Parte 12

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Había superado el primer entrenamiento. Así que caminaba despacio dando pequeños saltos de alegría y felicidad. Aunque no supiera cómo, había dominado el agua por primera vez en su vida. Había creado un escudo protector con ella para después congelarlo. No se lo podía crear, un escudo de agua, algo que nunca hubiese imaginado poder hacer. Entonces se paró en seco. Nunca se lo hubiese imaginado porque esa aptitud no aparece en ningún lado. En ninguna de las páginas del libro sobre esos poderes se dice que nadie lo hubiese hecho. Ni siquiera Persei que tenía todas. Era raro que él realizase algo que no pudiera hacer la Primera Portadora. Quizás no apareciese porque entraba dentro del dominio del agua como elemento. Subió corriendo al cuarto para buscar más información sobre ello, en ascuas por saber qué había hecho. Cuando llegó a la puerta vio un post-it amarillo en medio de la puerta, justo a la altura de sus ojos. Estaba escrito con un bolígrafo de punta fina negro y una caligrafía bastante infantil, primaria. Tuvo que acercárselo para poder ver escrito 'Enhorabuena,
T'
Sonrío al ver que Tommy me estaba felicitando, ese chico tenía algo especial. Abrió la puerta y se tiró sobre la cama sacando las hojas del archivador. Tal y como había pensado no se reflejaba nada en ellos sobre esa cualidad. Entonces recayó en el otro libro, el pequeño, delgado, viejo y sucio que Tommy le había dado. Tuvo que pasar la mano varias veces para limpiar el polvo lo suficiente y poder leer el título 'Lo no portado'. Ese título le extrañó, le evocaba más a algo oscuro y pérfido que a un libro necesario para saciar su curiosidad. En él se hablaba de Persei, de los dones que ella tenía, incluso de alguna variación en un ataques que le hacían ser una de las Portadoras más letales y eficaces del grupo. Igualada por el fuego y la electricidad. Ellos tres eran los más temidos, los más respetados. Sus dones alcanzaban todo lo necesario para la vida. Ya que el agua era vital, el fuego defensivo y la electricidad supervivencia. Jota era el nombre del primer Portador del fuego y Yas del primer Portador de la electricidad. Ambos dos seres sin género, sin apariencia, donde lo único que importaba era su poder. Jota era valiente, dominaba a la perfección el fuego que no hería su cuerpo para ser un ser ardiente cargado de energía, en cambio Yas se encargaba de la retaguardia, de la vigilancia y la defensa ofensiva. Podía crear tormentas eléctricas con un solo gesto de su cabeza y eso la hacía imparable. De Persei se hablaba de su físico, una muchacha castaña con grandes ojos verdes, la Reina de los mares, la Señora de los glaciares, la Dama de las nubes. Siempre impoluta según escribían. Una muchacha a la que no le hacía falta atacar para ganar batallas, pero si lo hacía creaba desolación, dolor y dominio. Alguien bondadoso con el corazón ahogado.

Net paró un momento, de su antepasado se hablaba como una divinidad terriblemente peligrosa, del resto como peligrosos convertidos en divinidad. Era extraño. Además se recalcaba en la ropa de Persei, que siempre iba impoluta, podía ser que cuando tuvieran que luchar existiese una ropa específica para ello. Le daba miedo y gustaba a la vez ese maligno poder que tenían los Portadores. Él en un solo día había dominado el agua, o al menos, un poco de esta.

Cogió el libro de nuevo y se envolvió en la lectura. Leyó sobre batallas sus libraron contra seres horribles que venían a exterminar a todo el mundo. También supuso que el Castillo de Ux de la provincia de Raly es en el que estaba. Ya que aparecía como la sede de los Portadores. Llegó a una parte importante del libro donde aparecían detallados los ataques de cada uno de los Portadores. Desde la llama de fuego de Jota hasta los rayos dirigidos de Yass, pasando por los terremotos de Gina y su Don de la naturaleza. Tuvo que ojear bastante hasta llegar a Persei, una lista minuciosa de cada uno de sus ataques, incluso con correcciones de los mismos en color azul. Seguramente escritos por ella, por el tipo de caligrafía. Entonces pasando una hoja cayó del libro un sobre de un blanco manchado por el tiempo sin cerrar. De él extrajo un folio largo de color amarillento, como las hojas del primer libro, era una lista dividida en secciones con los dones. Todos ellos contenían una serie de ataques debajo. Ataques que no salían en el otro libro. Era un lista de aquello que no pudieron hacer. Nadie que haya tenido el don. Una lista de su debilidades. Información que no debería ver nadie o al menos tenerla. Con ella eran vulnerables. Buscó Persei pero faltaba un trozo de hoja, se fijó de cerca y observó que estaba quemado. Tampoco había nada sobre Yas ni Jota. Tenía las debilidades de los Dones, incluso del Don de Tommy. Quien, por cierto, era incapaz de sanar heridas hechas voluntariamente. Algo lógico. Que de caer en malas manos sería terrible, pues sabrían como hacernos a todos vulnerables ante los ataques. Era demasiada información de golpe, quería airearse así que se asomó por el ventanal para ver el exterior. Entonces se le ocurrió que quizás podía manejar el agua para crear un tobogán que me llevase al suelo. Empezó a agitar las manos deseando crear esa construcción pero el agua que aparecía rápidamente se derrumbaba como una catarata. Estuvo casi una hora concentrado en ello sin obtener resultado. Cuando se aburrió se giró hacia el cuarto en un mal gesto que le hizo resbalar y precipitarse por la ventana.

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