Capitulo 2: Presente

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Al correr, mi respiración se agita hasta llegar al punto de cansarme, he incluso de ahogarme. Mis pasos se escuchan fuertemente mientras huyo de los Caminantes que han evolucionado con el tiempo; ahora son más veloces que hace 5 años.

Me siento cansada, pero tengo que seguir, quiero vivir. Miro hacia atrás y veo que dos de los Caminantes me siguen con rapidez, aunque se tambalean de vez en cuando. Sólo me distraje por un segundo cuando estaba dentro un local para buscar armas y me han encontrado. Lo único que pude agarrar es un palo de bate de beisbol. La calle está vacía y silenciosa. Aunque los gruñidos de aquellos monstruos son muy ruidosos.

Presiento que mi pulso está a una gran velocidad, que ni si quiera la siento. Cruzo la calle mientras escucho aquellos pasos que todos temen que se acerquen, en especial si se escucha en la noche.

Me detengo por unos segundos para pensar en donde me esconderé. Cuando veo un mini supermercado. Entro allí con rapidez y corro por pasillos semi-vacios. Cuando llego a la recepción. Entro y me escondo justo debajo de la caja automática. Me agacho, agarrando con fuerza el bate entre mis manos para prepararme por si me descubren y me maten después.

Me quedo inmóvil, solo para escucharlos que caminan lentamente entre los pasillos, de seguro ellos tambien han agudizado su olfato, su vista, sólo para comerme cómo a muchos que han devorado con brutalidad. Miro el suelo de cerámica blanca, solo para hacer algo, ya que estar inmóvil me incomoda.

Escucho sus gruñidos que se acercan, eso me pone los pelos de punta en todo mi cuerpo, dándome un extraño escalofrío, que me dice que tengo que seguir estando inmóvil, aunque me incomode.

Luego de unos minutos, escucho unos flechazos que me sacan de mis pensamientos que me tranquilizaban, que hacía que mis respiros no se hagan escuchar. Me exalto a escuchar otro flechazo con un sonido minucioso. Escucho unas bolsas pesadas caer al suelo, cuando, dentro de mí, me digo que son los Caminantes que han caído muertos al suelo.

Unos pasos tranquilos desordena mi mente. Necesito saber que sucede allí. Me asomo para ver, a través de la mesa de la recepción. Veo a un hombre que me da la espalda, creo que no sabe que estoy aquí. Su vestimenta está hecha de cuero negro, se ve caluroso y agotado, sudoroso y sucio. Él se acerca a uno de los Caminantes y les da unas patadas, de seguro intenta averiguar si ha muerto en verdad. A veces hago eso cuando tengo tiempo para analizarlos. Ya que como sobreviviente, uno no puede estar relajado, uno debe de estar despierto y estar atento a todo nuestro alrededor.

Suspiro de dolor, ya que comienzan a tensarse las piernas por tanto correr. Noto que ese hombre es un lobo solitario, cómo yo. Veo que él se da la vuelta con una rapidez, mirando hacia mí entorno, yo me agacho de inmediato para que no me vea. Me detengo a pensar en otra cosa, para no ponerme tensa al saber que me podría llegar a confundirme con uno de los Caminantes, con solo verme a la primera, sólo por los nervios de vivir, me podría matar. Escucho nuevamente esos pasos tranquilos, que se alejan.

Me asomo y lo veo salir por la puerta giratoria, y lo único que se me queda grabado en la mente es al ver esa ballesta que había visto hace cinco años. Esa ballesta se parece mucho a la que tenía mi héroe. Me levanto lentamente, mirando para todos lados, ya que mi mente está confundida, ya que ese hombre puede ser Daryl Dixon, mi héroe.

Hace cuatro años, decidí irme lejos de mi padre y de su grupo, por varias razones. Soy completamente fuerte para valerme a mí misma, por sobrevivir sola y quería intentarlo, ya que antes no lo era. Y la otra era para buscar a Daryl, para agradecerle, ya que sé, que muy dentro de mí, él no me había reconocido en aquel encuentro en esa empresa abandonada.

Salgo de la recepción de puntillas, muy silenciosa, no quiero encontrarme con otro Caminante. Trato de no pisar la basura que está tirada en el suelo, que está esparcida por todos lados. Sigo agarrando mi bate firmemente con mis manos, caminando lento para que mi mochila que está en mi espalda no haga ningún sonido para despertar a otro Caminante.

Por un momento me detengo al ver un espejo pegado a la pared, muy cerca de la puerta. Por primera vez en años que me veo en un espejo, viéndome completamente, de pies a cabeza. Al verme, me hace dar cuenta que he cambiado mucho, que ya no soy la misma de hace cinco años. Ahora soy una chica de 22 años, delgada y no tan alta. Solo llevo un pantalón rojo oscuro, unas simples zapatillas negras, que combinan con mi polera algo rasgada, del mismo color. Hoy hace mucho calor así que solo uso una delgada polera sin mangas. Mi cabello ahora es blanco y largo, con un rape. Decisión mía al hacérmelo.

Mi mente se dispara al escuchar un ruido que proviene de afuera. Me pongo firme y preparada para lo que me enfrentaré allá fuera. Camino hacia la entrada y salgo, pero no veo nada, solo locales destruidos y autos volcados en medio de la calle, un verdadero caos. Pero escucho un gatillo funcionar, pero ese gatillo es de una aballesta, detrás de mí.

- Será mejor que no te muevas –ordena una voz de un hombre.

Al escucharlo, se me dispara el corazón, se me traen muchos recuerdos sobre mi Héroe. ¿Será él? O ¿Sólo será un mal entendido?

- Date la vuelta, muy lentamente –sigue ordenando-. Luego baja ese bate al suelo.

Tiro el bate al suelo primero, para darle confianza, de que no soy una amenaza, tragando saliva por él miedo de no conocer a ese hombre que podría matarme, confundirme con los que están en el grupo de mi padre, que ahora son los malos.

Me doy la vuelta, con las manos en mi cabeza, fue sólo un instinto. Al verlo frente a frente, un gran alivio llega a mí. Por fin, después de estos cinco años, he vuelto a ver a Daryl Dixon.


Sobre-Plaga (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora