Capítulo 12

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CAPÍTULO 12

Rodeo la camioneta y encuentro a Tobias con un aparato en la mano.

-Es un rastreador -dice-. Ya saben que desobedecimos. Lo único que podemos hacer es desviarlos...

-Poniéndolo en otro auto -sugiero.

Piensa por un momento y luego hace señas para que lo acompañe.

-¿Explota? -le pregunta a Leonard.

Leonard entrecierra los ojos y se nota que si pudiese, golpearía a Tobias.

-No -responde.

El rostro de Tobias cambia en un instante y ahora sonríe. Sube a la camioneta y yo lo imito.

-Iba a dejarlo en el campo, en medio de la nada. Pero sería una pista porque...

-Tendrían un indicio de hacia dónde nos dirigimos -completo la línea de pensamientos de Tobias-. Pero...

Me mira sonríe y asiente.

-Pero como no explota, tu sugerencia sirve. Nos seguirán "rastreando" pero no será a nosotros a los que intercepten.

Le concederé a Leonard que Tobias es muy astuto.

*****

Llegamos a una gasolinera y nos bajamos los tres. Son las once de la noche. Llevo puesta la chaqueta de Tobias que cubre hasta mis muslos y esconde las armas.

Hay una pareja de unos cuarenta años cargando gasolina también. Genial.

Me acerco a ellos junto con Leonard.

-Disculpe señora, ¿podría ayudarme? -digo con la voz más dulce alguna vez oída de mí.

La pobre pareja al ver a Leonard sale inmediatamente del auto. Hasta ahora el plan marcha bien.

-¡Oh Dios! ¿Qué le pasó? -preguntan abriendo grande los ojos.

El sangrado había parado a los pocos minutos después de que Tobias acomodara la nariz, pero tuvo que volver a sangrar.

-Lo golpeé sin querer -digo y trato de ruborizarme.

-Ay niña. Le debiste dar muy duro.

Veo a Tobias acercarse por detrás de ellos así que sigo hablando.

-Jugábamos al tenis. Es bastante malo -Tobias se agacha detrás del auto y entonces sale y levanta un pulgar-. No tenemos nada para curarlo y parar la hemorragia... ¿Ustedes tienen?

-Si -responde la señora y se da la vuelta para abrir el baúl del vehículo.

En ese momento Tobias aparece y saluda a la pareja.

-¿Son hermanos? -pregunta el señor mientras su esposa rebusca en un bolso.

-Adoptivos -respondo y sonrío-. Por eso no nos parecemos.

En ese momento vuelve la señora y empieza a curar a Leonard. Mientras, nosotros conversamos con un ahora incomodo hombre, que nos pregunta por nuestros padres.

-Están en Rusia, vuelven en tres semanas -soy la vocera de nuestro grupo. No quiero que Tobias hable debido a su acento americano.

Mis manos están sudando de los nervios. Tobias mordisquea una de sus uñas. Es nervioso o la ansiedad hace que se estrese. Sea lo que sea, casi no lo demuestra.

Nos cuesta despedirnos de la pareja pues quieren llevar a Leonard a un hospital.

Veinte minutos después logro establecer la conexión con Mikel. Ahora mediante el programa GPS de Mikel y el chip que hay en el módem puedo ver dónde están.

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