Escapando

Capitulo 2

Capitulo dos

Pasó una semana y todo siguió con toda la normalidad posible, me encontré con Cara en la escuela y la invité un día a mi casa. Pasó el fin de semana muy tranquilo, al parecer no será tan terrible como pensamos que sería este cambio de gobierno.

*****

Mi padre llama a casa, fue a visitar a su madre, Ángela, mi abuela, solo que ella no nos considera sus nietos.

-Hola cielo, dile a Katherine que llegaré a las ocho menos diez, Abigail quiere que la lleve a su casa- Abigail es hermana de papá.

-Okey papá. No te demores.

-No, tranquila. Llegaré a tiempo.

Cuando cuelga veo a mama bajando las escaleras.

-¿Era tu padre?- pregunta, siempre sabe quién está al teléfono.

-Sí, dice que llegará cinco minutos antes del toque de queda. Abigail quería que la llevara a su casa.

-Hmm.-Es toda la respuesta de mamá. Tiene un mal presentimiento, y sé cuál es. Porque yo también lo tengo: papá no llegará.

Tomo un baño y salgo en una toalla a mi pieza. Busco mi sudadera gris favorita, tiene unas palabras en negro: TEME SOLO A DIOS. Estoy por ponerme el pantalón del pijama negro cuando por alguna extraña razón decido que usaré los jeans negros y botas a juego de cuero. Cuando bajo la cena está lista, son las siete y cuarenta y cinco. Mamá no esconde su preocupación, está de pie en la ventana esperando.

Mikel está sentado frente al ordenador jugando; me acerco a mamá y le susurro al oído un "llegará", soplo su oreja derecha y salgo corriendo, trepando por las escaleras, escucho su trote tras de mí. Entro a toda pastilla en su cuarto y entro de un lado del vestidor y espero.

-Hey chiquilla, no debes cansar a la gente vieja...

Sonido de ruedas. Salgo de mi escondite y corro hacia la puerta. Mamá ya lo está regañando a papá.

-Henry Morgan ¿en qué diablos pensabas que te fuiste hasta lo de Abigail? Podrían haberte atrapado y...- tira los brazos sobre mi padre y lo abraza.

-Está bien, tranquila. Lo siento. No lo volveré a hacer -se disculpa mi padre-. Por cierto Margot: Ángela te envía saludos.

-Gracias -murmullo, pero solo por mi padre.

*****

Son las dos de la madrugada y no puedo conciliar el sueño. Solo pienso en lo que hablaba mi abuelo de su época, cuando también regían los militares: desapariciones misteriosas, robo de bebés, matanzas...

No. Eso no pasará.

Cerca de las tres de la mañana siento el sonido de pasos que chocan contra el asfalto. Ya que estoy segura de que esta noche no dormiré me levanto y corro apenas la cortina de mi ventana para ver hacia afuera. Pego un salto: militares. Están llamando en la casa del frente, en la casa de al lado se sienten ruidos. Abro la puerta de mi habitación junto con mi madre que la abre del otro lado.

-Oye cariño. Vístete. Tu padre y los atenderemos. Si sucede algo huye con Mikel. Hay dos "mochilas de escape" en el escondite.

-Pero mamá yo...

-Te quiero a ti y a tu hermano más que nada en el mundo. Hazme caso ahora.

Cierra la puerta. Respiro profundo paracalmarme y me pongo los jeans negros que me quité anoche y las botas. Llevo untop negro, me lo estoy a punto de quitar cuando siento un golpeteo en la puerta.

Saco del perchero mi campera negra con capucha, se me verá menos en la oscuridad. Más golpeteos.

-Un momento -la voz de mi padre.

Agarro el cuchillo que hay sobre mi mesa de noche y abro la puerta. La salida oculta está en la habitación de Mikel, detrás de un cuadro de su equipo de futbol hay una escalera de mano que llega a un pasillo secreto en la planta baja, que a su vez está conectado a la cocina. Hemos construido todo esto hace dos años, cuando comenzaron los problemas, lo veía absurdo en ese tiempo. Ahora no. Mientras me escabullo dentro del cuarto de Mikel escondo el cuchillo en bolsillo especial para este. Él está con unos audífonos que el mismo diseñó, que captan la conversación en la sala donde hay un micrófono escondido en la lámpara del techo.

Me ofrece uno de los audífonos y lo tomo.

-Nombres completos -ordena la voz de un hombre.

-Henry y Katherine Morgan -responde mi padre. Se siente ruidos de abrir y cerrar puertas y cajones.

-¿Tienen hijos?

-Dos -esta vez es mi madre la que contesta.

Un momento de silencio. Entonces...

-¡James ven aquí! -Esta voz es distinta- Mira, son religiosos y son...

-Son de los "raros fanáticos" -termina la fase el aludido.- Llévalos, nos darán información... Espera -se oyen pasos-. ¿Dónde están tus hijos?

-No te diré -responde firme mi madre.

-¿No? Mira tú...

Siento el alarido de mi madre. Se me hiela la sangre.

-¡NO LA TOQUES!

Un golpe. Un gemido de dolor. Algo pesado cayendo al suelo. Mi madre gritando y gritando. Entonces dice en voz fuerte y clara: ¡VAYANSE! ¡VAYANSE!...

Comprendo el mensaje. Mi madre nos grita a nosotros, no a los militares. Mikel también lo entiende, porque arranca los audífonos de mis oídos y los guarda en el bolsillo interior de su chaqueta. No lleva camisa debajo, en cambio tiene un extraño arnés, que luego entiendo, es para guardar la computadora.

Corro hacia la pared, deslizo el cuadro-panel y comienzo a bajar. Mikel me sigue. Es más alto que yo aunque es dos años menor. Llego al suelo y empiezo a dirigirme a la salida cuando Mikel toca mi hombro.

-Olvidé cerrar el panel -dice.

-¡Vuélvete! - le ordeno en un susurro casi inaudible.

Él está subiendo cuando desde arriba alguien da la alarma: "ESCAPAN, ESCAPAN".

��;���O