-Jess, te amo.
Dije intentando cambiar de tema.
-Y yo a ti.
Respondió con un aire de desesperanza.
Me incliné para besarla solo una vez más, fue el beso de nuestras vidas. Y cuando terminó, lo último que sentí fueron unos labios muertos, totalmente helados, pero sus manos seguían cálidas, Jessica nunca volvió a despertar.
Cinco meses después, consultorio del tanatologo Ricardo Núñez.
-Así que ¿fue la última vez que vivió? Dijo el psicólogo con el mismo tono monótono, que ha tenido desde que tomé terapia con él.
-Así es, yo, solo quiero olvidar el día donde ella falleció, o reunirme con ella...
Dije con una idea que ya había tenido hace tiempo, pero ahora lo tengo todo mi claro.
Ricardo seguía hablando, pero a mí ya no me importaba.
Después de la cita con Ricardo me senté en la acera fuera de mi casa. mirando el piso.
El doctor Richard sólo es mi psicólogo, me mandaron con él por un mal intento de suicidio.
Pero algún día no será sólo un intento de suicido. Y me reuniré con ella de nuevo, lo juro.

El Dilema De JuliánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora