Capítulo 2: Los Acantilados

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Gracias a Maribermu por el comentario y el voto! Me alegra que te guste hasta ahora :)

Aviso! La música es una parte muy importante de la historia, les aconsejo que escuchen los temas mencionados...

Acá dejo el segundo capi:

Capítulo 2: Los Acantilados

  “Lo bueno de salir sin destino es saber exactamente a dónde vas a parar.”

Edward Pov:

 Cuando llegamos la casa de Emma estaba vacía. Ella aprovechó para ducharse y yo me desparramé en el sillón de su sala con una cerveza en la mano. Después de veinte minutos y dos botellas, bajó ya vestida con ropa limpia y el pelo todavía húmedo. Se acercó y se tiró en el sillón a mi lado.

- ¿Empezando la fiesta desde temprano? – me preguntó señalando la cerveza que estaba tomando.

Solté una risa entre dientes y le pasé la cerveza, la cual aceptó sin vacilar y tomó unos cuantos sorbos seguidos sin hacer ninguna cara ante el sabor amargo. Sacudí mi cabeza mientras me carcajeaba. Emma me devolvió la cerveza con una mirada confusa.

- La pasas como agua – le contesté a la pregunta no formulada en voz alta.

- Se siente como agua – agregó ella agarrando las llaves de mi Ford, que estaban apoyadas en la mesa ratona de la sala, mientras me palmeaba la rodilla y se levantaba –. Vámonos, no quiero que mis padres lleguen y me vean aquí… y menos contigo.

Me levanté y terminé el cuarto de botella que quedaba en tres sorbos grandes. La seguí afuera y nos subimos a la camioneta, ella al volante y yo del lado derecho mientras miraba por la ventanilla las calles de Forks. No mucho había cambiado en dos años, todo seguía siendo demasiado verde y natural, la gente superficial y chismosa y los estereotipos eran exactamente los mismos. El mismo apagado y aburrido Forks. Menos mal que tenía a mis amigos, de otro modo me hubiese vuelto loco de la monotonía en mi pre-adolescencia.

En menos de diez minutos ya estábamos en casa de Charlie. Entramos con calma, él no estaba en casa y probablemente llegaría a la hora de la cena ya que se la pasaba en la estación con sus compañeros de trabajo haciendo dios sabe qué cosas para después ir al bar. Subimos a mi cuarto, prendí la notebook y la conecté a los parlantes y el bafle que tenía para escuchar música y hacer temblar la casa con el bajo. Las primeras notas de “Get stoned”, de Hinder, empezaron a sonar y Emma se subió a mi cama y empezó a bailar cuando la guitarra y la batería entraron. Corrí a la cocina, agarré un pack de cervezas de la heladera y subí las escaleras justo cuando la letra estaba empezando. Me puse a cantar en voz alta junto con Emma mientras abríamos las latas y subí el volumen un poco más.

 Just hear me out

If it's not perfect I'll perfect it till my heart explodes

I highly doubt

That I can make it through another of your episodes

Lashing out

One of the petty moves you pull before you lose control

You wear me out

But it's all right now

 Movíamos nuestras cabezas al ritmo del rock mientras cantábamos y tomábamos, probablemente molestando a los vecinos de unas cuantas cuadras a la redonda. Poco nos importaba, casi nadie le reclamaba nada al jefe de policía, y tenían miedo de su hijo descontrolado y sus amigos, que eran igual de despotricados que él. Nótese mi sarcasmo. Pero lo cierto es que a Charlie le importaba una mierda lo que hiciera, siempre y cuando no lo afectara directa o indirectamente a él. Salvo cuando de vez en cuando algún vecino se quejaba, eso arruinaba su imagen de hombre honrado y perfecto. Era un poco bizarro si lo mirabas desde donde lo podíamos ver mis hermanos y yo. Charlie seguía la ley al pie de la letra, no le dejaba pasar a nadie por alto una infracción, de la puerta de casa para afuera era el ciudadano perfecto, el protector de la cuidad… pero de la puerta para adentro parecía que él dictaba las leyes, y él aplicaba las sanciones correspondientes a dicha infracción. Salí de mi ensimismamiento cuando noté que la habitación había empezado a ligeramente dar vueltas. Ya nos íbamos enfiestando para la noche, y con la cadencia que íbamos sintiendo el alcohol en nuestra sangre, sabía que íbamos a terminar muy mal.

De Amor y Otras AdiccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora