Capítulo 1

73 5 2
                                    

Una semana y media antes.

Es un día normal, un fin de semana en que estoy simplemente descansando en mi hogar junto a mi familia. Mis padres están trabajando en el jardín, mientras mis hermanas juegan por los alrededores. Estudio, juego con los cachorros, descanso y sobre todo flojeo por la semana agotadora que tuve. Era un Sábado familiar, otro más a la lista, solo que no era otro más, en realidad.

Mi padre te ve con la pata recogida y te encierra en el canil pensando que te la has fracturado por ir a cazar un conejo, de esos que tanto te fascinan cazar ya que se han apoderado de un sector de la casa. Vio como te golpeaste, pero no lloraste ni se te vio herido en ese instante así que suponíamos que no era nada grave. Pero nos equivocamos, de un minuto a otro se te empezó a dormir la cola, las patas traseras y las delanteras, hasta quedar completamente paralizado en un instante.

Nose por qué, pero no reaccione, no lo asimilaba. Durante el día te llevaron al veterinario, ese que te conoce desde siempre pero que ahora no podía hacer mucho por ti, no al menos en ese instante. Cuando volviste estabas un poco mejor, aunque eso es discutible. Estabas paralizado desde la cintura hacia abajo, no se te veía físicamente mal, solo que no te podías levantar pero continuabas con esa sonrisa de cachorro de dos años y tanto, esa que en realidad todos los perros tienen cuando están con sus amos.

Y fue cuando mi abuela vino a verte y dijo "Me da tanta pena verlo así. Pensar que es un perro tan grande e imponente, pero que ahora está en estas condiciones...", que caí en la cuenta de lo que esto  implicada, de lo que te estaba pasando. Que tal vez ya no te vería ver correr más, no podría lanzarte los palos para que fueras por ellos y no me los trajeras, no te vería hacer saltos intrépidos tratando de comer una abeja que siempre te gustaron, no te vería hacer ninguna de esas cosas ni muchas más.

Fue una angustia tremenda, llore en silencio y trate de ser fuerte, porque todavía no sabíamos que te sucedía, necesitábamos hacerte radiografías para poder tener un diagnóstico y poder ayudarte, porque eres parte de nuestra familia. No te íbamos a dejar sin hacer todo lo posible, no lo hicimos antes y no lo haremos ahora.

Pero te veías bien, todavía estabas feliz y tranquilo.

Henry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora