¿QUÉ? ¿EN SU CASA? Casi salté de la silla, y el vaso de jugo de naranja fue disparado hacia el suelo. Se escuchó un gran estruendo, y volaron vidrios. Por suerte, como la silla era alta, muy alta para aclarar, no me hice daño.
-¡AY! _____, ¿ESTAS BIEN?- Claro, ya tenía a Justin Bieber arriba mío, agarrándome de los brazos, y examinándome para ver si tenía algún corte o algo parecido.
-Justin, Justin, estoy perfectamente.- Contesté sacándomelo de encima. Me miró extrañado, y yo me bajé de la silla, dispuesta a limpiar el desastre ocasionado. Empecé a girar en círculos, lentamente, mirando toda la cocina, buscando un trapo y una escoba para barrer los restos del vaso.
Mi acompañante solo se limitó a mirarme.
-_____, ¿Qué se supone que hacés?- Implicó riéndose.
-Buscando algo para limpiar mi desastre, ¿Qué crees?
-No hace falta, llamaré a Becca, mi mucama, que ella ayudará a limpiar esto.- Resaltó la última palabra mientras miraba hacia sus pies, donde se encontraba todo el jugo desparramado.
-Pero…
-Ya, déjalo. ¡BECCA!- Gritó a todo pulmón Justin. Personalmente, no me gustó como la trató, como si…como si fuera una cosa. Hice un gesto de repulsión.
-¿Si Sr. Bieber?
-Por favor, ¿Puedes limpiar este desastre?- Le preguntó amablemente, sorprendiéndome.- Y…____, lleva tu café con leche hacia el living, vayamos a hablar allí más tranquilos, ¿no te parece?
Asentí levemente, e hice lo que me pidió. En el momento que estaba recogiendo el café, con un poco de dificultad, vi cómo me evaluaba atentamente Becca, con la mirada. Levanté mi vista, y le dediqué una sonrisa que demostraba amistad. Me correspondió con otra, y salí de la cocina.
Justin me esperaba sentado en el sillón que yo previamente había usado de cama.
Llegué y me senté a su lado, con la taza de café humeante en mis manos. Tomé un sorbo, antes de hablar.
-Bueno, a ver…supongo que esta es la situación más normal que voy a vivir en toda mi vida…-Solté una carcajada al notar todo lo anormal de la situación.- Es decir, conozco a un sexy canadiense que…- Oh, un momento, no acabo de decir eso…Mierda. Mis cachetes ya empezaron a tomar color…Opté por mirar la pared de en frente, y no mirar a Justin.- Bueno, como decía…Conocí a un se…a un canadiense famoso, me saco una foto con él, me eligen OLLG, pero como una boba rechazo la oportunidad…luego voy al mismo bar donde se encuentra este famoso. Lo conozco, y charlamos, nos reimos, pasamos un gran rato. Me subo a su auto, para que me lleve a casa, me duermo…Y aparezco en la casa del sexy canadiense…EN VEZ DE EN LA MIA!.
Justin estalló en carcajadas.
-¿Con que soy sexy, eh? Bueno, _____, debo decirte que sos muy hermosa.
-Sigue inventando Bieber. Se te da bien.
-No invento…es la verdad.
-Sí, ya, claro. Como quieras…
-¡Mujeres! Se les hace un cumplido y lo toman mal. ¡Todo lo toman mal!
-¡Oh, claro que no es así!- Respondí ofendida con él, por haber insultado a mi género.
-Vamos, _____, sabes que es así.
-NO, NO LO ES.
-SIP
-NOP
-SI
-NO
-SISI
-NONO
-SIS
-NON
-SIPIDIPI
-NOPIDOPI… ¿Está bien dicho así?
Las risas no tardaron en llegar. Verdaderamente, este chico podía hacerte reír hasta en el peor momento. Me caía bien, bastante. A parte…bueno, es verdad, era sexy.
De a poco, nuestras risas cesaron, y aproveché el momento para hacerle la pregunta que estaba carcomiéndome el cerebro.
-Em…Justin… ¿Qué hago yo en tu casa?
-Ah, eso. Es simple, me pediste que te llevara a tu casa. Pero…bueno, ese es el punto, yo no tenía ni idea de donde era…a parte…estabas dormida y yo también. Cuando desperté estábamos ambos acá, en la puerta de mi casa.
-Oh, ahora todo tiene más lógica.
Me sonrió, mostrándome sus hermosos dientes blancos.
-Lamento molestar, pero debo volver a mi casa…yo…mis padres…
-Ya, no pasa nada. Yo te llevo.
-Muchas gracias.
Terminé mi café, mientras hablábamos sobre algunas incoherencias más. Al terminar, me coloqué mis zapatos, que, según Justin, me los había sacado él para acostarme más cómoda en el sillón.
Bieber buscó sus llaves, y nos pusimos en marcha hacia su Ferrari color blanco.
-Hmm, lindo auto.
-Lo sé- Dijo sonriente y adelantándose a mí, para abrirme la puerta del elegante coche.
Una vez los dos adentro, y con el motor encendido, Justin dijo:
-Y bien, copilota, ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Muy lejos, princesa?
-Eso depende, ¿En dónde exactamente nos encontramos?
-Estamos en Califronia, Calabasas. Calle Hechester, 162.
Respiré hondo.
-Empecemos porque es un largo viaje.
![](https://img.wattpad.com/cover/5657580-288-k4830.jpg)