Mi llamado

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El Llamado, como así lo nombramos todos los que estamos en el Universo de los Sueños, llegó para mí hace casi unos dos meses.

Me encontraba en mi cuarto leyendo un comic, escondido bajo las sábanas para que mis padres no se diesen cuenta que todavía estaba despierto, cuando repentinamente cerré los ojos y desperté en un sitio que no era mi habitación.

Imaginen mi cara de espanto al descubrirme perdido en... la nada.

Porque eso era lo que había a mi alrededor, hectáreas y hectáreas de valle y nada más, un poco extraño para mis ojos por el hecho de que el pasto, justo donde estaba parado, tenía cuatro colores distintos; verde claro, verde oscuro, color pasto seco, y blanco; sé que no es la mejor descripción que puedo dar, pero no soy muy avispado con eso de los nombres de los colores, no me culpen.

El aire soplaba suavemente. Flotando en el viento se sentía alguna especie de calma que nunca antes había experimentado. Sin embargo, estar calmado era algo que no podía concebir mi cerebro.

Entraba en pánico justo cuando vi varias siluetas, tipo película de Hollywood, acercarse en la distancia entre una bruma salida de quién-sabía-dónde, e intenté comenzar a tranquilizarme. Intenté.

El sol brillaba demasiado en lo alto, a tres quintas partes del camino antes de tocar el horizonte y dar paso a la oscuridad, a pesar de que en casa ya era de noche y que mientras leía el comic estaba con una linterna por debajo de las sábanas de mi cama.

Las personas avanzaban con lentitud y paso firme, la neblina a su alrededor apenas se disipaba. Comencé a distinguir sus siluetas cuando estuvieron a tan solo diez metros de mí.

Eran dos mujeres y dos hombres.

-Bienvenido al Universo de los Sueños. Bienvenido, Soñador -dijo una mujer alta de tez oscura, la cual parecía la líder de los cuatro. Sus ojos estaban fijos en mí cual dos cámaras que me escaneaban de pies a cabeza. Eso me hizo sentir incómodo.

Mas cuando finalmente pude apreciar bien a quienes tenía enfrente quedé tontamente maravillado. Todos eran diferentes el uno de otro.

Uno de los hombres llevaba una capa gris que tocaba el suelo, iba sujeta a las hombreras de su traje, llevaba botas y guantes en las manos, como si de verdad hiciera mucho frío, mientras que el otro hombre, alguien de aspecto normal, delgado, no atlético, vestía lo más casual posible: bermudas color caqui y una camiseta verde fosforescente. Los ojos de uno eran grises y del otro eran verdes, respectivamente.

-¿Dónde estoy exactamente? ¿Qué es este lugar? -dije yo en respuesta. El pánico acababa de evaporarse al ver a los cuatro frente a mí, todos me inspiraban una rara confianza, aun cuando eran perfectos desconocidos. A los cuatro adultos parecía que yo les causaba un poco de curiosidad. Luego de eso reparé que mis pies estaban anclados al suelo-. ¿Por qué no me puedo mover? -Agregué.

-Estás en el Universo de los Sueños -replicó la mujer que me había dado la bienvenida, y que todavía me miraba atentamente-. Hogar de los que poseen grandes sueños y los que nunca miran hacia atrás. Tienes el privilegio de estar aquí como muchos otros. Felicitaciones.

-Eso suena genial -contesté como tonto, mas no quería un privilegio que me dejara pegado al piso como el tronco de un árbol. ¡Qué tal y empezaba a echar raíces!-. Pero eso no aclara el por qué no me puedo mover.

Un instante después reparé que cada persona se había parado sobre diferente pasto. La dama de tez oscura como la noche misma, se erguía sobre el pasto seco, el hombre de la capa sobre el blanco, el sujeto delgado sobre el verde claro, y la otra mujer, que iba vestida a pantalón y blusa verde de la textura de una gran variedad de hojas de árboles, permanecía sobre el pasto verde oscuro.

Universo de los Sueños. [Universo de los Sueños #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora