Capítulo 7

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Capítulo 7

Necesitamos otra camioneta, tres hombres de casi dos metros de alto y uno de ancho más dos chicas en un jeep no es buena idea. Menos teniendo en cuenta que entre ellos no hay lo que se dice, "buena química".

Peter es simpático y divertido, le levantó el ánimo a Cara que esta triste desde que nos encontramos con ella, y eso es decir mucho. Tiene una nariz larga con un puente estrecho y una gran sonrisa blanca.

Son casi las ocho de la noche y debemos conseguir un lugar donde dormir y un súper mercado para hacer algunas compras.

Mikel ha encontrado un motel a treinta kilómetros y un súper mercado unos kilómetros más adelante, y hacia allí nos dirigimos. Decidimos ir primero a hacer algunas compras, cuando llegamos al motel son las nueve y diez minutos.

Aparcamos en el estacionamiento y bajamos del jeep, estamos a tres metros de la entrada cuando un guardia da la vuelta en la esquina y nos ve.

-¡REBELDES! -grita, y en un instante estamos rodeados por guardias.

Retrocedo y mis hombros chocan con otros, estamos formando un círculo entre los cinco.

-¿Qué están haciendo a estas horas? -pregunta el guardia que dio la alarma.

-La camioneta se averió -miente Mikel.

-Están mintiendo -dice otro. Aprieto con fuerza la mano de Cara, en algún momento nos debimos tomar de las manos.- ¿Cómo se llaman?

-Me llamo Anthony Dashner y mi novia María Ashford, ellos son unos amigos del sur- la mentira sigue fluyendo de los labios de mi hermano. Pero algo me dice que no saldremos de esta.

Una mano roza mis dedos, entonces algo cilíndrico y frio, del tamaño de mi mano cae en mi palma. Es Peter. Y parece ser una linterna lo que acaba de darme... ¿para qué rayos necesito una linterna?

-Defiéndete apretando el botón circular. Y usa la luz para cegarlos. -Una voz firme pero a la vez dulce me dice muy bajito al oído. Asiento.

A Cara ya le caen lágrimas por sus mejillas. Paso un brazo por su espalda y aprieto su brazo, diciéndole que todo saldrá bien, aunque yo no lo crea.

Miro fijo al guardia que esta frente a mí, es diez centímetros más alto que yo seguro.

-¿Y de dónde vienen? -Oh mi Dios, más y más preguntas En una de estas nos pegamos el chivatazo y... adiós camita suave.

-¿Es ciego? Venimos del supermercado -es Tobias quien responde y me gustaría darle una bofetada. Levanta las bolsas bruscamente en el aire.

El guardia entrecierra los ojos, como si buscase algo oculto. Espero a que insulte a Tobias por haberlo desafiado, o que saque su arma, en cambio dice:

-Tú no eres de aquí, eres extranjero. Pero... ¿de dónde?

Rezo por que diga cualquier cosa excepto...

-Inglaterra.

-Que interesante... ¿Y ustedes? ¿También vienen con él? -el guardia empieza a caminar en círculos mirándonos fijamente. Ninguno responde.

Mira primero a Cara, se fija es su ropa sucia y desgastada, entonces alumbra mi rostro con una potente linterna. Cierro los ojos, pero inmediatamente vuelvo a abrirlos, si no veo quedo más vulnerable de lo que estoy. Está bajando la linterna cuando una voz detrás del guardia que me alumbra grita:

-¡Señor! ¿No es la joven hija de rebeldes?

-¿Cómo te apellidas jovencita? -la voz del primer guardia suena amigable pero sé que es fingida.

-Ashford -respondo sin dudarlo.- Ya se lo había dicho.

Quiero morder mi lengua antes de decir las últimas palabras pero salen escupidas. Me causa repulsión saber que quizá fue el quien secuestro a mis padres. El hombre acerca su rostro a mí, puedo sentir su mal aliento.

-No mientas niñata malcriada.

Algo o alguien golpea la nuca del guardia, busco el botón pequeño circular en mi linterna, pongo el lado opuesto a mí de la linterna en el pecho del hombre y pulso el botón. Se sacude y cae.

Cara da un grito asustada.

-¿Qué es? -pregunto horrorizada, no quiero volver a matar a alguien.

-Tranquila -Peter sonríe y agrega- le acabas de dar un golpe de corriente, es solo una picana.

-Okey. Emm... -no sé qué es lo que intento decir.

-Ve a buscar el jeep, y defiende a tu amiga. Serás el conductor.

No espero a que me dé más instrucciones, agarro la mano de Cara y corremos hacia el garaje del motel. No hacemos más de diez metros cuando alguien tira de mi hombro y me tambaleo: es el guardia joven que estaba frente a mí.

-¡Corre! -digo a Cara.

Estoy de rodillas en el suelo, intento pararme cuando pinchazos en toda mi cabeza hace que grite.

-¡Maldita traidora! -el guardia aferra mi cabello y aunque estoy de pie mi cabeza está hacia atrás.

Un golpe estalla en mi mejilla, y luego otro. Yo puedo defenderme.

Tengo un arma... Peter me la dio... Estaba en mi bolsillo...

Eso es. La picana. Grito y me retuerzo para distraer al guardia y saco el aparato de mi bolsillo. Pero entonces caigo al suelo otra vez. Golpeo contra el asfalto, pinchazos de dolor pasan por mi pómulo y la sien. Trato de pedir ayuda, pero no encuentro las palabras.

Cara.

No puedo dejarla sola. Me levanto con fuerzas con las que no sabía que contaba y me pongo de pie. Veo que Tobias viene corriendo con Peter y Mikel; me doy la vuelta y lo que veo me hiela la sangre:

Sangre corre desde el cuello de Cara, donde el guardia presiona con un cuchillo.

G2?

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