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Un alud de nieve capaz de sepultar aldeas enteras se puede formar con un pequeño copo que comienza a arrastrar consigo grandes masas heladas que no eran tan firmes como parecían a priori. Así comenzó esta historia, con un pequeño altercado en el centro de salud y el gesto enigmático de un hombre desesperado.
Una noticia de tan poca relevancia se destina a la sección de Local que suele estar formada en todos los diarios un par de becarios o el sobrino del director del rotativo cuya inteligencia no da ni para redactar el horóscopo. Así que el redactor jefe del diario La Libertad le da la orden de cubrir la noticia a Luis Vallés.
Luis es un becario con vocación periodística y aspiraciones a escritor que se prometió a sí mismo que se habría hecho un nombre entre sus compañeros de profesión antes del año 2050 y que estaba a menos de seis meses de que se le acabara el plazo. Moreno, de gafas diminutas para ver de cerca y un cuerpo escuálido que no entrena desde hace una década cuando salió del instituto.
Lee la nota tomada del aviso que han escuchado en la emisora de la Policía y que está sobre la mesa del señor Aguilar, redactor jefe. Aquella no parece la noticia que le vaya a sacar de la sección de Local.
El señor Aguilar, enjuto y de nariz aguileña parece un enterrador del Lejano Oeste, su rostro es inexpresivo y sombrío. Con el mismo gesto te felicita la navidad o te entrega la carta de despido. Luis se resigna a cubrir otra de las noticias sin relevancia que llenan las páginas de Local.
-¿Qué fotógrafo me va a acompañar?
El señor Aguilar comienza a revisar las carpetas de noticias asignadas de las que está esperando el artículo del redactor para la reunión de la tarde que cierre la edición de ese día con su sempiterno e inamovible gesto.
-No necesitas -responde distraído -. En estos casos se incluye junto al texto una foto de la fachada del edificio que cogeremos del archivo.
Luis sale del despacho repasando de nuevo la nota con unos escuetos datos. Se había producido una trifulca con un usuario del centro de salud Santa Isabel, de Leganés, que es precisamente la localidad en la que él vive. "Al menos llegaré a casa pronto", piensa. Tomaría algunos datos allí. Luego redactaría el artículo y lo enviaría por correo electrónico desde el ordenador de su casa.
La puerta del despacho del redactor jefe se cierra de un portazo que hace temblar las paredes de la redacción. Luis se lamenta de haber olvidado cerrarla. Es uno de los detalles que el señor Aguilar tiene en cuenta y que, según él, delatan al periodista meticuloso: que vuelva a cerrar las puertas que lo estaban cuando llegó, y a Luis siempre se le olvida.
Continúa leyendo los datos que le facilitan. Parece ser que Lorenzo Santiago, paciente del centro de salud, ponía una reclamación por hechos desconocidos a las catorce horas - dos horas antes - hubo gritos y la media docena de usuarios que quedaba a esas horas, por razones también desconocidas, se unieron en la protesta. Ricardo Hachete el director del centro, llamó a la Policía cuando se sintieron amenazados. En su llamada dijo que se habían pronunciado palabras prohibidas sin determinar.
Luis coge del cajón el equipo electrónico de la sección de Local que consiste en una grabadora de cinta magnetofónica heredado de Nacional hace más de una década, cuando ellos recibieron las grabadoras digitales que les sobraban a Deportes después de su renovación completa de equipo y mobiliario de oficina. El orden de prioridad está directamente relacionado con el número de páginas en el periódico de cada sección. Los de Nacional e Internacional no dejan de recordar que hubo un tiempo en que ellos eran las secciones principales en cualquier diario y que los deportes no ocupaban la mitad del espacio como ahora. Luis, que tiene veintiocho años, no ha llegado a verlo y no entra en esas discusiones. Al fin y al cabo, Local nunca ha dejado de ser el último mono de cualquier diario y el paso necesario para cualquier becario con aspiraciones a periodista de Nacional, como él. Aunque no cree que nunca recuperen el interés que despertaban en décadas pasadas.
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Todo está bajo control
Science FictionLuis Vallés, trabaja en la sección de Local de un periódico madrileño. Acude a un centro de salud de Leganés para cubrir incidente de poca relevancia con unos usuarios pero al llegar, el ejército impide la entrada y la salida a cualquier persona no...