Werewolf' s Hunter [pausada].

Capítulo 30. El vampiro bromista (II).

Capítulo XXX. El vampiro bromista (II). 

Asana.

Cuando James me dijo que yo era el nuevo licántropo, que era a mí a quien pretendía proteger, me lo tomé como una broma de mal gusto, pero, cuando Mark me dijo que Khalil era el nuevo licántropo verdadero pero que, al morderme, yo pasé a serlo, todo me encajó. Por ello se disculpó conmigo antes de morderme, por ello todos mis huesos se quebraron y luego se reconstruyeron, para ser una nueva arma de matar, para ser un licántropo mejorado, para ser el nuevo licántropo.

Todo en mi cabeza comenzaba a cobrar sentido, las prohibiciones de Mark, el que fuera el alfa de alfas, el que Lesmes no me hubiera atacado y me hubiera llevado a la guarida sana y salva, el que cuando me enfadaba no fuera del todo consciente de lo que hacía. Todo lo que se nombraba en ese extraño libro, todo lo que había leído en él, todo cobraba sentido en mí. Yo era el nuevo licántropo y me lo habían estado ocultando.

En ese momento, entendí las palabras de mis hermanos, entendí por qué, antes de que ellos salieran de la guarida, me habían dicho que la idea de ocultarme todo aquello había sido de Mark pero la decisión de aceptarla fue de ellos, entendí por qué saludaban a James tan amistosamente pese a ser un vampiro, era porque ellos, al igual que yo, estaban cansados de todas esas mentiras, de todos esos secretos. Ellos estaban enteramente conmigo, y, por ende, estaban con James, a favor de que estuviera allí, puesto que él pretendía decirme quién era yo realmente.

Tras caer en la cuenta de que quizá yo sí pudiera ser el nuevo licántropo, dirigí mi mirada hacia James, que, automáticamente, bajó la mirada. Aquello me confirmaba que, efectivamente, era cierto y no me estaba engañando.

- Por eso te di un zarpazo cuando tuve aquella pesadilla – comencé a decir mirando hacia el suelo y con un volumen de voz bajo – por eso no querías que me transformara estando sola, ni que me internara en el bosque siendo de noche y habiendo Luna Llena. Por ello Lesmes me protegió en lugar de atacarme cuando yo le ataqué. – dije alzando la mirada hacia Mark –. Por ello soy el alfa de alfas, por ser el nuevo licántropo. – dije alzando la voz.

En aquel momento, dirigiendo mi mirada hacia él y viendo que no parecía estar arrepentido de nada, de haberme ocultado todo lo que realmente y podía hacer, de haberme ocultado que tenía una sobrina, mi desprecio hacia él comenzaba a crecer.

Pensando en ello, caminé hacia él, sin apartar mi mirada de él, viendo cómo había reculado, notando cómo mis hermanos me sujetaban para que dejara de caminar hacia él.

- ¡Me has ocultado que tenía una sobrina y me has ocultado quién soy realmente! ¡¿Cómo has podido hacer algo así?! – exclamé furiosa e intentando soltar el agarre de mis hermanos.

Para mí ellos seguían siendo mis hermanos, seguían siendo mi familia pese a que me hubieran ocultado todo aquello, pero lo cierto era que ellos no tenían la culpa. Todo aquello, todas esas mentiras y todos esos secretos, habían sido creados por Mark, el único que parecía estar a disgusto con la llegada de James, así como Yann ciertamente, el único que no parecía arrepentirse de nada, el único que, para mí, había dejado de pertenecer a mi manada. Para mí, Mark ya no era mi hermano licántropo.

Obviamente, Mark y James, el cual permanecía delante de Mark, protegiéndolo de mí, no decían nada, únicamente permanecían callados y mirándome con cierto temor, puesto que, así como yo entonces era consciente de que podía transformarme en licántropo si así lo quería, ellos también eran conscientes de ellos.

Antes de haber sido convertida, no me había caracterizado por tener gran fuerza física, pero si por tener gran fuerza de voluntad, por ser capaz de contenerme en momentos de pura tensión o frustración, pero, en aquel momento, esa capacidad de poder contenerme en momentos de frustración parecía haber desaparecido.