Capítulo 6

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Día cero.

Por lo regular la gente suele utilizar los días feriados para salir, divertirse, desconectarse de la semana. En cambio, yo lo tengo que usar para estudiar, así que como todos los lunes me levanto temprano y me alisto para iniciar un maratón de Cálculo.

Alrededor del medio día salgo de mi pieza por un vaso de jugo y noto que mis padres te están haciendo aquella silla de rueda que les había mencionado  ayer. Es un carro de feria modificado con tubos plásticos y toallas, claramente es de diseño dudoso así que lo prueban antes en el Rex. Según ellos parece funcionar, o algo así, por lo cual prueban el prototipo en ti.

No, no funciona en absoluto, llega a ser un chiste porque claramente esa cosa no sirve para nada. Pero como mis padres ahora son "expertos" en construcción con madera planean hacerte un prototipo similar con ello.

Este prototipo versión 2.0 queda estéticamente mucho mejor, aunque es el triple de pesado, te permite estar de pie. No lograste caminar con el, ni desplazarte o algo parecido, así que luego del análisis de ingeniería se procedió a cortar unos palos por aquí y por allá.

Ya nos estábamos preocupando, mientras mi padre cortaba mi madre llamaba al veterinario para saber cuándo podía venir a verte.

El prototipo 3.0 tampoco funciono, no te permitía moverte, desplazarte ni nada por el estilo. Pero le diste de todas formas una función, hiciste caquita por primera vez sin mancharte.

Cuando el veterinario vino a verte lo hiso con su pareja, en ese instante no estaba contigo pero vi como ellos fueron hacia ti desde mi ventana mientras continuaba estudiando. No se cuanto minutos pasaron exactamente, pero en un momento se abrió la puerta de mi habitación y mi mamá aparece con los ojos rojos y la voz cortada diciendo "ven a despedirte". Yo la quedo mirando mientras mis ojos se comienzan a nublar y ella continua "No puedo dejar que siga sufriendo, no le podemos dar una semana más en estas condiciones para ver si mejora porque lo más probable es que ya no lo vaya a hacer".

Solamente asentí con la cabeza y trate de componerme para ir a verte, para poder estar contigo.

Cuando estuve afuera te vi acostado y con cada paso que cada mis ojos más se nublaban pero fue en el momento en que me senté y te acaricie cuando comencé a llorar, llore como muy pocas veces lo he hecho. Me aferre a tu lomo y enterré mi cabeza en el. Dolía tanto Henry, lloraba desconsoladamente frente a ti y a mi familia pero no me importaba, solo sentía dolor, no quería que te fueras pero era lo correcto, no podíamos prologar más tu dolor, estabas completamente lastimado, no era solamente que no pudieras caminar, te estabas deshaciendo frente a nuestros ojos, te estábamos perdiendo con el paso de los días.

En un instante llego mi papá llorando y se acostó junto a ti y te decía que todo estaría bien, que nunca te irías, que estábamos para ti.

Quería decirte tantas cosas, pero no podía, las palabras simplemente no querían salir de mi boca, así que solo te decía que todo estaría bien, que ya todo mejoraría pronto.

Y no me despegue en ningún instante de tu lado, no podía. Volvieron los veterinarios y te empezaron a preparar ahí mismo. Ya estabas sedado y comenzabas a estas cada vez más inconsciente, mi madre no quería que yo viera eso, decía que era una imagen demasiado potente pero quería de todas formas estar contigo, no quería que estuvieras solo.

Te inyectaron y comenzaste a quedar dormido, te empezaste a ir. Te acaricia la patita delantera mientras todo esto pasaba, pero ya no lloraba porque quería ser fuerte por ti, quería darte tranquilidad. Te amaba tanto que en ese instante te estaba dejando ir, quería que volvieras a estar bien sin importar dónde. Y cerraste los ojos, tu corazón dejo de latir y dijeron que ya había acabado, tu cuerpo todavía estaba ahí, estaba caliente pero ya no eras tú, ya no era mi Henry el que estaba en el pasto.

Volví a la habitación, ya no lloraba, ya te había perdido. Me quede bastante tiempo sobre mi cama mirando el techo, sin pensar ni sentir nada, sin asumir lo que había pasado.

En la tarde ayude a mis padres haciendo tazas para los arboles de la parcela, y mientras lo hacia ellos te enterraban al lado del Jack. Estuve un buen rato trabajando sola, pero lo hacía por inercia, solo lo estaba haciendo. Cuando voltee la vista me di cuenta que mis padres se estaban abrazando y llorando cuando terminaron de enterrarte, mi madre se acercó y me pregunto si me quería ir a despedir de ti pero no fui, para mi yo ya lo había hecho cuando estaba aferrada a ti acariciándote la pata, para mi esa fue nuestra despedida.

Y así, en el transcurso de la tarde, mientras continuábamos trabajamos, nos imaginamos cómo estarías allá arriba con el Jack. Cómo seguramente estarías molestándolo y haciéndolo enojar. Estábamos recordando lo mejor de ti, lo perfecto que eras.

Durante el resto del día estuve bien, dentro de lo posible, continúe como si eso no hubiese en realidad ocurrido, y en ocasiones me decía a mí misma que era solo un sueño, que era una maldita broma todo esto. Y fue en la tina, mientras el agua cubría mi cuerpo que volví a llorar, con tanto dolor como antes. Me tapaba la boca para no hacer ruido porque era ya media noche, el agua cubría las lágrimas que se escapaban libremente sin temor alguno de ser vistas por alguien. Susurraba una y otra vez "¿Por qué?", no entendía por qué te tuvo que haber pasado eso, por qué te tuviste que ir tan joven, por qué no pudiste estar más tiempo con nosotros. No lo entendía y miraba el techo buscando a Dios, preguntándole por qué lo había hecho, pero no tuve respuesta, solo dolor.

Esanoche no encontré la respuesta.    

Henry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora