Elric alzó su vista hacia lo alto, intentando descubrir que sucedía en la torre, aunque enseguida tuvo que desviar su atención por una nueva embestida de otra sombra más. Ya había perdido la cuenta de cuantas iban ya, y lo peor de todo es que no hacían más que aparecer de todas partes. Se deshizo rápidamente de su adversario y volvió la cabeza para ver como le iba a Zack, por lo menos a él tampoco parecía costarle demasiado pese a su poca experiencia, así que le dejó solo. Un nuevo oponente iba a probar suerte cuando un temblor sacudió a todos los combatientes, pero no se trataba de una simple sacudida, era algo mucho más oscuro, más peligroso.
Algo iba mal, terriblemente mal.
En ese momento el mestizo supo hasta que punto se había arrepentido de dejar a Katherine desparecer sola en el interior de la torre; entonces no había podido correr tras ella, las sombras se habían encargado de bloquear cualquier camino que le permitiera seguir sus pasos, y lo seguían haciendo como una infranqueable muralla; sin embargo, aquél repentino movimiento había conseguido inquietarlos, no lo suficiente como para poder cruzar al otro lado, pero era una desventaja fácil de aprovechar. Necesitaba algo para librarse de todas ellas, y para grandes problemas solo se admiten grandes soluciones.- ¡Zack! -llamó con todas sus fuerzas. Éste alzó la cabeza con interés.
- ¿Qué quieres? -respondió entre golpe y golpe-. ¿No ves que estoy ocupado?
- ¡A mi señal tírate al suelo!
El otro se le quedó mirando, perplejo.
- ¡Estás loco! -exclamó-. ¿Por qué iba a hacer eso?
- ¡Déjate de quejas y hazme caso por una vez! -ordenó Elric-. Cúbreme, esto es algo serio...
Zack asintió a su espalda, volviendo al ataque mientras esperaba su señal.
Elric hizo desaparecer sus garras y empezó a concentrar todo su poder entre sus manos, que poco a poco se llenaban de una sustancia negra. Tenía que mantener toda su atención en el proceso, por lo que no sabía cómo estaba yendo la batalla a su alrededor. Las sombras entre sus manos empezaron a crecer y a elevarse hacia arriba, solidificandose por momentos, hasta alcanzar unos tres metros de altura. Levantó ambas manos y con ellas se alzó una gigantesca espada negra, lista para desgarrar todo lo que se pusiera al alcance de sus filos.- ¡Ya! -gritó a pleno pulmón.
Zack se agachó justo cuando la hoja oscura pasaba por su cabeza, eliminando todas las sombras a su paso. Al levantarse se encontró en un enorme claro libre de sombras, que les permitía entrar sin problemas en la torre.
- ¡Corre! -dijo el mestizo-. ¡Es nuestra única oportunidad!
- No me digas -respondió sarcástico.
En el exterior las sombras restantes empezaban a reaccionar, pero era demasiado tarde, ya estaban dentro del edificio.
~~~
Katherine se notaba el cuerpo entumecido y un palpitante dolor de cabeza que no le dejaba pensar con claridad, no conseguía recordar lo que había pasado, al intentarlo solo veía oscuridad.
"¿Por qué no puedo recordar nada?" -pensó molesta-. "Todo está negro...". Entonces todo volvió a su cabeza, aquella masa oscura que le asfixiaba, que la había enviado a ese lugar.
La chica abrió los ojos con esfuerzo, y lo que vio no le gustó nada. Estaba rodeada de varias sombras entre las que se encontraban tres con apariencia humanoide y armadas con sendas espadas, además de algún cuchillo . Se extrañó al darse cuenta de que, por ahora no le habían hecho nada, solo estaban ahí quietos sin apariencia de esperar un ataque . No parecían querer hacerle daño, solo evitar que escapara de allí. Antes de intentar nada observó atenta la habitación a la que había ido a parar, una sala vieja de madera enmohecida que parecía una especie de dormitorio a juzgar por la cama con dosel que tenía a su izquierda.
Intentó retroceder con cuidado pero una de las tablas del suelo crujió bajo su peso, delatándola
ante sus captores; nada más hacerlo un lobo negro saltó sobre ella, la chica rodó hacia un lado y saltó sobre la cama desde donde instintivamente desenfundó su viejo puñal. Todas las sombras presentes corrieron hacia ella.
Sabía que no iba a poder defenderse solo con eso, así que saltó desde la cama, aprovechando el impulso para descargar un fuerte golpe justo sobre la cabeza de uno de los soldados negros, enseguida empezó a desaparecer pero antes de que lo hiciera del todo la chica aprovechó para arrebatarle la espada que segundos antes estaba sujetando.
ESTÁS LEYENDO
Las sombras de Alicia
AcakAl principio las sombras eran sólo eso, sombras. Burdas imitaciones de algo que nunca podrían ser. Destinadas a ser pisadas, intangibles, olvidadas... Ahora tienen lo que querían, los cuerpos que siempre les habían quedado vedados. Cuerpos oscuros p...