Hoy por fin mi padre me diría la supuesta noticia. Ya que en el tiempo que estuve en el hospital no podíamos haber hablado.Ya habían pasado unos días y se acercaba la cena con los vecinos. En realidad una sorpresa para mí sería que mi padre me dijese que no iríamos a aquella cena. Sé que suena bastante cruel, pero no me gustaría estar sentada ahí solamente mirando y escuchando como los demás se divierten y charlan. Pero en fin, esa no era una decisión que yo pudiese tomar.
—Buenos días, Hazel —dijo Grecia sonriendo cuando yo entraba hacía la cocina—. Me dijo tu padre que te entregará esto —me tendió un sobre—. Agregó que lo sentía.
Asentí y tomé el sobre. Lo abrí y comencé a leer.
Querida hija:
Lamento no poder haberme quedado más, he tenido un compromiso enorme en el trabajo y tuve que marchar. También lamentó decirte que aquella llamada buena noticia, no existe más. Sé que has esperado por ella pero ahora es imposible aquella noticia, cariño espero y entiendas.
La cena con los vecinos también ha sido cancelada, este fin de semana no estaré presente en casa, pero seguro te lo recompensaré.Que te vaya bien en la escuela, te veré después.
Vaya carta para amortiguar el golpe.
Bueno, ahora ya no había notica, algo que había esperado... Pero en fin, claro que lo había recompensado. Porque no iríamos a la cena.—Buenos días chicos —dijo la maestra entrando en el aula. Inmediatamente todos nos pusimos de pie como en el preescolar.
—Buenos días —hablamos todos y volvimos hacia nuestros lugares.
—Creó que serán excelentes para ustedes —repuso—. Hoy habrá junta de maestros hasta entrando del almuerzo, así que pueden salir del aula.
Todos gritaron como pequeños y comenzaron a salir como si la escuela estuviera en llamas.
Tomé mis cosas y me dirigí hacia mi casillero para guardar los innecesarios útiles.
Caminé hacia las gradas y empecé a escuchar música aleatoriamente de mi móvil. Después de unos minutos observando a los chicos de ultimo año romperse los huesos en la cancha jugando fútbol, pude predecir que alguien había tomado asiento justo atrás de mi.
—No es tan divertido como parece —oí decir a ese alguien tras de mí—. Es exhausto y arriesgado. Aunque yo siendo chico te podría decir que ellos solo lo hacen para llamar la atención de las chicas.
Me tensé ante su presencia y ante sus palabras rogando por entablar una conversación.
—Sé que eres aquella famosa Hazel, todos hablan sobre ti ahora por los pasillos.
Levanté una ceja desconcertada por aquello que ha comentado. ¿Por qué hablarían sobre mí? Soy aquella chica rara que no habla con nadie. Pero después de todo le creí, si no, ¿por qué habría de saber mi nombre?
Bajé mi cabeza para después apagar el móvil.
—Sé que no hablas tampoco —lo oí reír—. Bueno, sé que tienes el habla más no que la lleves a cabo.
Asentí levemente y luego pude oír como se levantaba.
Solté airé aliviada porque pensé que se iría, pero perdí todo el aire por sentir como tomaba asiento alado de mí ahora.
—No quiero molestarte —habló en voz baja—. Y aunque suene o me vea como un hablador, no lo soy. Soy un segundo en tu lista.
Voltee involuntariamente hacía él, y pude identificar que era un chico que también había visto en la clase de lectura. No recuerdo su nombre, pero sin duda era él. Después de todo ese tiempo sin alguien con quien hablar, tuve tiempo de sobra para analizar y observar a cada uno de mis compañeros. Y si, también el era un segundo en mi lista. Lo había observado lo suficiente y nunca lo había visto sentado con alguien y mucho menos hablando con alguien. Regresé mi mirada rápidamente de nuevo hacia mi regazo, apenada.