Capítulo 18: Cicatrices

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Perdón a todas por la demora! Todo ha estado tan loco ultimamente, espero que sepan disculparme ahora que les traje este regalito de fin de año!

Gracias a AriiadnaSanchez, VictoriaCullen20, Cat_Suicida, CarlaBernengo, Iriaarb, Nayla_Agostina, Anabel15Perez y JenniferCiprianov por comentar, y a todas las demás que votaron la historia y la tienen en sus listas, son una fuente de inspiración!

Disfruten!

ADVERTENCIA: Me siento con la obligación de informar que este capi se pone un poco fuerte al final; no pasa nada, pero algunas palabras alguien las puede tomar como ofensivas; si ese es el caso, recuerden que esto es sólo una historia ficticia y está clasificada M (+16).

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Capítulo 18: Cicatrices

“So I bare my skin

And I count my sins

And I close my eyes

And I take it in

I’m bleeding out

I’m bleeding out for you

For you”

Bleeding out –Imagine Dragons

 Cuando Jenna traspasó la puerta de la casa yo ya tenía la cena casi lista. Intercambiamos unos saludos y me preguntó cómo me había ido en la escuela, a lo cual tuve que inventar algo –ya que no había entrado siquiera al edificio–, y yo le pregunté cómo le había ido en la facultad. La cena fue bastante tranquila pero aun así incómoda pues podía sentir los ojos de mi hermana clavados en mí, obviamente notando mi agitación. No le habrá parecido tan importante porque no comentó al respecto.

En mi defensa, estaba por demás apurado en ir a mi cuarto y abrir la maldita ventana, así que, si van a culpar a alguien, culpen a cierta vampira y sus mensajes tan crípticos.

Jenna insistió en lavar los platos –sospechaba que para que yo pudiese estar solo y calmar mis ansiedades–, y me mandó a la cama casi con una amenaza cuando amagué a resistir. Igual estaba seguro que me abriría la puerta a la noche para asegurarse de que en verdad estuviera ahí. Quizás pensara que toda mi agitación se debía a la abstinencia –lo que supongo que en parte era verdad– y temía que me escapara durante la noche– lo que supongo que en cierto modo también era una posibilidad.

Hice a un lado ese pensamiento mientras trastabillaba escaleras arriba hacia mi cuarto. Cerré la puerta de un portazo sonoro para la paz mental de mi hermana y prácticamente corrí al otro extremo a abrir la ventana. Miré hacia afuera con curiosidad, forzando la vista para discernir alguna silueta en la oscuridad, pero no encontré nada. Quizás todavía es temprano, pensé. Decepcionado, le di la espalda a la ventana, pero un ruido sordo me hizo tensar en el lugar. Volví a voltear rápidamente e indudablemente, ahí estaba Isabella Cullen, posando despreocupadamente sobre el marco de mi ventana, como si hubiese estado ahí todo este tiempo.

Me avergonzaba admitir que el aire se me atascó en mi tráquea y mi corazón se disparó al contemplar esa maravillosa vista. Ella por supuesto que lo escuchó, y me ofreció una sonrisa para nada humilde. Estaba a punto de estallar de irritación, pero en medio segundo razoné que no valía la pena detenerse en esos detalles– una mujer hermosa se había colado a mi cuarto por mi ventana; con el único propósito de estar conmigo. Ese pensamiento me hizo darle una de mis patentadas sonrisas torcidas.

Le ofrecí mi mano en silencio para ayudarla hacia dentro de la habitación. Ella me concedió su mano, pasó sus pies por encima del marco y bajó con un ágil saltito. Una vez que tuve a la hermosa vampira parada enfrente de mí, llevé mi mano a su mentón y alcé su cabeza hacia arriba para ver fijamente sus ojos dorados.

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