CAPÍTULO VIII (editado)

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Me encontraba un poco desorientada. Dichas palabras de Laurence se paseaban reiteradamente por mi cabeza, era de gran trabajo creer que mi madre se encontrase viva. 

¿Por qué nunca intentó comunicarse conmigo? Lo que era innegable es que me sentía patéticamente mal, el cuerpo entero me dolía y debido a la dificultad que hallaba en respirar tenía la sensación de que en cualquier momento desfallecería.

Bajamos en dirección a una pequeña antecámara donde yacía Dimitri y John sentados en un sofá. De repente, como si toda la calidez con la que me trató hace horas se hubiese esfumado, los ojos enrojecidos de Dimitri se encontraron con los míos, expresión que me erizó la piel. Empecé a negar con la cabeza haciendo un vago intento en darle a entender que todo aquello dicho por la boca de esos traidores eran puras mentiras, pero la única respuesta que recibí fue su desvío de atención hacía Frank, quien había optado por soltarme.

- De verdad lamento haberles dado ese susto cuando fui a mi casa esa noche-dijo Frank-Intentaba pasar desapercibido.

Deseaba hacerle entender a Dimitri que ellos no eran quienes decían ser, pero todo acto sería tomado en mi contra. 

-Patrice ha estado muy mal, de verdad lamentamos mucho lo de Cameron supongo que no pensó en sus acciones-frunció sus labios-He intentado que me diga algo pero cada vez va peor, y Leo se niega a admitir que sabe dónde está ya sabes que...

-¿Qué hace usted metido en esto?-preguntó Dimitri en lo que pareció ser un susurro.

-Sabes que mi hermana esta con vida y ella se encuentra involucrada en todo este embrollo -resopló-No quiero que le hagan daño, el gobierno se contactó conmigo al enterarse de que algunos hiperdotados se hallaban en la ciudad ilegalmente y que habían sido uno de ellos quienes asesinaron a mi cuñado y se adueñaron de algo muy delicado-hizo un mohín-No podía quedarme de brazos cruzados al ver como mi familia era perjudicada.

-Entiendo-asintió-Pero no crea que pueda hacer demasiado, es consiente que los hiperdotados le llevan ventaja.

-Solo quiero que mi sobrina este a salvo y mi hermana regrese para que ella no muera-dijo-Laurence fue hasta allá para buscarla y traerla-hizo una pausa-Esta casa no puede ser rastreada así que estará bien, sospechamos que Tommy esta con ella.

-¡No les creas Dimitri!-grité-Son unos traidores.

Dimitri se levantó y arrugó la cara en una desagradable mueca.

-Traidora eres tú-dijo entre dientes-¿Cómo pudiste hacernos esto?

-¿A qué te refieres?-pregunté con un nudo en el estómago.

El tío Frank intentó ocultar una media sonrisa, me tomó de la cintura y yo me aparté para liberarme de su agarre.

-Creo que será mejor que me la lleve, está algo aturdida.

-Sí-asintió Dimitri-Es lo mejor.

Dimitri se colocó de espaldas a nosotros mientras Frank, me llevaba a una habitación continua a la antecámara, lo que en realidad parecía ser un depósito lleno de cajas y un camastro. La puerta se cerró y quedé sola en ese lugar que apestaba a humedad, asustada y sollozando.

Sentí como si me hubiesen apuñalado el pecho, el único apoyo que me quedaba lo había perdido, pero quien era yo para que él confiara, una desconocida, todo se inclinó a favor de Frank, justo para que Dimitri estuviese en mi contra.

Lo sucedido a continuación se presentó con rapidez; derribaron la puerta con un fuerte estruendo, entraron al depósito, me colocaron una bolsa negra en el rostro y finalmente me cargaron en brazos, en ningún momento me resistí, ya sin esperanzas nada me importaba. Gritos, vidrios romperse, y voces estranguladas eran las protagonistas en escucharse. Me obligarón a entrar a un auto, el cual no tardó en arrancar.

-¿Está muerta?

Mantuve la mirada gacha cuando me quitaron la bolsa, me sentía miserable , si la muerte sería la culminación de esta pesadilla entonces no quedaba más que decir, podían asesinarme si querían. Sí, me rindo con facilidad, pero solo adelantarían algo que claramente sucedería en poco tiempo, esta opinión anteriormente mencionada cambió cuando unas manos pequeñas y frías se adueñaron de mi mentón logrando que voltease la mirada, ahí estaba, un niño, rechoncho y de dorados bucles que estaban por su cuenta en todas direcciones. Lo que hace un minuto parecía ser un laberinto sin salida ahora se transformaba en un ligero respiro porque Tommy estaba junto a mí observándome con sus grandes ojos azules.


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Unos mil siglos después...

Pero no importa...

Pronto el siguiente capítulo.

¡FALTA POCO!

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