Capitulo 3

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Simplemente es él. Todos estos años buscándolo, ahora está en frente de mí, apuntándome con su ballesta, prestando atención a todo lo que hago.

- No me vas a disparar ¿Verdad? -pregunto.

Él, al darse cuenta de que hablo, de que no soy una Caminante, baja su ballesta lentamente. Puedo ver sus pequeños ojos y su diminuta barba. Sigue estando igual que hace 5 años.

- Bien. Entonces me largaré -dice, con una voz fría, mucho más fría que antes.

- ¿Quieres que te acompañe? Estoy sola -le digo.

Él me queda mirando, da una pequeña sonrisa algo fastidiosa.

- No necesito que nadie me acompañe. Soy un lobo solitario -gruñe.

Él se marcha, dejándome sola, caminando hacia una esquina y desaparece. Yo, cómo una tonta me he quedo allí, sin poder perseguirle, y aún así sigo estando así. Inmóvil. Me desespero de inmediato, me agacho para agarrar mi bate y, decida a donde me iré. Estoy satisfecha en verle, pero cómo él no quiere acompañantes, pues no lo molesto. Decido dar en marcha al camino contrario en donde se fue Daryl.

Aunque me voy algo apenada, ya que me hubiera gustado estar al lado de mi héroe y, también me apena en saber que no me ha reconocido, aunque esté algo cambiada, no me reconoció.

Camino por horas, ya está anocheciendo y tengo que buscar un lugar para dormir, o aunque sea para resguardarme, ya que en la noche es donde más están los Caminantes buscando comida. Ahora me duelen las piernas, me siento cansada y con hambre. Estoy algo sudada, y sucia.

Me siento aliviada al encontrar el lugar en el que siempre he estado cada noche, en un centro comercial. Es un edificio redondo de cuatro pisos, muy enorme, con ventanales rotas. Puedo decir que es el lugar más seguro que conozco. Al entrar. Camino en un pasillo, buscando un mini supermercado, en donde tengo un escondite con comida. Cuando lo encuentro entro sin más. Atenta, camino lentamente, por si hay algún Caminante por aquí. Llego al final del mini mercado y llego donde hay una puerta. Saco la mochila de mi espalda y la abro. Encuentro la llave y comienzo abrir el seguro. Abro la puerta con sigilo y entro.

Enciendo la luz y me encuentro en una pequeña sala, donde hay una cama inflable tirada en el suelo, otra lámpara, una linterna y montones de cajas con comida no perecible. También hay una cocina eléctrica, una pequeña. Me siento en mi cama, solo para descansar mis piernas. Las estiro, para sentirme aliviada por el gran recorrido que he dado en todo el día.

De una caja que está a mi derecha, la abro y saco una bolsa de tallarines.

Llevo media hora cocinando tallarines. Abro una lata de pescado y lo hecho al plato. Pero un ruido, que proviene de allá fuera, me hace reaccionar de inmediato. Me levanto, apago la cocina para que no se me pasen los tallarines. Agarro mi bate. Abro la puerta. Miro para todos lados y sigo escuchando esos pasos, realmente se me hacen familiares.

- Mierda -escucho un susurro de un hombre, que proviene de un pasillo.

Doy un paso confiado al darme cuenta que es Daryl el que está aquí. Pero aún así debo de estar alerta y segura de ello. Entro a un pasillo cuando me lo encuentro revisando unas latas de sopa, él las tira al suelo al saber que están vacías. Todo está destruido y vacío en los estantes. Sin darme cuenta, piso una lata, en el que yo provoco un sonido alarmante para él. Daryl agarra su ballesta que colgaba de su espalda, y me apunta nuevamente. Pero éste se relaja al verme.

- ¿Tú de nuevo? -pregunta él-. ¿Acaso me estás siguiendo?

Niego de inmediato.

- Vivo aquí.

Sobre-Plaga (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora