Capitulo 16

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-Este jueguito de las bromas son las que más me cabrean -murmuro con rabia.

-No te preocupes, me pasa exactamente lo mismo -susurra Daryl, estacionándose en frente de la puerta del colegio.



Un golpe se escucha en el patio de atrás de este lugar. En frente de todos, ellos, mirando aquel espectáculo, Bill, tocándose el rostro, tirado en el suelo, quejándose de la golpiza que le he dado con fuerza. Le miro con rabia, Ben me hace retroceder unos pasos.

-¡Qué diablos te pasa! -grita Bill, levantándose del suelo-. Solo era una simple broma.

Cruzo, mis brazos, intentando demostrarle que estoy enfadada con él, muy enfadada.

-¡Voy hacer muy clara! -grito, mirando a todos los jóvenes que son muy inmaduros, que rodean el espectáculo-. ¡No vine para que me hagan bromas del mal gusto o bromas inmaduras! ¿Entendieron?

Bill se levanta del suelo y veo su boca sangrando.

-No te creas el centro del mundo, Zauri. Nuestra intención no era mala, solo era una broma inofensiva, y no era para ti en todo caso -se queja él-. Además, sabíamos muy bien que podrían regresar, tu eres su mapa.

Me doy cuenta de que habla de Daryl. Miro hacia atrás y lo veo a él, junto a su amigo, mirando todo esto. Me vuelvo hacia el idiota y sonrío. Doy un paso hacia él y, como siempre, su rostro me muestra miedo hacia mí.

-No quiero más bromas, menos hacia él, es mi invitado.

Se queda callado.

-¡La próxima broma inmadura hacia cualquier persona, se las verán conmigo! No tengo miedo de matar a alguien -miro a todos dando una vuelta-. Así que Bill, quiero que te disculpes con Daryl, por lo que le hiciste.

-¿Por qué lo haría?

-Porque él no anda perdiendo su tiempo para eso, como algunos al parecer. Es un sobreviviente, una leyenda para todos. Discúlpate -le ordeno.

-Zauri tiene razón. Bill, fue muy pesada, Daryl me lo acaba de contar, discúlpate -ordena Ben, el jefe de este lugar-. Nosotros no sobrevivimos para hacer ese tipo de cosas del que casi mueren. Discúlpate.

Bill hace un sonido fastidioso con su boca, para luego ver a los ojos de Daryl, que para mí parece más tranquilo que yo con esta situación. Da unos pasos hacia Daryl, pasando por al lado mío, se detiene en frente, agacha la cabeza como un cobarde.

-Discúlpame por malo que hice.

-Te disculpo.

- Pero tambien falta la puta de estela -agrego fastidiada.

-Ella, sabiendo cómo es sé que no lo hará, así que le daré su castigo -anuncia Ben con seriedad en su tono de vos y en su rostro.

-Es justo -digo-. Bien, todo se ha arreglado así que mejor me voy a descansar, estoy agotada.

Ben asiente y yo me largo del gran patio, traspasando por al lado de la gente y de las casas rodantes. Y entro al colegio. Llego a mi habitación. Suspiro y antes de cerrar la puerta algo la detiene, miro hacia atrás y noto el rostro de Daryl.

-Ben me ha dicho que vayas a comer algo antes de que caiga la noche.

-Está bien, iré.

Él se retira de la habitación en el que estamos compartiendo y me quedo sola. Respiro profundo, sabiendo que pude haber muerto, aunque sea buena luchando contra los Caminantes, no digo que sea una perfecta luchadora, tambien tengo mis rebajos y hago cosas torpes a veces. Decido salir para ir a comer algo.



La cena estaba buena, pero antes de irme acostar a dormir, decido ir a una sala en el que la han transformado en una sala de hospital, para ir a ver a Lucas, la razón por la cual me ofrecí para buscar medicinas, y por eso traigo mi mochila. Al entrar a la sala veo a varias personas recostada en camas, algunas conectadas a maquinas, ya que han luchado con Caminantes y no les ha ido muy bien, no digo que se han convertido, son solo heridas de guerra. La sala es blanca, típico, con esas ventanas reforzadas con barrotes de acero, pero la luz igual entra.

Más al fondo de la sala está el pequeño Lucas, creo que debe de tener unos 10 o 11 años, ha crecido mucho. Veo a su madre sentada en su silla, al lado de su pequeño. Ella lee un libro que yo ya había leído, se llama orgullo y prejuicio, es uno de mis libros favoritos que son contemporáneos. La madre me ve y sonríe, yo le hago la misma mueca de felicidad.

-Me alegra que estés aquí, viva y coleando -dice.

Asiento, viendo al pequeño sentado, dibujando en su cuaderno muchas figuras coloridas. Abro mi mochila que traía en mis manos y le entrego una bolsa con los medicamentos del pequeño. Ella se levanta, dejando el libro en la mesita que está junto a ella y me sonríe.

-Eres un ángel caído del cielo. Yo podría haber ido a buscar los medicamentos de mi hijo, pero...

Miro su estómago en el que crece un bebé, un futuro para esta nueva sociedad.

-No se preocupe, me ofrecí porque no soy tan bravucona como me ven muchos. Lo hice porque quiero para lo mejor de ustedes tres -confieso, siendo yo misma, la de antes.

-Muchas gracias, ahora mi hijo se recuperará.

-Lo sé.

-Muchas gracias -una voz dulce he inocente me despierta.

El pequeño Lucas me mira con esos ojos grandes y luminosos.

-Zauri, ¿volverás a leerme un cuento? -pregunta el pequeño.

-Está noche puedo venir a leerte uno que he encontrado en Nueva York, lo he traído especialmente para ti. Claro, si Elissa me lo permite.

La madre asiente, como antes.

Sobre-Plaga (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora