CAPÍTULO 5:
Punto de vista tuyo:
Simplemente me quedé parada en el medio del salón donde Justin Bieber me había dejado. El corazón me latía a mil por hora. No podía creer lo que había sucedido. Él… me había pedido mi nombre. ¿Era eso posible? Me había dicho linda. Me ruboricé al instante, más de lo que ya estaba.
Quise abandonar mis pensamientos, pero estos no dejaban de llegar. Es decir… me había sacado una foto con él, y este había hecho tiempo para entablar conversación conmigo, aunque debo admitir que con mis nervios a flor de piel, mucho no pude hablar.
Parpadeé, saliendo de todo lo que ocupaba mi mente, para caer en algo nuevo: Justin Bieber me había invitado a un club. Que estaba cerca del estadio.
Me pregunté a mi misma si estaba en un sueño, ya que, esto no le sucedía a chicas como yo. Chicas normales, sin nada de fama, ni extremado dinero. Me tuve que convencer de que lo que Justin Bieber me había dicho, era una simple broma. No podía ser real… ¿O acaso sí? Yo quería creer que sí, que me había invitado a reunirme con él en un club, junto a su Team. Otra vez, mi corazón latió aceleradísimo, más de lo que ya estaba.
Miré hacia mis costados, y a ambos lados había puertas enormes, de madera barnizada. Decidí aventurarme por la salida izquierda, por la misma que entré. Caminé hasta allí, tiré de la puerta y está se abrió con un poco de dificultad. Afuera, había dos guardias de seguridad. Al verlos, me intimidé enseguida, pero luego me relajé, ya que no posaron ni sus ojos en mí. Me dejaron pasar, como si fuera invisible.
Empecé a caminar, alejándome del salón del M&G y de los guardias. Hice lo posible por concentrarme hacia donde debería ir, pero no pude. A los tres minutos, ya estaba perdida. Comencé a desesperarme, estaba sola en medio de un pasillo larguísimo que parecía interminable. Dejé de mover mis pies para avanzar, y me quedé quieta, parada.
Para mi suerte, a los treinta segundos, pasó una señora, de cabello morocho liso. Me miró raro, pero siguió de largo. Ella era mi salvación para salir de este laberinto.
-Eh…¿Señora?- Ella se dio la vuelta, frenando su apresurado paso, con el objetivo de escucharme. Movió la cabeza, impacientemente, mientras hacía un gesto con sus manos, incentivándome a hablar.
-Yo…este…me perdí. Salí del Meet&Greet, y me perdí.- Abrió su boca para decir algo, pero la interrumpí- Lo sé, debe pensar que soy medio torpe, porque en vez de buscar una salida, lo único que hice fue quedarme acá, parada, sin hacer nada más que desesperarme. Debo admitir que esa no fue mi intención, porque…- Mi acelerado relato fue interrumpido por la mujer.
-Ya, ya, calla niña. Yo te voy a indicar como salir. No pasa nada, tranquila.
-Sí, gracias, en serio. Mil gracias, porque usted no sabe…- Empecé a hablar rápido otra vez. La morocha me miró con cara de fastidio, por lo que agregué- Mejor me callo.
Me dio las prometidas indicaciones, y finalmente, logré salir del laberinto de paredes y pasillos enormes. Caminé hasta encontrar a la misma mujer del principio, la que me había hecho ir al M&G primero. No la encontré, y aceleré mi paso hasta llegar yo misma a la fila 4. Era todo un bullicio, y a mí alrededor, lo único que veía era chicas y más chicas con sus cachetes y frentes pintadas, llorando, riendo, sonriendo…en fin, muy emocionadas. Hice una mueca, sentía que este no era mi lugar… yo no pertenecía a este fandom…De hecho, ahora que lo pensaba, no pertenecía a ninguno. Volví a ojear mi alrededor. Vi uno que otro padre, sentado en sus respectivas sillas, con caras serias o de aburrimiento, mientras sus hijas gritaban emocionadas. Logré ver a un padre, sentado en la fila número 6, con tapones en sus oídos. Me causó mucha gracia, porque era como la oveja negra del rebaño. Se encontraba él solo junto a unas 10 niñas que lo único que hacían era llorar de la alegría.
Me ubiqué en mi asiento, justo al tiempo que empezaba el reloj de la cuenta regresiva. Escuché como el estadio estallaba en gritos, y pequeñas luces de colores se agitaban de un lado a otro del escenario. Cuando quedaron diez segundos, debo admitir que hasta yo estaba gritando para ese entonces. Se escuchaba de fondo la cuenta que hacían las fans.
-Siete…seis…cinco…cuatro…tres…dos…uno...- Y saltó Justin Bieber al escenario. Se veía increíble con el vestuario blanco que llevaba puesto. Bailó y cantó a todo pulmón la primera canción. Se movía realmente bien. Sin darme cuenta, acabé por cantar todas las canciones yo también.
Así pasó el tiempo, cada tanto, yo paraba de cantar y moverme, porque pensaba que parecía una loca, pero luego descartaba esa idea, al ver hacer lo mismo a las otras chicas.
Justo me encontraba moviéndome al ritmo de la música, como todo el estadio, cuando sentí como una mano se posaba sobre mi hombro. Me asusté, y giré rápidamente, para luego chocarme con una mujer.
-Oh, mil perdones señora. Me asusté. Perdón, no quise golpearla.
-Nono, por favor, ____. Estoy perfectamente- Gritó por arriba del ruido de la canción que sonaba en ese momento, Out Of Town Girl. Me quedé asombrada, ¿Cómo sabía mi nombre? ¿Quién era ella?
-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién sos?- Le espeté, asustada.
-Tranquila, mi nombre es Allison. Justin me lo dio.
-¿EH?
-Decía que Justin me dijo tu nombre. De todas formas, esa no es la cuestión. Venía a preguntarte algo... verás… es obvio que debés saber el ritual que se hace en la canción One Less Lonely Girl.
-Oh, si… claro- Mentía, no sabía de qué estaba hablando aquella mujer. Di un paso atrás.
-Entonces, si sabés, tenés que saber que siempre se elige a una chica del público y…
-AH! Sisi, ya sé- La interrumpí de repente, recordando lo leído en una revista hace aproximadamente unos meses atrás. Se elegía a una muchacha del público, y Justin Bieber la hacía sentir especial, le entregaba una corona de flores, mientras le cantaba al oído y bailaba a su alrededor- Pero no entiendo…
-¡Ay! ____, ¿Querés ser la OLLG?- Inquirió, mirándome fijamente.
¿Era posible que algo así me sucediera a mí? Ya lo había conocido, me había hablado, y ahora…en este preciso momento, me elegían para ser la OLLG. Todo eso, y yo ni siquiera era Belieber.
Estuve dándole vueltas al asunto, hasta que formé una idea en mi mente. Supe que le iba a contestar a Allison.