Hoy en el almuerzo antes de dirigirme hacía la escuela, Grecia sin pregunta alguna claro; me contesto y afirmó todas mis dudas.
Sean era el nuevo vecino, junto con sus padres.
Venían de New York como lo había dicho ya él en la clase pasada, venían en busca de una nueva vida... Según fue lo que dijo Grecia.
Me comentó que su madre, la señora Verónica y su familia la habían tratado bien cuando les llevo un pequeño canasto de bienvenida.
Y que les había comentando de mí, con lo que Verónica quedo complacida y totalmente encantada que nuestra familia aceptarán próximamente una cena en su hogar para dar su bienvenida aquí.
Cosa que totalmente me desagrada, ya que no querré faltarles al respeto sin contestar algunas preguntas que probablemente querrán hacer.
Pero creo que la invitación está en manos de mis padres, susodichos que nunca están presentes ni en su hogar. Irónico.
Me ataca el nerviosismo del solo pensar en estar cruzando esa puerta, rodeada de preguntas y personas desconocidas.
Guarde mis correspondientes libretas en mi mochila y caminé hacía el aula de lectura y redacción, donde me encontraría con el nuevo vecino.
Me adentré en ella y tome asiento en mi solo y abandonado lugar.
Así había permanecido desde que entré a este colegio, sola... Sin un solo amigo con el quién hablar de cosas graciosas o penosas.
Cuando él aula se lleno, si, efectivamente ya se encontraba Sean del otro lado del aula y no había notado su existencia hasta ahora; la maestra retomó la clase con sus bla bla bla y sus ble ble ble... Efectivamente era una chica totalmente distraída, y no sabía él porque, ya que no tengo cosas lógicas o importantes en las cuales interrumpir a mi mente mandándome a un vacío.
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Bueno, espero y les haya gustado el capítulo anterior y esté que es caca jaja, pero creo que contiene algo importante que tendrán que tomar en cuenta eh.
