¿Qué pasó con ella ?

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Hades tapó mis ojos con sus huesudas manos de nuevo. Esta vez sentí que su tacto ardía con una fuerza infernal, y me vi a mí mismo convertido en humo, desvaneciéndome, sólo veía a mi ser y el cuerpo de Jessica acostada en su camilla de hospital.

-Julián, te necesito.

Le dije a mi amado que me miraba asustado, quise besarlo y acariciarlo como aquel verano en nuestro roble, pero me sentía tan débil.

- Estoy aquí Jess, no me iré.

Dijo acariciando mi cabeza calva y acariciándome el brazo izquierdo donde tenía conectada la intravenosa.

Después de haber enfermado, todos mis amigos se alejaron de mí, todos, incluyendo a mi molesta hermana Rebeca, con la tonta excusa de querer que yo sola librara mi batalla.

- Aquí estoy

Repitió Julián quitándose su gorrito negro en la cabeza.

-Te amo mucho Julián.

Dije animándome a besarlo, pero fue completamente inútil, al momento de incorporarme caí como un costal de papas con ganas de vomitar.

-No hagas esfuerzos, sólo relájate.

-Amor, quiero vomitar.

Julián me pasó el cubo de basura donde vomité con todo el asco del mundo. Al revisar mi vomito, noté que era más sangre que mi almuerzo.

- ¿Todo bien cariño?

Dijo Julián preocupado por mí rostro.

- Sí amor, está todo bien.

Le dije intentando hacer que se tranquilizara.

Un doctor entró en ese momento llevándose a Julián casi por la fuerza.

Mi enfermera Fabiana había llegado en ese momento.

- Hola cielo.

- Hola.

Saludé mientras tosía muy fuerte salpicando un poco de sangre en mi frazada.

- Ay cielo cuánto lo siento, voy a cerrar la ventana, está muy frío.

Fabi caminó hasta la ventana taconeando y revisando mi expediente de nuevo. Al llegar a la ventana se escuchó un trueno estrepitoso el cual me hizo saltar. Siempre tuve ese miedo a los truenos, y más ahora que no tengo a Julián conmigo.

Fabiana se situó al lado mío acariciando su cabello pelirrojo.

- ¿Lista?

Dijo cuando sostenía la intravenosa para colocarla.

Asentí con la cabeza. Mareándome un poco.

- Cubo

Alcancé a decir en un tono de voz apagado y ahogado por el vómito.

Fabiana alcanzó lo más rápido que pudo el contenedor. Pero fue demasiado tarde. Mi bata se encontraba llena de bilis y sangre.

- ¡¿Jessica?! Jessica quédate conmigo, por favor

Exclamaba Fabiana en un mar de histeria y desesperación.

Mis ojos se sentían muy pesados, batallaban por no quedarme dormida. Pero por más sacudidas y gritos que me daba mi enfermera, no pude evitar sucumbir a ese mortal sueño. Sintiendo la voz de Fabiana muy lejana hasta no escuchar nada más que un silencio extendido.

Esta no es la primera vez que me pasaba esto, quedarme dormida en una quimioterapia, pero no tan rápido como hoy.

Escuché un estrepitoso trueno y el aullido de un lobo.

El tiempo parecía ir más y más lento. Con cada gota de lluvia que se resbalaba por mi ventana.

Escuche voces fuera de mi habitación junto con un rayo que había caído al lado de mi ventana.

Julián entró a la habitación con un semblante débil sus ojos estaban rojos e hinchados.

Fue allí donde supe que todo estaba jodido. Intenté no llorar para verlo feliz en mis últimos tiempos. Solo quise besarlo una última vez, sentí sus labios tan cálidos, y luego escuché sus sollozos, no comprendía que había pasado, Se levantó de la nada y salió corriendo. estuve a punto de ir tras él pero recordé lo debil que me sentía, así que pulsé el botón para llamar a Fabiana. La lluvia aumentó y escuché el cantar de un cuervo fuera de mi habitación y el aullido de un lobo.

De pronto un rayo naranja se apareció delante de mi camilla. No pude evitar gritar del miedo y presionar repetidamente el botón de ayuda. En eso, entró un joven enfermero muy particular, era muy alto y usaba un uniforme negro, cosa que nunca he visto.

Gracias por venir. -Dije exaltada, mientras me intentaba calmar.- ¿Podría ir a buscar a mi novio? Es alto, no tanto como usted, tiene un gorro negro que deja ver un mechón de su cabello y usa una sudadera de starwars que dice ¨Que la fuerza te acompañe¨.- Dije con más firmeza, ya que el enfermero en vez de hacer algo de lo que había pedido, se dirigió a la ventana y la abrió.- ¡No hace falta, ¿que no ve que está diluviando afuera?!.- Pero el enfermero ni siquiera se dignaba a hablarme.- ¡Al diablo, lo iré a buscar yo misma!

Me levanté decidida y antes de llegar a la puerta la voz del enfermero me detuvo.

No deberías irte.-Dijo con una voz juvenil, pero grave. Cuando terminó de hablar, el cuervo que había estado fuera de mi cuarto entró volando y se posó en la silla donde se había sentado Julián, el cuervo me miraba muy atentamente, tenía una gran cicatriz, pero de igual forma me miraba de una forma muy amistosa.- Le agradas, agregó el misterioso enfermero, ofrecele el dedo, seguro y le gusta.

Sugirió el enfermero, lo cual hice, y en ese momento el cuervo voló a mi dedo.

Que belleza.

Dije admirando al animal.

Su nombre es Perséphone.

Agregó el joven.

Muy lindo nombre, Perséphone.-La bella criatura se frotaba con mi mano, acariciandose la cabeza y el cuello. En ese momento escuché un aullido, justo detrás de mí, me sobresalté pero no pude gritar del miedo que sentí, Perséphone se había ido de mi dedo y volado a la cabecera de mi cama. Al darme vuelta me encontré con una hermosa loba de pelaje blanco y ojos grisáceos, la acaricie y ella me lamió la mano.-Que bonito sueño.- Dije en voz alta., la lluvia había cesado y yo estaba acariciando a los animales más bellos del mundo.

Me aproximé a la puerta para saber si algo más estaba en este sueño tan maravilloso, pero antes de poder girar el picaporte, la voz del enfermero, que ahora era igual a la voz de Julián me detuve.

¿Julián, eres tú?

Pregunté con la voz rota y los ojos apunto de llorar.

Que bonito cabello tienes Jessica.

Dijo aquella voz que podía pertenecer a Julián. ¿Pero a qué se refiere con cabello? Tantee mi cabeza, y volví a sentir mi precioso cabello lacio y pelirrojo. En ese momento me dí la vuelta y miré a Julián más alto que de costumbre y pálido pero era él, no había duda. Al darme la vuelta, escuché un ruido blanco y fulminante, provenía de mi monitor cardíaco, el cual solo mostraba una línea horizontal y ceros.

Julián empezó a crecer más y su cara se iba desvaneciendo, hasta quedar en un oscuro vacío, aquella figura usaba una túnica negra y su pecho y manos eran un puro esqueleto, sostenía una hoz en la cual descansaba Perséphone.

Mi nombre es Hades, ellas son Moira y Perséphone, estoy aquí para acompañarte en tu viaje.

¿Cuál viaje?

Pregunté sin entender nada, todo era tan confuso.

Tu vida a terminado Jessica, debemos irnos, será un largo viaje.

El Dilema De JuliánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora