Capítulo 13

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Abro los ojos con fuerza, sintiendo mi cuerpo tibio y arropado, dándome cuenta que era un extraño sueño, donde contiene demasiados sentimientos y cosas que no quería que terminara.

Miro mí alrededor y me incorporo mientras bostezo con fuerza. Creo que me he quedado dormida esperando a Daryl para contarle lo sucedido. La estúpida de yo, le dije aquello de que lo quería, pero no lo tomó enserio y se fue ¿adónde? No lo sé.

- Que tonta –me desprecio a mí misma.

Me levanto para ir a buscar a Daryl, pero creo que se ha ido de Chicago, ya que sus cosas no están aquí, solo veo su cama vacía en el que nunca durmió. Me veo y noto que me he quedado dormida con la misma ropa. Suspiro y salgo de mi habitación de manera exaltada. Camino por el pasillo en el que Daryl tomó por broma mis sentimientos. Salgo de aquí, caminando hacia los baños para lavarme la cara llena de babas. Me miro en el gran espejo y realmente me siento una estúpida. Salgo de allí y camino hacia al campamento. Me detengo cerca de las escaleras y allí lo veo, conversando como si nada. Daryl no se ha ido.

- ¡Hey! ¡Haz despertado! –grita Ben, sentado al lado de Daryl, cerca de un remolque blanco y sucio por el barro, tomándose unas cervezas caseras.

Hago una mueca con mi boca, sintiéndome una boba, ya que él me mira, pero ese no es el problema, si no que no capto el cómo me mira.

No lo tomo en cuenta ya que me preocupa lo que piensa Daryl por lo que le dije ayer. Pero creo que es mejor dejarlo hasta que él se me acerque y me hable de lo sucedido. Camino hacia la señora que cocina un rico asado a una esquina del campamento, más a la derecha de en donde está Daryl, evadiéndome con la mirada, conversando con Ben.

- Señorita Zauri. Me alegra que esté por aquí –agrega ella.

Kasia es una madre de tres niños algo revoltosos y viuda de un hombre que los salvó de los Caminantes, ella ha soportado muchas cosas desde que vio morir a su esposo, jamás se enamoró desde entonces. Es muy fuerte. La admiro mucho.

- Tambien me alegra estar por aquí. Pienso que todos ellos son mi única familia –refiriéndome a todos los que están aquí.

- Me alegra. Pero cómo has cambiado. ¿Por qué es ese estilo de vestir? Antes no te vestías así, te ves muy diferente, pero más mujer.

Inclino mis hombros.

- Gracias, pero solo me gusta. Me siento yo cuando me visto de esta manera tan... Punk.

Kasia asiente con una sonrisa algo arrugada, ya que los años le pesan, unos 45 años, con ese cabello desordenado, para nada ondulado, aunque lo parece, pero ella siempre ha tenido su pelo liso. Sus ojos verdes tambien me muestran una comisura de arrugas. Ella me extiende un plato con carne asada y una lata de cerveza. Le agradezco y me doy la vuelta para sentarme en las escaleras. Como sola. Mirando a cada segundo a Daryl que no ha decidido irse por mi confesión o por mi estupidez de hacerle creer que era una broma. Aunque no tuve el momento de decirle que es real lo que siento.

Después de comer, los experimentados en batalla, se van más al fondo del patio. Allí hay de todo para entrenar y el estúpido de Ben ha invitado a Daryl a unirse al grupo, y yo estoy en este grupo que siempre le gusta demostrar las habilidades después de comer.

Parada como todos los demás, rodeando un espacio de tierra, formando un círculo. A Bill le toca primero combatir con Justin. Él, al ganarse en medio, me guiñe el ojo, intentando coquetearme pero me río mirando hacia otro lado, cruzando mis brazos. Los dos pelean y para variar, Bill le gana a Justin, ya que él es el mejor dando golpes y esquivar golpes.

Ben me llama para combatir con una chica de mi edad, la puta de Estela. Sí es una puta. Aunque estamos viviendo en un mundo rodeado de Caminantes y, ella, en vez de matarlos, se acuesta con todos los de su edad, cosa que solo son unos 22 chicos que son 20 a 29 años de edad, sabiendo que ella tiene 24 años.

Ella me mira desafiándome con la mirada, entrando al círculo de arena, odiándome porque tambien soy atractiva para esos 22 chicos, pero la diferencia es que no me acuesto con ellos. Todos los adultos y jóvenes están aquí, mientras que los niños, están comiendo en el comedor.

Miro a mi derecha de reojo y veo a Daryl que me mira con esa manera que no entiendo. El silbato de Ben suena y Estela me da un primer golpe, pero como soy astuta lo esquivo. Ella hace un mal movimiento con los pies para tomar equilibrio y este es mi momento de darle un golpe en el rostro, lo hago con mucho gusto.

Ella se queja y yo le sonrío al ver su nariz sangrando. Ella sin pensarlo se acerca a mí y trata de empujarme, pero tomo sus muñecas con fuerza y con mi pie la hago caer y me quedo encima de ella, forcejeándola para que no gane.

- ¡Tres, dos uno! ¡Fuera! –gritan todos.

Me levanto con una sonrisa, desmontándole que le he ganado, como muchas de las veces que he estado aquí. Ella se levanta con un quejido de odio, como siempre. Salgo del círculo, harta de esto. Subo las escaleras del colegio y entro.

Llego a mi habitación y me siento en la cama, tomo un respiro. Doy un salto al escuchar que la puerta se abre, pero me tranquilizo al ver que Daryl entra. Él camina hacia su cama y se acuesta como si yo no existiera en su alrededor.

- ¿Donde estuviste durmiendo anoche? –interrogo desinteresada.

- En realidad no dormí. Ben dijo que necesitaba fuerzas para construir una nueva muralla de madera, para remplazar la alambrada –responde con suavidad–. Estuve toda la noche trabajando con otros más. Así que no he dormido nada.

Era eso entonces, me alivio un poco, pero sigo teniendo esa incomodidad.

- Creí que te habías ido.

- Ya dije que me quedaría unos días, mientras hago lo que tengo que hacer en Chicago –me recuerda.

Un silencio nos rodea.

- Lo que dije ayer no era una mentira o una broma, cómo lo tomaste tú –arruino el silencio–. No estoy casada y lo que siento es verdad.

- Por favor, déjame dormir, tengo mucho sueño.

Me levanto de la cama algo apenada y me marcho de la habitación.

Sobre-Plaga (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora