Capitulo 10

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Me bajo de la moto con cuidado. Miro a mi alrededor, que es lo primero que hago cuando llego a un lugar, aunque ya haya estado aquí hace unos años. Apoyo mi bate en mi hombro mientras escucho a Daryl bajarse de su moto.

- ¿Este es el lugar? -pregunta él.

- Sí, este es el colegio -respondo, mirando para ambas calles que están atrás mío-. ¿Ves esa baya que protege el colegio?

Él mira con atención la alambrada, que mide unos 4 metros de altura, que rodea el colegio. Luego, lo veo a asentir, asombrado por la seguridad.

- Esta alambrada lo pusieron ellos en un mes, decidieron quedarse aquí ya que les gusta este lugar, dicen que es muy seguro, aunque tú no lo creas -le informo.

- No te preocupes. Yo y unos amigos, hace muchos años, vivíamos en una cárcel abandonada, la encontrábamos muy segura. Y era verdad muy segura -dice él. Sentándose en la moto, acariciando su ballesta, como si fuera su hija.

Asiento. Sintiéndome así, como cuando mi padre había elegido esa empresa abandonada como su hogar tan normal, sin saber que una casa es un hogar normal, no eso.

- ¿Y qué estamos esperando? -pregunta de nuevo.

Yo me río un poco.

- Esperamos a que ellos confíen, que no haya ningún peligro, para dejarnos entrar -respondo, caminando hacia el borde de la acera, tomando una gran bocanada de aire, para sentirme libre-. No confían mucho, como tú.

Me alegra que no haya Caminantes por aquí, solo hay ese canto de los pájaros en este lugar lleno de edificios y árboles que hacen que sueñe que estoy en un bosque, como hace unos días.

- Una cosa más antes de entrar. Los que viven aquí, son familias, no reclutas como el estúpido grupo de Tom -le aviso.

Él asiente con agrado, para nada incómodo, aunque algo intranquilo, ya que no es muy sociable, le será muy difícil para él, ya que se quedará unos días aquí, así que yo aprovecharé de estar a su lado, lo que más pueda.

- ¿Te pedo preguntar algo? -pregunta, yo asiento-. ¿Ya estas casada con ese tipo llamado...Gustav?

Yo me rio con desagrado, con solo escuchar ese nombre me dan ganas de vomitar en el suelo, en el mismo lugar. Ya siento mi estómago revuelto. Pero solo me río porque me hace gracia esa pregunta, tal así como suena.

- ¿Qué? ¿Estás bromeando? ¡Claro que no! ¿Por qué crees que estoy aquí? Además, ni muerta me saso con él, es un completo idiota, sin cerebro, ni si quiera tiene huevos para enfrentarme.

Él se ríe, algo que no veo muy a menudo en él. Cruzo mis brazos solo para hacer algo, ya que no sé cuando nos dejarán entrar.

- ¿Por qué lo preguntas? -le interrogo.

- Porque solo quería saber. Curiosidad. -responde él, con algo de desinterés.

- No importa, además a mí me gusta otra persona -dije, me trabo al escucharme a mí misma.

¿Qué dije? ¿Desde cuándo me gusta alguien? No lo sabía. Entonces ¿Quién me gusta? Sin darme cuenta veo la mirada extraña de Daryl. Me doy a vuelta, intentando averiguar si alguien no va a dejar entrar, solo por nerviosismo. Toso para sacar la incómoda tensión que he provocado.

Me doy la vuelta y lo quedo mirando.

- ¡Es broma! No me gusta nadie. Jamás me enamoraré. Eso es estúpido -digo, aunque siento que me he hablado a mi misma para calmarme, jamás me he sentido así-. ¿Por qué me miras así?

- Es que hace un tiempo escuché que te gustaba alguien, esa persona que es tu héroe, que te salvó la vida cuando eras pequeña. Yo -responde él-. ¿Soy yo el que te gusta?

- ¿Qué? ¡No! ¿Por qué piensas eso? No -digo-. ¡Mierda, me estoy asando con este calor! ¡Quiero entrar ya!

- Aún no me has respondido.

- ¡Dije que no, Daryl! -afirmo.

Él asiente sin importarle nada, de manera fría.

- Solo quería afirmarlo escuchándolo de ti susurra, mirando una ventana del colegio.

Suspiro de nerviosismo, sintiendo calor que irradia el sol, realmente me estoy acalorando, de seguro hoy hay más de 28 grados.

- Daryl. Yo solo te quiero como a mi héroe, que me ha salvado y que me has cuidado, solo te agradezco con la misma moneda. Nada más -digo, sonando sería ante el asunto.

Él da otra risita tonta, pocas veces demuestra. Luego éste se levanta y deja su ballesta cerca de la moto y camina hacia mí, de manera decidida. Siento que invade mi espacio, haciendo que retroceda hasta llegar a chocar con la alambrada, mirando sus ojos. Él se apoya, con sus manos en la alambrada, dejándome acorralada.

- ¿Acaso he escuchado que me quieres? -pregunta.

Intento hablar, pero su presencia está muy cerca de mí casi pegado a mi cuerpo, casi labios con labios. Todo en mí comienza a tiritar, cosa que no tomo mucho en cuenta.

- ¿Por qué te comportas así? -pregunto, tratando de evadir su pregunta tan incómoda.

- ¿Por qué no me respondes? -pregunta de nuevo, dando otra risa.

Un ruido se escucha detrás de mí, haciendo que reaccione. Noto que se abre una puerta de metal muy pesada, pero aún no puedo despegar mi mirada en la suya. ¿Por qué no puedo? ¿Qué me pasa?

- Respóndeme ¿Te gusto?

Sobre-Plaga (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora