Setenta días después.
Creo en las señales, aquellas que son sutiles y que nos llegan cuando posiblemente más las necesitamos.
Sonara ridículo lo que te contare, es mi pequeño secreto en realidad, pero hay veces en que cuando estoy angustiada sobre algún examen, rezo. No le pido explícitamente que me ayude a tener una buena nota, sino que le pido fuerza y sabiduría, que me ilumine y me acompañe.
Por lo regular lo suelo hacer en aquellos en que realidad necesito de su compañía y pese a que sé que muy probablemente no siempre se "cumple esta petición", me genera paz, me hace no sentirme sola cuando me enfrento a situaciones importantes.
Hace unos cuantos días rendí un examen en que yo salí de la sala con la sensación de haberme echado el ramo, no importaba cuanto hubiese estudiado y esforzado por ello, porque la nota reprobatoria para esa evaluación era tal que sabía que muy posiblemente no la obtendría, termine desecha cuando me fui hacia mi casa. Por lo tanto, en el momento en que me llego el mensaje de una amiga avisándome (luego de dos semanas de dar el examen) que las notas estaban ya en el sistema, me apresure a buscar la mía impacientemente. No importaba si estaba recién salida de la ducha con el cabello empapado y con solo una toalla cubriendo mi pequeño cuerpo, yo corrí por la casa saltando y gritando efusivamente "¡Pase el ramo, Dios existe. Mis suplicas fueron escuchadas!", estábamos a punto de salir asi que mi madre se alegraba por mi y al mismo tiempo me reprendia para que me apurase, pero nada de eso me importaba, yo había logrado pasar el ramo más incomprensible de ese semestre.
Esa para mi, fue la primera señal que sentí.
La segunda sucedió dos días después del acontecimiento. Estaba acompañando a mi familia al paseo de curso de una de mis hermanas ya que asi despues tendría aventon al carrete de un amigo en la noche.
Durante el almuerzo nos toco sentarnos junto a la señora de la casa y a su hija mayor, charlábamos tranquilamente hasta que surgio el tema en que ella contaba que trabajaba como productora de eventos, y fue una pequeña e inofensiva pregunta la que cambio toda la conversación y el ambiente.
"¿Cómo comenzó a trabajar en eso?", fue la pregunta que le realice, esperando cualquier tipo de respuesta, menos la que me dio. Nos comenzo relatando que hace mucho tiempo ellos como familia creían bastante en las cosas espirituales como tarot, chakras y ese tipo de cosas, pero que pese a ello nunca habían tenido algún tipo de relación cercana a Dios.
Un día, escucho el grito de su hija de cinco años pidiendo auxilio, gritando desesperadamente por alguien que la pudiese ayudar. Salieron corriendo por ella hasta el patio de la casa lo más rápido que pudieron pero lo que vieron les quito el aliento. En medio de la piscina estaba su hijo de apenas dos años, boca abajo flotando sin ningún movimiento alguno. Su marido se lanzó a rescatarlo pero no respiraba, su piel estaba fría y dura mientras comenzaba a cambiar de color, estaba prácticamente muerto. Ella grito, grito como nunca antes lo había hecho en toda su vida, el dolor que sentía por tener frente a ella el cuerpo de su hijo sin vida la estaba matando por dentro, estaba experimentando un dolor ajeno a la existencia misma, un dolor tan grande que nunca pensó en poder llegar a sentir. Su marido grito al cielo "¡Por favor, si hay alguien allá arriba, por favor sálvalo!" y fue así como de repente él siente que algo se apodera de su cuerpo y comienza a practicarle unas maniobras perfectas de resucitación, estuvo el tiempo necesario hasta que de un segundo a otro el niño respiro. Llamaron a la Clínica y enviaron un helicóptero por ellos.
Pasaron horas y días en que los médicos cuidaban y realizaban incontable pruebas para averiguar en que condiciones se encontraba el niño, ya había pasado lo peor que pudo haber sucedido pero ahora quedaba saber qué tipo de secuelas podría tener. El medico les cuenta que en los libros de medicina se explica que cuando un niño se ahoga, queda inconsciente, está prácticamente muerto y no tiene ningún tipo de secuela, es un milagro.
Con mi padre quedamos con la piel de gallina, no había ninguna palabra que pudiese expresar lo que estaba pensando en ese instante porque es inimaginable pensar que alguien pudiese vivir aquella situación atroz, como alguien puede soportar una tragedia tan grande y que esta se convierta en un milagro en el momento menos pensado. No existen las palabras que le puedas entregar a una persona que paso por esto.
No eran muchas las cosas que me pasaban por la mente luego de escuchar ese relato, menos las palabras que podría entregar a una persona que vivió el mismo infierno por lo que para ella fue una eternidad, sencillamente no hay palabras que entregar. Pero habían dos cosas que me pasan claramente por la mente, una era el hecho de cómo una persona es capaz de contar algo extremadamente personal a un extraño de un momento a otro y por otro lado me preguntaba qué relación tenía mi pregunta con la respuesta que nos entregó.
Seguramente ella noto mi rostro por lo cual continuo explicándonos que luego de ese acontecimiento ella dejo de trabajar y se dedicó completamente a su familia, a sus hijos. Años más tarde se presentó esta oportunidad por casualidades de la vida y termino siendo su propia jefa como productora de eventos.
No te mentiré Henry, yo creo en realidad que lo que nos contaron fue un milagro porque no le veo otra explicación a aquello y puede que tampoco la necesite.
Asíque fueron esas dos señales, por así decirles, las que me hicieron volver asentir ese pequeño clic dentro de mí,el sentir que hay algo allá arriba vigilando por nosotros.

ESTÁS LEYENDO
Henry.
DiversosTe escribiré todo lo que sucedió antes y lo que sucedió después, como un testimonio de lo que generaste, de lo que dejaste y lo que cambiaste en mí. Quiero que esto trascienda, que no solo permanezca en mi memoria, que cuando el paso de los años se...