Si Nora había tenido razón en algo, era en que los rascacielos eclipsaban la luz solar en la capital. No se había dado cuenta hasta aquel día en el que despertó en la habitación 404 del Hotel Corredor, en Pueblo Negro. El sol salía por el horizonte, mientras Pablo observaba esos colores del alba, los cuales no había visto hacía años.
Alguien llamó a su puerta, echó un vistazo por la mirilla y vio a un hombre de unos treinta años, con ropa formal y cabello organizado. Abrió la puerta.
--Señor Ramírez, le informo que debe estar a las ocho en punto en la morgue del hospital.
--¿Enserio? Me parece que es un poco temprano, acaba de amanecer.
--Yo sólo debo informarle, si tiene cualquier queja o inquietud puede comunicarse con el Jefe de policía.
--¿Y dónde está el alcalde?
--El señor alcalde se encuentra en la capital, por ahora están a cargo los concejales y el Jefe de policía.
Se duchó, habló con su esposa por celular, y después fue a comer algo en la cafetería del hotel. Se encontró con Nora mientras desayunaba junto con los demás profesionales, en una mesa aparte de las de los demás inquilinos del hotel.
--¿Sobreviviste o tienes síndrome de abstinencia al humo de los tubos de escape? --bromeó ella.
--Creo que soportaré --sonrió--. Nunca había visto un amanecer tan hermoso como el de hoy, ¿es siempre así?
--Así es, y los atardeceres son de lo mejor. Yo me crié en un pueblo como éste, aveces siento que la ciudad me asfixia, y es por eso que me gusta venir a visitar a mi muchacho. Yo de ti inscribiría a Rebecca de inmediato. La ciudad está llena de peligros, vicios, locura. En pueblos así, los índices de violencia son supremamente bajos, no hay delincuencia ni nada esas cosas.
--Tengo que hablarlo con mi mujer, solo espero tomar la mejor decisión.
--¿A dónde te enviarán más tarde?
--Supongo que estaré todo el día en el hospital, ¿y tú?
--Iré al lugar donde murió Ospina, y donde encontraron a la chica.
--¿Y ya saben quién es la chica? ¿o aún sigue sin ser identificada?
--Supongo que ya lo saben, en lugares como éstos no hay secretos.
Cuando llegó al hospital, se encontró con una discusión acalorada entre una joven y Arango, la muchacha se le hacía muy familiar.
--¿Qué acaso no lo ven? ¡tienen que hacer algo!
--Señorita, por favor, abandone el edificio inmediatamente o me veré obligado a retenerla.
--¡Todo este maldito lugar se irá al infierno y ustedes son los culpables!, por favor, escúchenme, ella y yo también íbamos en el mismo grupo del profesor William. Lo que atacó al profesor fue lo mismo...
--No quiero que arme un escándalo por nada. Voy a llamar a la decana, y creo que no estará muy contenta de verla por aquí otra vez.
Ella le enseñó el dedo del medio y le escupió en la cara, se dio media vuelta y se dirigió a la salida, fulminando a Pablo con la mirada.
--¿Eso qué fue? --le preguntó a Arango, perplejo.
--Bah --hizo un gesto de fastidio--, es la hermana de la chica que encontraron en el bosque. Está alterada y psicótica, la psicóloga dijo que se trataba de un "episodio inestable", debido a la pérdida de su hermana. Sus padres viven muy lejos, y no pueden llegar hasta el sábado. Lo peor es que ni siquiera saben que el cuerpo fue trasladado a la capital. Se vendrá una demanda descomunal.
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INSECTOS
Bí ẩn / Giật gânEn Pueblo Negro, una ciudad pequeña con una reconocida universidad, aparece una plaga de un insecto extraño, nunca antes visto, pero totalmente letal. Pablo Ramírez, un famoso forense, viaja de la capital al pueblo para examinar el cuerpo de un prof...