Capítulo VI

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Parecía aterida en el mismo lugar, el tan solo pensar que por mi culpa casi todos se encontraban en peligro me hacía sentir la responsable de los problemas. Posiblemente lo era, pero en cierto modo era libre de cualquier cargo cuando yo soy una fiel víctima de los secretos que ellos guardan, por lo tanto, no debo sentir culpa, todo lo contrario.

Estuve un rato analizando las palabras de Laurence antes de proponerme a decirle algo, pienso que todos estábamos en peligro desde el inicio, en primera instancia cuando decidieron tenerme aquí dentro, esa era una decisión que ellos tomaron y yo era muy ajena a ellas, adicionalmente no tenía conocimiento del vínculo que me unía a esas personas.

—Fui yo quien le insistió—dije—No le quedó otra alternativa cuando lo amenacé de irme.

Laurence hizo un ademán de amargura, al parecer la gravedad del asunto era más de lo que creía.

—No entiendo porque explicarme las cosas sea tan malo—dije.

—Las paredes tienen oídos Patrice.

Dicho esto giró sobre sus talones y desapareció por el arco que daba lugar a la antecámara, cambié mis planes de ir a la alcoba que me concedieron y seguí subiendo los escalones que me faltaban para poder llegar al piso superior, al hacerlo me encontré con una extensa línea de puertas, me preguntaba ¿Cuál de ellas pertenecía a la habitación de Dimitri? debía hablar con él. No podía abrir cada una hasta encontrarlo, toparme con Cameron o Brad sería una verdadera falta de vergüenza por mi parte. Aunque realmente no me importaba lo que pensaran, ellos me tienen secuestrada por lo que decidí ir de puerta en puerta hasta hallar la indicada.

Para mi mayor suerte las dos primeras que abrí estaban vacías y en la tercera se encontraba la habitación de Dimitri, en ella estaba él recostado en la cama boca abajo durmiendo plácidamente, cerré de un portazo y este dio un brinco que casi lo hace caer. Volteó adormitado y me miró con los ojos entrecerrados.

—¿Pasó algo?—preguntó en un hilo de voz.

—Creo que Laurence está molesta porque me contaste que eran unos fenómenos.

Hizo caso omiso a lo que dije y volvió a cerrar los ojos, caminé en su dirección, estuve a punto de darle un pequeño susto para despertarlo pero me detuve a admirar su relajado rostro, eran pocas las veces hasta ahora que lo veía de esa manera.

Posé una de mis manos en su rostro acariciando levemente su mejilla, para luego darle un diminuto golpe en ella y lograr despertarlo nuevamente, Dimitri abrió los ojos y frunció el ceño enfadado.

—¿Cuál es tu problema?—preguntó sentándose en la cama.

Cité las palabras de Laurence en las escaleras para mi poca conformidad con lo que sabía, si ahora estábamos en peligro entonces no habría problema si Dimitri me contaba un poco más de lo que tanto guardaban.

—Si te explico algunas cosas ¿Me dejaras dormir? —preguntó—No me importa lo que piense Laurence siempre y cuando me dejes dar una siesta.

—Claro—sonreí—Luego puedo relatarte un cuento o cantarte una canción de cuna si así lo deseas.

Dimitri sonrió, y se hizo a un lado para darme un espacio donde sentarme, lanzó un largo suspiro impacientándome.

—¿Crees en la posibilidad de que haya un mundo aparte de este?

—¡Extraterrestres!—lo señalé—¡Dios! ¿Cómo no se me ocurrió?—sonreí triunfante.

—No Patrice—respondió poniendo los ojos en blanco—¿Podrías dejar de adelantarte a los hechos?

Tentación Prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora