Capitulo 21

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Las puertas se abren, de seguro me han reconocido por las cámaras que siguen allí intactas, encima de los grandes muros que se defienden de los Caminantes. Miro a Bill de inmediato, haciéndole saber que he tenido razón y que aquellas personas detrás de las puertas que siguen abriéndose como alas de ángel, hay personas que si me reconocen, como se lo había dicho.

-Se los dije –hablo con un tono corto y bajo.

Bill hace un gesto de esperanza para los suyos, que han sobrevivido. Daryl, solo se queda mirando sus alrededores, aún con esa intuición de salir corriendo para estar solo, pero durante el viaje me ha dicho que aún tiene un trabajo que hacer, sea cual sea ese trabajo, prefiero que se quede, aunque seamos amigos.

-¡Bienvenidos! –escucho una vos que entra en mis memorias y me recuerda solo a una persona...-¡Zauri! ¡Me alegra que hayas venido! Aunque más tiempo de lo que creí pero estas aquí y con nuevas personas...

-Maya, lamento venir sin avisar, pero ha pasado algo que...es sobre tu sabes quién. Necesitamos de tu ayuda.

Ella asiente de inmediato. Pero por una parte, dentro de ella, piensa bien las cosas, como líder de este grupo, tiene que tomar buenas decisiones para que no haya ningún...

-Pero yo, especialmente no me quedaré, solo esta noche. Tengo que irme.

-¿De qué hablas Zauri? –pregunta Bill, sin entender nada.

Me doy vuelta hacia él, y lo miro a los ojos y de los demás.

-Estamos en peligro y yo soy la que lo está causando. Si me quedo más tiempo en un lugar, pasó lo que sucedió en el colegio, no me arriesgaré –digo sin más preámbulos-. Ustedes pueden quedarse, ellos los cuidarán bien, siempre recogen a personas que han sobrevivido, así que todo estará bien...

-Y tú te irás...

Miro los ojos de Daryl, me confunden al tratar de averiguar qué tipo de sentimientos tiene al decir esas palabras. Miro abajo y giro hacia Maya y sonrío, pero una de esas sonrisas fingidas, con tristeza. Camino pasando al lado de Maya que me concede el paso para, también va para los otros. Entro mirando el suelo de cemento, la calle está agrietada, rota, como yo cada vez que me voy de un lugar, solo para proteger a la gente por tener este karma de ser perseguida por mi padre, por aquel hombre que solo quiere tener el control del mundo.

Al entrar veo una villa limpia, claro que rodeado de muros, vigilado por un grupo, los vigilante, no es muy creativo el nombre, pero al caminar por en medio de la calle, ellos, desde las alturas me saludan, reconociéndome, pero tambien le envuelve esa nostalgia de saber que me iré muy pronto, mañana.

La casa en el que nos asignaron, más que decir que es igual a las demás casas de esta villa, pero es acogedora, donde viven más de 4 familias. Todo es un basurero, lo admito, colchones tirados en el living, donde aún duerme gente o solo pretender serlo, paquetes de comidas y cajas, mochilas, todo tirado en el suelo. Yo sigo mi caminata por el pasillo, donde llegamos a una escalera de madera blanca y subimos al segundo piso, guiados por Maya, una mujer de 37 años, rubia y rechoncha. Daryl no suelta su ballesta, ya que por lo que ha pasado últimamente, no quiere estar indefenso ante el peligro.

Al llegar caminamos por el pasillo hasta que, Maya, nos muestra una pieza con más colchones y cajas desparramados por el suelo. Pero solo hay eso.

-Sé que es incómodo, pero es lo que hay.

Esas fueron sus únicas palabras antes de bajar y ayudar a otros en las afueras. Nos quedamos en silencio, un silencio incómodo.

Sentados, con hambre, pero comiendo lo que nos preparó la cocinera Shelline.

-Esta sopa está deliciosa –agregan los gemelos al mismo tiempo.

-Muchas gracias. Me encanta que las personas les gusten mi comida.

Shelline muestra una sonrisa regordeta, pero feliz, algo que yo no puedo hacer, aunque en realidad jamás he sonreído como ella lo hace, por eso la quedo mirando, como si estuviera mirando un atardecer, el último atardecer antes de que se acabe el mundo. Ella lo nota y de inmediato retiro mi mirada y lo pongo en mi plato con sopa. Me hago la tonta, ignorando a las personas como siempre lo hago, escondiendo lo que verdaderamente siento y creo que Daryl lo ha notado, pero él sigue mordisqueando su trozo de pan, revolviendo la sopa una y otra vez.

¿Estará enojado por algo? Antes de llegar, habíamos tomado unos autos que aún funcionaban y él y yo habíamos hablado todo el camino, como si fuésemos grandes amos, pero ahora me acuerdo que es un bipolar. Refunfuño desde mis adentros, intentando no saciar mi rabia tirando el plato hasta la pared, pero no quiero desperdiciar esta deliciosa sopa.

Nadie habla, nadie intenta sacar una conversación...ah, de veras, hemos perdido todo, en especial los demás, que ya no tienen nada. Me siento culpable de toda esta mierda.

-¿De verdad te vas? –pregunta Amanda.

Yo la quedo mirando de reojo, ya que está sentada a mi lado. Sus hermosos ojos me aturden, de verdad. Asiento intentando no sentirme culpable, pero lo que intento es absurdo.

-¿Entonces no te quedarás para nuestra venganza? –pregunta Bill, echándose para atrás, apoyado en su silla de plástico.

-Lo que van hacer es imposible. Es mejo quedarse en un lugar seguro y listo. Enfrentarse a él y su tropa, no servirá de nada, yo ya lo he corroborado –digo, intentando estar seria.

Bill resopla.

-Tú eres la mejor batallando, conoces bien sus trucos y...

-¡No! No conozco sus trucos, yo hace mucho tiempo que no estoy con él, solo me raptan y siempre me escapo días después –ahora es donde los miro a todos, ahora es donde sueno sincera-. Se los digo, no intenten esto, morirán si lo hacen.

Bill se levanta con fuerza.

-¡No tenemos nada! –grita de repente.

-¡Yo tampoco tengo nada! –también me levanto de mi silla.

Bill me mira algo destruido, jamás lo he visto así.

-Ahora eres el líder, sus vidas depende de ti ahora, y los mandarás a una guerra en el que sabemos quién pierde –trato de aliviarlo, aunque no creo que sea una frase muye aliviadora, pero es lo que me sale-. Me voy mañana por la mañana para que ustedes vivan y estas personas que viven aquí durante años, todo esto es por mi culpa.

Bill se va sin decir nada, dejándome con mis palabras en mano.

-No puedes irte Zauri –habla Juliet-. Eres la única que puedes acabar con todo esto.

La quedo mirando pero eso hago. Me siento, rebotando contra la silla, mirando la ventana que está a mi lado.

Ya es de noche y ya no resisto más. Me levanto del colchón y salgo de mi habitación con mi mochila en mano. Bajo por las escaleras, a pasos lentos y minuciosos, llego al living, veo los rostro de las madres que abrasan a sus hijos, aquella mujer, por su rostro que sufre, debe de ser viuda. Sigo caminando y llego a la puerta, antes de abrir, escucho un ruido que conozco.

-¿Intentas escapar? –el susurro de Daryl aparece a mi lado.

Lo veo, allí sentado en la silla, apoyado en la mesa, mirando su ballesta puesta en ella. Suspiro. Él se levanta y toma su gran tesoro, su mochila que está a su lado y camina hacia a mí. Se detiene justo a mi lado y abre la puerta.

-Te acompaño a escapar.

-¿Por qué?

-Porque aún tengo mi asunto que terminar.


Sobre-Plaga (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora