Capítulo 11

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Estando de camino hacia el instituto, me sentía de los más nerviosa de lo cual nunca antes había estado; incluso ni siquiera cuando fue mi primer día allí.

Probablemente porque Scott trataría de acercarse de nuevo, y me daba miedo de hacer algo por impulso y no por que yo desee.
No es desagradable que el intente acercarse, pero es muy incomodo que él sea el único que trate de entablar una conversación. Ya saben... No es normal.

En cuento piso la entrada del instituto, puedo sentir como mis piernas flaquean traicionándome. Avanzó con dificultad hacia mi casillero, y saco mis respectivas libretas.

Cuando llegó a mi aula correspondiente de Química, donde gracias a Dios no se encuentra Scott, tomó asiento en el primer asiento de clase.
No me agradaba mucho la idea de hacerlo en las demás clases, pero esta era una gran excepción, ya que a absolutamente a nadie en esta clase le daba el interés de hacerlo, dejando solo aquí.  Y aunque Química no era de mis clases favoritas, de hecho... Era en la más mala, pero así podría poner más atención.

(...)

Me encontraba en casa, comiendo de un pedazo de pastel que la mamá de Sean, Verónica, nos había obsequiado.

Hoy en el instituto no me encontré con Scott, ni siquiera lo miré por ahí durante el almuerzo. Tal vez se escondía de mí porque se había arrepentido de todo aquello, o simplemente estaba exagerando y solo no había asistido hoy.

Oí golpear a alguien la puerta de mi habitación, así que me levanté y abrí, encontrándome a Grecia con el teléfono en mano.

—Su padre está en el teléfono —dijo en voz baja, para después otorgármelo.

Dio un paso hacía atrás, y salió de ahí, cerrando tras de ella.

—¿Hola, Papá? —contesté.

—Hola mi amor, soy yo —dijo tranquilo—. Quería decirte algo.

—¿Qué pasa, se quedaran más tiempo allá?

—No, no es eso. Oh bueno, no hasta el momento —repuso—. Quería decirte yo mismo, que Ramón, ya no podrá llevarte más durante unos días al colegio.

Ramón era el chofer de la familia, un amigo cercano a mi padre.

—Esta bien —farfullé—. Pero... Tú no estás aquí, ¿quién me llevará?

—Tal vez esto no te agrade, pero será la señora Verónica  y el señor Thomas.

¿Quééééééé? Por supuesto que no me agradaba, digo, ¿por qué ellos? ¿Por qué no contratar a alguien más y ya?

—¿Definitivo? —pregunté, con la esperanza de que dijera que esto era una broma.

—Definitivo.

Y finalizó la llamada, y también finalizó y se eliminó el recuerdo en mi mente del cómo se respira.



N/A:
Perdón por no actualizar, estaba súper desesperada por eso, pero se me callo mi cel y dejó de funcionar y apenas me lo entregaron.
Estoy muy feliz, ¡De verdad! Porque hemos llegado a las 400 leídas.
¡¡Wuau!! Muchísimas gracias a todas/os ustedes que me leen, y están aquí esperando nuevo capítulo siempre, además de que tienen que tolerar a esta irresponsable escritora.

Muchas gracias de nuevo, los amo.💙
No haré nada en especial, solo les subiré dos capítulos hoy, en un rato subiré el otro. En las 500 leídas prometo hacerles un maratón.

De blanco y negro a colorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora