Tuvieron que pasar unas cuantas horas antes de que Net fuese capaz de abrir los ojos. Sus párpados empezaron una danza anunciadora mientras su pecho se contraía a mayor velocidad. Al igual que quien nos deja para irse, Net volvía para quedarse. Su cara articulaba gestos grotescos y dolorosos. Mirándolo parecía que estaba viviendo sus últimos momentos, que quería despertarse y desaparecer.
Sus manos se tornaron puños, apretando, cogiendo y destrozando por igual todo aquello que encontraban a su paso. Convirtiendo las algas sobrantes de su extraño colchón en retales rotos y destrozados que se esparcían por toda la estancia. Sus brazos se mantenían rígidos y las piernas permanecían sumergidas en el letargo. Entonces todo el movimiento angustioso cesó, dejando paso a la tranquilidad. Una calma que anteponía la gran tormenta que iba a formarse en la vida de Net. Un grito largo, potente y cargado de sentimiento salió de su garganta. Llegó al exterior ensombreciendo cualquier otro tipo de sonido que pudiese haber en el ambiente, cubriendo un radio bastante grande para ser una voz humana. En mitad del grito sus ojos se abrieron dando paso a unos ojos verdes llenos de vida, alegría y desconfianza. Haciendo acto de todas las energías que le quedaban en su cuerpo pudo incorporarse. Tuvo que descansar un momento para recuperar oxígeno pero no sin dejar de escudriñar cada resquicio del cuarto.
Paseó su mirada por cada milímetro. Desde el acuario velero a sus pies hasta cada una de las anillas del árbol donde se había tallado la silla. Su mirada estaba confusa y sus labios, agrietados por la carencia humedad, se abrieron de asombro. Estaba en un sitio desconocido y no podía recordar cómo había llegado. Se miró las manos y se tuvo que tocar la cara, no entendía nada de lo que estaba ocurriendo. Todo comenzaba a dar vueltas para él y casi estuvo al borde del desmayo, pero algo lo evitó. Otra vez las pisadas seguras se acercaban hacia el cuarto, sin prisa pero marcando el compás de la respiración de Net. En un acto de raciocinio irracional, Net, se arrastró por la sala en busca de un lugar donde resguardarse, un sitio donde poder esconderse. Pero poco tardó en darse cuenta de que estaba en uno de los lugares más desprotegidos que había visto nunca. Su corazón latía con una velocidad preocupante e incluso se olvidó de respirar. Tuvo que agitar la cabeza un par de veces, sacudiendo su flequillo mientras cerraba con fuerza los ojos para poder actuar. Estaba agotado, no tenía energía, el estado de shock seguía vigente en su cuerpo pero él quería ser capaz de hacer algo, de salvarse.
Otra vez se corrió la cortina de su habitación y una luz cegadora, de nuevo, cubrió la sala en su totalidad. Net tuvo que taparse los ojos con la mano y perder el equilibrio, cayéndose de lado en el suelo. Poco a poco fue remitiendo ese brillo que le quemaba y revivía por dentro a partes iguales. Entonces pudo, abriendo sus ojos, ver como una silueta de sombras se formaba dentro de tanta luz. El chico rubio esta vez esbozaba una sonrisa y su mirada transmitía una felicidad intangible. El chico del buzo se acercaba lentamente a él, con las manos en alto demostrando que no pretendía hacerle daño pero Net estaba demasiado nervioso para fijarse en eso detalles y sacando fuerzas de algún lugar de su cuerpo se puso en pie para abalanzarse sobre él. No calculó bien la fuerza precipitándose de manera irreversible en los brazos de este que le sujetaron fuertemente. Intentó zafarse de ellos moviéndose, golpeando e incluso mordiendo pero nada de ello tuvo efecto, hasta que en alguno de esos burdos e inútiles ataques consiguió arañarle la cara haciendo que le empujara al suelo de nuevo. Net cayó de culo y el chico del buzo se llevó la mano a la cara. La herida estaba dejado de su ojo derecho, una fina pero profunda grieta en su cara.
- ¿Qué haces?- dijo el chico del buzo con una voz de asombro y enfado- ¿No ves que he venido en son de paz?
- Secues..-tuvo que parar para toser y aclararse la garganta- secuestrar a alguien no es signo de son de paz en ningún sitio.
- ¿Qué dices de secuestrar? ¡Crees que estarías en una cama si te hubiese secuestrado!
- ¡Pues no tengo ninguna otra explicación para esto, no sé dónde estoy, cómo he llegado, ni siquiera sé si estoy vivo!
- ¿Cómo? ¿No sabes dónde estás? A veces el viaje marea un poco, pero nunca había pasado esto..
-¿Qué viaje? ¿De qué diablos me hablas? Déjame salir de aquí o empezaré a gritar- Net acabó la frase elevando la voz
- Espera, espera, espera. ¿De verdad no sabes dónde estás?- El asombro del chico del buzo azul hizo que sus ojos se abriesen más de lo humanamente permitido
- ¿Tú quién eres?
- Yo soy.. Bueno, yo soy Tommy. ¿ Tú eres Net verdad?
- Tommy, ¿qué más? ¿ qué haces aquí?
- Creo que aún no estás preparado para saber todas las respuestas a tus preguntas, El Heredero debe de saber qué es lo que ocurre- dijo mientras se llevaba las manos a la cabeza
- ¿Quién es ese? Déjame hablar con él, prometo que no voy a contarle esto a nadie.
-He venido a buscarte para llevarte ante él, soy el mero comunicador de lo que aquí sucede. Ponte esto- le dijo mientras le pasaba un mono de color blanco doblado- No creo que quieras ir a verle desnudo
-Yo no estoy..- entonces sé miró y se dio cuenta que estaba totalmente descubierto, nada le tapaba nada y en un acto reflejo se llevó las manos a su entrepierna, buscando esconder algo que Tommy ya había visto. Net no tardó nada en ponerse colorado.
Un estallo de risa se produjo en el cuerpo de Tommy y esas notas, esa vibración de su voz produjo algo en Net que hacia mucho tiempo que no experimentaba. Una sensación de calidez, de cercanía que echó de menos.
-Déjame solo para cambiarme, te veo capaz de matarme en cuanto te quite la mirada para vestirme.
- ¿ No crees que si hubiese querido matarte ya lo hubiera hecho? Llevas tres días inconsciente..
Net no daba crédito a lo que sucedía, cada vez estaba más seguro de que era un sueño.
-Que te vayas- dijo haciendo alarde de toda su seriedad.
-Avísame cuando estés preparado- dijo mientras Tommy se daba la vuelta y despedía con la mano saliendo de la estancia.
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Los Portadores.
Novela JuvenilEn una dimensión paralela vinculada con la nuestra, hace mucho tiempo, ocho dioses escogieron quienes serían los encargados de la estabilidad del mundo. Entregándoles los Dones Esenciales. Las fuerzas se revelaron, volviéndose oscuras, necesitando s...