Capítulo 5

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Capitulo cinco

-Toma esa. Sabía que te había visto en algún lado.

Me mira extrañado.

-Pues yo nunca te había visto -dice y da un trago a la bebida.

-Por supuesto que no lo hiciste -escupe mi hermano. Está molesto-. Te vio por la televisión.

Tobias asiente y toma otro sorbo. Debo conseguirle comida.

Me levanto, arreglo un poco mi cabello frente a un espejo y voy hasta el restaurante del motel. Cuando llego la camarera me mira extrañada, ya hemos comido.

-Oh, lo siento, pero es que mi er...novio quedó con hambre -casi olvido que nos hemos hecho para por pareja con Mikel-, hace tanto ejercicio que con una porción no le alcanza -miento con una sonrisa. Pero algo en la idea de pedir comida para un novio y llevársela a Tobias me pone nerviosa y a la vez eufórica

-Claro, está bien. El mío es igual -sonríe mientras prepara una hamburguesa completa, y pone las papas fritas a un lado en la bandeja.

-Gracias -digo. Pago, subo las escaleras y entro al cuarto.

Mikel está apuntando a Tobias con su pistola. Dejo la comida sobre una silla y me coloco entre los dos, Tobias baja las manos.

-¡Oye niñato! Déjate de tonterías. ¿No ves cómo está?

-Pero el...

-¿Qué? ¿Qué te hizo? -pregunto enfadada, Mikel tiene la tendencia a ser un buscapleitos.

-Dijo que eras bonita.

-¿Y? -trato de demostrar indiferencia- Tu hermana es bonita. Y "esto" -digo quitándole el arma- es para esos malditos militares.

Se vuelve enojado y se sienta al otro extremo de la habitación con su computadora. No me interesan sus berrinches ahora. Tobias no ha dicho ni una palabra. ¿El de verdad dijo que yo era bonita? Le entrego la bandeja repleta de comida y otra lata de refresco.

-"Gagia" -dice con la boca llena. Le sonrío. Lo observo mientras come, parece un niño recibiendo cuidados de un mayor. Come tan rápido que en cinco minutos ha limpiado toda la bandeja.

-Whoa -digo mientras retiro su bandeja-. Tomate un baño. Estás que apestas.

Me mira frunciendo el ceño, como si estuviera decidiendo si es o no un insulto.

-No es un insulto -agrego-. Estuviste en el bosque, es lógico.

Asiente y entra al baño. Rebusco en la ropa de Mikel y saco una de sus camisetas y un pantalón, también un bóxer nuevo.

-¿Qué crees que haces?

-Tú tienes dos de cada uno -respondo-. Tranquilo, no morirás. ¿Se los llevas? -digo extendiendo la ropa a Mikel.

-No -dice, destiende la cama merma la temperatura del aire acondicionado un par de grados y se acuesta.

Muy amable de su parte. Espero hasta que le ruido de agua cayendo cese y golpeo la puerta del baño.

-¿Puedo pasar? Te traigo ropa.

-"Aspera" un momento -dice, unos segundos más tarde agrega-. Pasa.

Entro y lo veo: está cubierto por solo una toalla, su torso al desnudo. Quedo sin aliento. Todos sus músculos formados y bien trabajados, agua cayendo por su pecho. Veo dos líneas negras de tinta en su cuello.

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