Capítulo 10: Nunca es demasiado tarde

819 51 8
                                    

Hola! Sé que fue larga la espera y me disculpo por eso, pero recientemente empecé la facultad y me está yendo la mar de horrores X(

De todas maneras un buen desenchufe fue seguir escribiendo esta historia así que no voy a parar de hacerlo mientras ustedes quieran que la continue.

Gracias a SofiRoldann, Itzayana23, CaterinaCullen2000 y a Joan0324 por los comentarios y los votos!

Sin más, disfruten de la lectura!

.

Capítulo 10: Nunca es demasiado tarde

“No hay tal cosa como mala gente, sólo malas decisiones.”

Cita de “A Different Sun”.

Al principio no entendí su mirada perdida… hasta que me di cuenta que en realidad no estaba en el presente, y que no era a mí a la que miraba con esa expresión vacía.

Edward dio un paso atrás como si le hubiera propinado un buen puñetazo en la cara y se quedó en silencio. Quizás, al fin y al cabo, había logrado mi propósito: asustarlo y hacerle entrar en razón… es solo que esto no parecía ser enteramente obra mía. Esperaba más bien un insulto o una maldición y después una huida a toda carrera por la calle. Pero no esto.

Una auténtica mirada de terror cruzó su rostro y desató una punzada de pánico en mi pecho.

Empecé a preocuparme cuando su ritmo cardíaco se elevó frenéticamente y no parecía salir de su ensimismamiento. Para todo esto ya debería haber salido corriendo y gritándome monstruo.

–¿Edward? –lo llamé insegura.

Sus ojos volvieron a enfocarse en este mundo y su respiración se convirtió en sonoros jadeos.

–¿Edward? ¿Te encuentras bien? –insistí, ahora con más firmeza, dando un paso vacilante hacia él.

Me miró con ojos indescifrables por una fracción de segundo. Algo en su expresión me obligó a detenerme en medio de una zancada. Su rostro se endureció y me dedicó una mirada gélida.

–No –me espetó entre dientes.

Se dio vuelta para caminar a paso rápido y torpe por donde habíamos venido. No entendí lo que había tenido lugar ese momento entre nosotros, pero sin duda, no podía presagiar nada bueno. Aún con mi súper desarrollada mente, tardé tres segundos en procesar lo que había pasado y otro más en reaccionar. Puse un pie tras otro y caminé con la máxima rapidez en la que podía andar sin levantar sospechas. Pero, para cuando llegué al aparcamiento, Edward ya estaba dentro de su camioneta y salía de la escuela a toda pastilla, dejando una estela de humo al quemarse las gomas de su Ford con la fricción que éstas hicieron en el pavimento siempre mojado.

Mi cabeza me decía una cosa pero mi cuerpo quería hacer otra totalmente distinta. Por un lado, mi primera reacción era perseguir a Edward y rogarle que no me temiera, que me aceptara por cómo era y que quisiera estar conmigo a pesar de ello. Pero por otro, así era como todo esto debía ser. Él era la inválida presa y yo el temible depredador. La oveja y el león.

“La oveja puede ser un lobo disfrazado a la espera de que el león haga un mal movimiento…”.

Sus palabras susurradas a mi oído sonaron en mi cabeza como campanas de alerta. ¿Y si todo no era como parecía ser?… Después de todo mi familia y yo nos hacíamos pasar como humanos en un pequeño pueblo que a no más de veinte minutos al sur solía ser tierra de licántropos.

De Amor y Otras AdiccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora