Capítulo 25, parte 2.

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¿Quién es una parguelona? ¡Yo soy una parguelona! Disculpas por subir capítulo hasta ahora D: ¡ÁMENME! TnT

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Narrator's P.O.V:

En todo el camino hacia la enorme casa, Rubén se llevó unos cuantos golpes cortesía del camino empedrado. Sentía que el aire le faltaba de a poco y comenzaba a marearse; sintió que Mangel disminuyó la velocidad hasta parar. Se escuchó las puertas abrirse y fuertes golpes se comenzaron a escuchar seguidos de quejidos que provenían de Mangel, diciendo que el carro y la tapicería es muy costosa, que se dejaran de gilipolleces. 

El nerviosismo que sentía Rubén incrementó ya que pensó por un momento que ya habían llegado a su destino, pero simplemente estaban pasando por algún tipo de revisión. Su respiración se aceleró cuando sintió el coche tambaleándose. El pesimismo lo invadía mientras se repetía una y otra vez que esto era demasiado bueno para ser verdad. 

Claramente podía ver la escena en la cual el castaño moriría, como lo torturarían y demás. Después de lo que se sintió una eternidad, la luz del sol cegó por un momento los verdes ojos de Rubén, quien no pudo evitar revirar al no saber quién había abierto el asiento.

—Ehtamoh dentro.– sseguró Mangel. —¡Rápido, capullo! Que noh van a pillah.– dijo mientras daba palmadas a la espalda de Rubén, apresurándolo. La chica por su parte se colocaba su blusa azul de nuevo y la empuñadura de un arma se alcanzó a ver en su cintura.

Volteó hacia los chicos y Mangel comenzó a dar órdenes, diciendo que tiene 30 minutos para terminar su trabajo, a lo que ella ordenó checar el perímetro cada 5 minutos, que contara el tiempo cada vez que un guardia apareciera cerca de ellos. 

Rubén podía notar que Mangel había estado planeando esto desde hace tiempo, y que también esta no era la primera vez que pasaba por este tipo de cosas. Lo veía tan diferente; definitivamente Mangel ya no era aquel chico que se la pasaba drogándose y divirtiéndose como si no hubiera un mañana.

Mangel había madurado.

—¿Y tú?– la voz de la chica había descarrilado el tren de pensamientos que Rubén tenía en su cabeza. El castaño dirigió su mirada hacia ella pestañeando un par de veces. —¿Algún mensaje para el chico? Sé que ustedes tienen algo... especial.– preguntó mientras el 'crack' de sus dedos se hacía presente, lo siguiente en sonar fue su cuello seguido de unos pequeños saltos; parecía como si se estuviese preparando para una pelea.

—Yo, er... n-no sé.– respondió nervioso Rubén encogiendo sus hombros.

—Vamos.– animó la chica. —Lo que sea.

—Bueno... sí hay algo que he querido hacer desde hace mucho tiempo, pero no sé si te sea permitido.– las mejillas del castaño cobraron un color carmín al decir aquellas palabras. Extrañaba los delgados y carnosos labios del pequeño. 

Las cejas de Mangel y la chica se levantaron al mismo tiempo. La chica dejó escapar una pequeña risa y Mangel le imitó. 

—¿Ven?– chilló mientras su mano señalaba a la pareja burlesca. —No, olvídenlo.– dijo avergonzado y bajando su mirada.

—Vale, grandote.– dijo la chica dándole un ligero golpe en el hombro a Rubén. —Dime, ¿te ha llamado por algún sobrenombre? ¿Alguna palabra clave que sólo ustedes dos conozcan? Así no tendré que decir tu nombre.

Rubén levantó su mirada y sonrió.

—Poste.

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Mi pequeño Demonio. »[Rulexby]«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora