Horas después de que miembros del departamento de policía de Pueblo Negro encontraran el cuerpo de una adolescente en una calle residencial, otro joven de la misma edad fue hallado en el patio de una vivienda, justo cuando el sol salía por el horizonte.
Fue entonces cuando la tensión, que mantenía el pueblo desde el caso de Ospina, explotó y salpicó todo con la paranoia. La inasistencia a la escuela primaria y el bachillerato se disparó de inmediato, las puertas ahora eran cerradas con todos los pestillos, nadie dormía tranquilo pensando que algún asesino rondaba las calles de Pueblo Negro.
Ese mismo día, cerca de las diez de la mañana, ingresó por la carretera principal una furgoneta de un noticiero de la capital de la república, con intención de cubrir la exclusiva de las extrañas muertes y su posible relación con una de las mejores universidades del país.
Nora Carvajal había hablado con varios estudiantes del señor Ospina, todos respondían lo mismo, que su profesor se había desplomado sobre el fango y había muerto de un momento a otro, y que no sabían qué había sucedido con su compañera fallecida, y que lamentaban profundamente el hecho, otros tantos, entre lágrimas, reclamaban justicia.
Mientras salía de uno de los edificios residenciales y se disponía a caminar por el gran campus, Nora vio a una mujer pelirroja, de ojos azules, gafas de marco negro, bien vestida y de unos cuarenta años, caminar a paso lento e inseguro. No puso explicarse por qué llamó su atención, pero caminó directamente hacia ella.
--Mucho gusto, soy Nora Carvajal, investigadora del gobierno.
La mujer se sobresaltó por la súbita aparición de Nora, y después se relajó.
--No quiero hablar ahora, lo siento mucho.
--¿Es usted profesora aquí? --insistió Nora.
--Sí, soy profesora de Entomología, ahora mismo voy a clase.
Nora dejó que se fuera y, cuando estuvo lo bastante lejos, decidió seguirla. Ingresó a un anfiteatro y se situó en una de las sillas de atrás, camuflándose entre el centenar de alumnos que asistía a esa clase. No pudo notar nada extraño, pero la mirada de aquella mujer se veía llena de dolor y remordimiento, además, reconoció a varias personas en esa clase, todos eran alumnos del señor Ospina, muchos de ellos habían estado presentes en esa trágica tarde.
Al terminar la clase, Nora volvió al hotel y allí se encontró a Pablo discutiendo con varios médicos. Luego, se lo encontró solo en la cafetería y se sentó a hablar con él.
--¿Todo en orden? --inquirió Nora.
--Esto es una locura, nada está en orden aquí.
--¿Te gustaría hablar al respecto?
--Me extraña que aún no lo sepas, aparecieron dos muertos más ésta mañana.
--Oí algo al respecto, ¿es algo contagioso?
--No de persona a persona, estoy totalmente seguro de eso, hay otro factor, no se trata de un virus ni una bacteria.
--¿Entonces?
--Es una toxina, lo que los picó liberó una toxina altamente letal en el torrente sanguíneo de las víctimas.
--¿Y qué fue lo que los picó?
--Ese es el punto, no sé qué fue lo que está causando tantas muertes en el pueblo, no se como se comporta, no sé dónde está. Créeme, estoy intentando evitar que más gente muera, pero las piezas del rompecabezas no encajan; sé que no es un asesino en serie, sé que no es un patógeno viral, pero no sé qué es en realidad.
--¿Qué pasó con la necropsia?
--Aún no la hemos realizado, el ministerio me ha ordenado dejar el cuerpo de Ospina aislado, sólo tengo permiso de revisar los cuerpos de los recién fallecidos. --sacó un frasquito de su maletín, el frasquito contenía sangre densa y oscura en su interior-- mira, ésto fue lo que saqué del cuerpo de la joven que murió ésta mañana, no se ve nada a simple vista, pero te juro que hay un parásito nadando entre la sangre. Necesito examinar ésto sin que el ministerio esté tirando de mis orejas, necesito hacerlo en los laboratorios de la universidad.
--¿Y qué esperas?
--Necesito un permiso.
--Eres el médico forense más famoso del país, intenta convencer al personal del hospital...
--Los del hospital me odian, lo sé. Necesito un contacto dentro de la universidad.
--¿Y qué tal un profesor?, quizá accedan cuando se enteren que quieres resolver la muerte de su compañero William Ospina y de la estudiante.
--¿Será posible?
--No lo sé, pero si afirmas que hay un parásito ahí, quizá puedas hablar con el director de la facultad de medicina o biología.
En ese momento, Nora pensó en aquella mujer pelirroja y arrepentida. No entendía de biología, pero hasta donde sabía, la entomología trataba con insectos.
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INSECTOS
Mistério / SuspenseEn Pueblo Negro, una ciudad pequeña con una reconocida universidad, aparece una plaga de un insecto extraño, nunca antes visto, pero totalmente letal. Pablo Ramírez, un famoso forense, viaja de la capital al pueblo para examinar el cuerpo de un prof...