Mi pequeño Demonio. »[Rulexby]«

Capítulo 22

Hello, peoples! ¿Cómo va todo? Espero que bien :) he aquí un nuevo capítulo el cual lleva algo de salseito. Lo que se viene es... ¡uff! solamente, como les dije en el aviso, necesito un poco de paciencia, jeje. Espero que les guste el capítulo, por favor díganme qué opinan y píquenle a la ehtrellita por favoooh! Les querré toa' la vida si lo hacen z4

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Alexby's P.O.V:

Rubén giró la perilla, más nunca abrió la puerta. Solamente se quedó ahí, mirándola fijamente.

—No me quiero ir...– el hilo de voz de Rubén era apenas audible, pero la tristeza y decepción con la que lo dijo hizo un escándalo en mi cabeza.

—Yo...– sorbí por la nariz. —Yo no quiero que te vayas tampoco.– al escucharme sorber por la nariz, soltó la perilla y giró en sus talones para acercarse rápidamente hacia mí. Posó una de sus manos en mi mejilla y con su pulgar absorbió aquella sola lágrima que recorría mi mejilla.

—Joder, Alex.– susurró Rubén. —¿Qué coño me estás haciendo?– sonrió frustrado.

—Protegiéndote, cabeza.– suspiré antes de soltar una pequeña risa.

—¿De qué, Alex?

Abrí mi boca por un segundo, pero no dije nada. Rubén abrió sus ojos, expectante, pero al ver que nada salía de mí, suspiró frustrado.

—¿Ves?

—Es que...

—¿Cómo me puedes proteger?– sonaba cada vez más frustrado Rubén, y eso me frustraba a mí también, pues no quiero que piense que estoy ocultando algo, o que no quiero decirle.

—Déjame ter...

—Ni siquiera me dices cuál es el peli...

—¡Déjame hablar, coño! ¡No quiero que termines como Abel, idiota!– grité.

Rubén frunció su ceño por un momento ante las palabras que mi boca traicionera acaba de escupir. Yo, boquiabierto, me abalancé hacia la cama para tomar aquel artículo y comencé a correr al baño con el folder en mis manos, el cual segundos después no sentí pues Rubén lo había arrebatado y me hizo girar para verle frente a frente. Sin decir nada, abrió el folder y giró en sus talones para evitar que yo le quitara el contenido de este.

Pedí una y mil veces que no lo abriera, que era por su bien y el mío, pero hizo caso omiso a mis palabras. Después de una lucha que sabía no ganaría, me rendí y solamente esperé por su reacción, la cual suplicaba a todo lo sagrado fuera una tontería. Di un paso hacia un lado cuando miré en su mano derecha las fotografías de Abel y mi familia y escuchaba su pesada respiración mientras leía la nota que había dejado Frank que se encontraba en su mano izquierda.

—Rubén...

Sus hombros subían y bajaban no muy sutilmente, respiraba pesado y la mano que sostenía aquella desagradable nota lentamente se volvía un puño.

—¿E-estás bien?– pregunté nervioso. Mi mano se quedó a escasos centímetros de su hombro; estuve a punto de tocarlo pero al no poder ver la expresión en su cara, cierto nerviosismo se apoderó de mí, por lo que decidí no hacerlo. 

Creo haber tomado la decisión correcta, pues la manera en la que respira es cada vez más agitada y los nudillos de su mano se tornaron blancos por la fuerza que ejercía arrugando aquella nota.

—Está bien.– dijo Rubén después de un largo momento de silencio. Levanté mi mirada para ver como lentamente giraba en sus talones hacia mí.