𝐔𝐍 𝐂𝐇𝐈𝐂𝐎 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐀𝐃𝐎 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀

27.

Capítulo 27.

La habitación matrimonial es preciosa. También cuenta con un enorme ventanal y un balcón con vista al mar.
El sonido que las aguas ejercen es tan relajante y tranquilo, me pregunto si en época de invierno será todo lo contrario.
Niall está a mi lado, poniéndose un pantalón de chándal para dormir.

-Acuéstate, Rylie —Me pide cuando nota que continuo de pie junto al ventanal.

Acercándome, aparto las mantas y me meto de bajo, cubriendo mi cuerpo hasta la barbilla mientras lo observo apagar la televisión que tenía encendida y después la luz de la lámpara.
La habitación es bañada de una oscuridad tenue.
La luz de la luna se filtra a través de las cortinas dándonos una pequeña porción de claridad.

Niall se acuesta a mi lado, su cuerpo busca el mío de manera inmediata y sonrío.

-¿Todo bien? —Susurra cerca de mi oído.

-Sí.

-¿Segura? —Insiste dándome un besito en el cuello.

-Sí, estoy bien —Sonrío acariciando su mentón con mi nariz.

-¿No estás arrepentida de haber venido verdad? —Añade al mismo tiempo que sus dedos acarician mi espalda por debajo de mi camiseta de tirantes.

-Adoro estar aquí contigo —Respondo acercándome a su boca.

-Y yo —Añade uniendo nuestros labios en un beso tranquilo —Aquí, nadie podrá molestar.

Suspiro.

-Sí.

Como no sé que más decir, decido que besarlo es lo mejor que puedo hacer. Mi boca se mueve sobre la suya lentamente, mi lengua acaricia el contorno de sus labios y luego la deslizo dentro de su boca para profundizar nuestro beso.
Su mano no deja de acariciar mi espalda, sube y baja por ésta lentamente durante algunos segundos hasta que sus dedos descienden por mi muslo desnudo.

-Te amo Rylie ¿Lo sabes verdad? —Susurra.

-Sí —Sonrío —Yo también te amo. Besame mucho, por favor.

-¿Aquí? —Su lengua desciende por mi cuello y jadeo.

-Sí, justo ahí.

Su mano alcanza mi pierna y con rapidez la deposita en su cadera, adhiriendo su cuerpo al mío en esta posición tan íntima.
Lo siento justo allí, no está duro pero sé que podría estarlo si me moviera sobre él.
Su boca invade la mía y nos besamos, sus dientes atrapan mis labios, los míos atrapan los suyos, muerdo su mentón, él muerde el mío, somos unos salvajes de besos y caricias hasta que mi entrepierna está húmeda y me froto suavemente contra él.
Tanto Niall como yo, soltamos un gemido.
Sin decirnos una palabra, sus dedos se clavan en mis caderas y me empuja hacia él, contra su polla. Mi clítoris palpita de puro deseo y en cada roce gimo sobre su boca.

-Niall..—

-¿Sí, cariño?

-Te deseo, justo ahora —Susurro.

-No tanto como yo te deseo a ti, me tienes tan duro cariño.

-Házmelo.

-Amaría hacerlo.

-¿Continúa no siendo el momento adecuado?

Él se ríe.

-Rylie, este es el momento perfecto.

-Lo sé, puedes... Ya sabes, tienes mi permiso para hacerme lo que tú quieras.

-Ten cuidado con lo que pides —Me advierte y luego muerde mi labio inferior.

-Niall...—Susurro volviendo a empujar mis caderas hacia él. Su miembro duro pide a gritos ser liberado y guío mi mano hacia el. Acaricio su contorno y lo escucho gemir.

-Nena...es que... —

-Cállate, quiero que me hagas el amor.

-Y quiero, créeme.

-Entonces hagamos de esta noche la más especial.

-¿Estás completamente segura?

-Sí, muy asegura.

-¿No te arrepentirás después? —Me pregunta juguetón.

-No, entiende que no.

-Resulta que... tengo un problema, preciosa.

-¿Que problema?

-No tengo condones.

Detengo mis dedos curiosos inmediatamente.

-¿Lo dices en serio?

-Sí. No creí que tu y yo lo haríamos.

-Mentiroso, tú sabias que pasaría.

Lo escucho reírse.

-Rylie, juro que es verdad. Y ahora me siento tan arrepentido —Dice y no lo puedo creer.

¿Cómo alguien como él no esperaba que tuviéramos sexo este fin de semana? Dijo que era el lugar perfecto, no le creo.

-¿Tú no quieres verdad?

-¿Como? No digas eso, tú sabes que sí. Es solo que contigo es diferente, por supuesto que deseo hacerte mía, pero nunca ha sido mi prioridad —Me explica —Contigo siempre he sentido que deseo tomarme el tiempo que sea necesario, pero no significa que no te desee, porque lo hago justo ahora.

-Esta bien —Susurro.

-Podemos hacer cosas, lo sabes —Responde acostándose sobre mi cuerpo —O si quieres, puedo ir en busca de una farmacia y comprar muchos preservativos.

Me río.

-Dejemoslo para mañana.

Él se ríe también.

-Mañana —Dice.

-Eres un tonto ¿Sabías?

-Sí, y un asno.

-Un asno que amo mucho —Lo beso —Y ahora, apaga el fuego que haz dejado en mí.

-¿Con mi lengua? —Susurra deslizándose hacia abajo.

-Como tú prefieras —Jadeo al mismo tiempo que tira de mis shorts cortos hacia abajo y se mete entre mis piernas.

-¿Apagar o avivar el fuego? —Susurra deslizando su lengua por mi clítoris.

Cierro los ojos sin responder. Me entrego a sus caricias y de mis labios se escapan gemidos sonoros que ya no tengo que acallar. Aquí nadie puede molestarnos, aquí puedo hablarle en voz alta, puedo decirle lo mucho que me gusta, lo mucho que me fascina la manera en que devora mi vagina.
Tenemos una larga noche por delante, no lo haremos, pero como dijo él, podemos hacer otras cosas.

Y eso es suficiente, al menos por ahora.