Parte 5

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Net corrió todo lo que sus piernas magulladas por las cadenas y su estado convaleciente le permitieron. Su cara reflejaba ira, y sus puños estaban ahogando al propio aire. El buzo estaba roto y con cada paso se iba haciendo más jirones, dejando a la vista su constitución delgada, blanca, pero definida. Cuando más se acercaba hacia el trío de encapuchados más notaba que le hervía la sangre, que algo le quemaba por dentro.

En cambio los atacantes no se daban cuenta, o no querían ver, que el joven de pelo despeinado se acercaba a ellos seguido por Tommy, quien corría intentando alcanzarle el ritmo. Net estaba a pocos metros del encapuchado del emblema de las llamas, que a la luz del sol brillaba con un intenso color naranja enmarcado en un octógono. Cuando estaba a unos pasos de este se lanzó con todo el impulso que le proporcionaron sus gemelos pero se detuvo en seco antes de levantar los pies del suelo. Se quedó a medio salto, detenido en el impulso de sus piernas.

- Acaso piensas - dijo el hombre del emblema con una hoy grave, quemada - que tienes alguna posibilidad de tocarme.

Net intentaba hablar, moverse, golpearle en la cara.

- Estás paralizado. Puedes luchar todo lo que quieras pero no podrás romper la fuerza de mi Don. - dijo a la vez que se aproximaba. Colocó su mano envuelta en un guante sobre la cara de Net y entonces este puso mirarle a los ojos. Ver el miedo y repudiar a alguien sin conocerle. Una ardiente mirada de unos ojos rojos oscuros, tenebrosos, sin vida. - Nadie puede romper mis Dones, sus ataques son imparables. Es una pena que tenga que matarte de esta manera sin haber siquiera podido verte en duelo. - Fue deslizando la mano hasta el cuello de Net y sin apenas hacer esfuerzo notó como algo le estaba estrangulando. Empezó a ponerse morado, sin tener ninguna posibilidad de defenderse. Justo en el instante anterior a perder el conocimiento su cuerpeo recuperó pesó y cayó al suelo de bruces agarrándose a lo primero que encontró, la chaqueta del hombre del emblema.

- ¡ Déjalo en paz ! - gritó Tommy a su espalda - sabes tan bien como el resto que es un no dotado.

- Volvemos a vernos Tommy, veo que el buzo azul te sienta mucho ahora que puedes moverte. - dijo mirándole profundamente a los ojos. - ¿ cómo haces para que no te afecte mi Don ? ¿ Por qué eres capaz de moverte?

- Todos aprendemos con el tiempo Tristán.  Todos aprendemos a defendernos.

- Qué lejos queda ya esa etapa en la que siempre necesitabas mi ayuda Tom, demasiado lejos. Pero aún no has visto todo lo que soy capaz de hacer. He tenido demasiado tiempo para practicar- dijo mientras esbozaba una pérdida sonrisa.

Net, tumbado en el suelo, mirando a ambos lados como en quien sigue una pelota en un partido de tenis empezó a notar que el suelo quemaba. Tardó poco tiempo en ver que se estaba formando un círculo de fuego en torno a él y Tommy. Se incorporó todo lo rápido que pudo y apretó sus puños mientras caminaba marcha atrás huyendo del fuego que se estaba propagando.

- A ver si tu Don puede salvarte de esta Tommy. - Dijo mientras levantaba su mano derecha y el círculo de fuego crecía hasta ser más alto que los propios retenidos.

En poco segundos Tommy y Net estabas totalmente rodeados, en un espacio poco a más amplio del que necesitaban sus cuerpo, chocando sus espaldas. Frente al trío de encapuchados que los miraban con la más malvada de las sonrisas, disfrutando el espectáculo que estaban viendo.

- ¿Qué hacemos Tommy? - dijo él asustado Net

- Nada, no podemos hacer nada para salvarnos de esta. - oyó como Tommy comenzaba a toser por la inhalación de humo.

- No quiero acabar aquí, no sé nada de esto. Tenemos que salir de aquí, de este sueño. - dijo Net mientras buscaba la mano de Tommy, necesitaba notar a alguien apoyándole.

Sus manos se encontraron, se abrazaron entre sí, se ahogaron mutuamente. Al unísono apoyaron sus cabezas una contra la otra, como en un paso ensayado respiraron a la vez.

- ¡Tommy tenemos que hacer algo!- dijo Net apretándole más la mano. - Tommy dime algo.

El fuego estaba acariciando sus cuerpos, quemando sus buzos, su pelo. Tristán se acercaba cada vez más, quería ver este espectáculo en primera línea. El calor era insoportable, sus pulmones estaban llenos de humo y no podían para de toser, sus ojos les lloraban de escozor mientras sentían que sus manos ardían.

Entonces un voraz aumento del fuego se proclamó cerniéndose sobre los dos rehenes, se oyeron gritos de dolor, de sufrimiento y luego silencio. Fueron apenas dos segundos pero el fuego explotó atacando a los encapuchados. Haciendo que uno de ellos prendiese y se tirase a rodar por el suelo intentando extinguir un fuego maldito. Acto seguido una onda de vapor salió de entre todo el humo golpeando a Tristán a la altura del pecho derribándolo hacia atrás. Una segunda onda le tiró al suelo y empujó al otro encapuchado contra la casa de la tela amarilla, clavándose una estaca de madera. Para cuando salió la tercera Tristán ya no estaba, ya había abandonado dos cadáveres que se convirtieron en polvo.  De entre la nube de humo emergió un Tommy agotado cargando con Net en los brazos. Antes de caerse de rodillas miró a Net a los ojos y este le sonrió ofreciéndole su mano, enseñándole que portaba el emblema de Tristán.

Los Portadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora