Décimo sexto capítulo.

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Lunes, 8:35 p.m.

Louis estaba más que impaciente mientras esperaba sentado al pie de la escalera por la llegada del pequeño Harry. Hoy no se le había permitido acompañar al ojiverde al centro infantil y eso había empeorado mucho más la situación puesto que, desde la mañana, sentía que algo no andaba completamente bien con el muchachito y ahora no podía esperar ni un momento más para ver sus ojos esmeralda y mermar la preocupación punzante instalada en su pecho.

Movía sus dedos finos en el aire mientras pensaba en Harry. Había estado alrededor de otros niños pero, sin lugar a duda, no había otro pequeño tan fascinante como él.

Y si alguien le preguntaba, Louis contestaría que le gustaban muchas cosas del pequeño ojiverde. Sin embargo, había una característica que era su favorita.

Le gustaba, sobre muchas cosas, la manera en la que trataba a todo aquél con quien se encontrara, siendo tan considerado y respetuoso. Y genuinamente amable también. Harry era un niño muy amable y no solo con las personas que conocía. A pesar de su corta edad, él sabía que todos merecían ser tratados con la misma bondad y cariño con que tratas a tu familia.

Su madre le había enseñado a ser el mejor ser humano que Louis había conocido. Y, por supuesto, él tenía muchas referencias para comprobar eso.

A pesar de estar perdido en sus pensamientos, Louis alcanzó a escuchar el cerrojo de la puerta principal ser quitado y, por supuesto, corrió escaleras arriba para esconderse tras los barrotes del barandal.

Harry no mostraba su bonita sonrisa de siempre y caminaba un poco más lento de lo usual. Y cuando Louis agudizó más su vista, pudo observar perfectamente un par de curitas azules que cubrían ambas rodillas del ojiverde. Su corazón se contrajo al instante y de sus ojos brotaron un par de lágrimas que rápidamente dejaron un camino vidrioso en sus suaves mejillas.

Louis supo que alguien había herido a Harry por la mirada lastimada que le dedicó antes de que se rompiera el contacto establecido por la voz de su madre.

-Ven, cariño. Te llevaré arriba para acostarte en lo que te preparo un baño -murmuró Anne mientras levantaba con cuidado a su hijo en brazos.

Los pensamientos de Harry no estaban en sus rodillas lastimadas o en el ardor que probablemente le causaría el baño de agua tibia. Estaban con Jeremy y con lo que él había hecho. Tampoco era como si se tratara de algún tipo de rencor o, mucho menos, odio. Más bien era un sentimiento de tristeza. Y el muchachito ojiverde tenía presente que su madre le había dicho que no todas las personas en el mundo eran tan amables como él, pero Harry era muy inocente para comprenderlo aún.

Hubo un par de sollozos durante el baño de Harry que solo hicieron que el corazón de Louis se contrajera un poco más dentro de su pecho. Louis adivinó que era por el ardor del contacto de sus heridas con el agua tibia y decidió que era mejor ir a preparar un pijama limpio para Harry antes de quedarse escuchando a hurtadillas.

Cuando encontró un pijama que lucía lo bastante cálido y bonito lo dejó sobre la cama mientras acomodaba las almohadas como a Harry le gustaba. Una a cada costado de la cama porque, aunque ya no fuera un bebé, creía que podía rodar durante la noche y encontrarse a sí mismo en las frías cerámicas al despertar.

Diez minutos fueron suficientes para que Louis tuviera tiempo de volver a esconderse tras las cortinas. Anne miró sorprendida el pijama sobre la cama sin poder recordar haberlo dejado ahí antes, sin embargo, Harry estaba quedándose dormido sobre su hombro así que era mejor darse prisa. Vistió a Harry de inmediato con la suave prenda y colocó nuevas curitas, esta vez de pequeños ositos color pastel, sobre sus lastimadas rodillas.

-Cariño, aquí. Iré a traerte un poco de té ¿podrías quedarte despierto un poco más?

El ojiverde, que oía lejana la voz de su madre, asintió con sus ojitos cerrados mientras se arropaba a sí mismo con su manta favorita. Era de felpa azul y tenías cientos de vaquitas estampadas y Harry siempre le decía a su madre que la llevaría consigo aún hasta la universidad.

No se trataba solamente de una manta calentita. Cuando Harry se arropaba bajo la suave textura percibía protección y seguridad, calidez y hogar y un ligero aroma del perfume favorito de su madre cuando ambos tomaban una siesta durante el pasado invierno. Días tranquilos si alguien le preguntaba.

Antes de que Harry se refugiara en los brazos de Morfeo por algo de descanso, su madre volvió con el té prometido y una bolsa de agua caliente que colocó al pie de la cama para que el pequeño recuperara su temperatura corporal.

Pensó en leerle un libro nuevo que había adquirido antes de ir al centro infantil pero sabía que había sido un día cansado para Harry así que dejó que se recostase de nuevo y le plantó un beso en la frente.

-Descansa, cariño. Te quiero ¿está bien? -Le dejó un par de besos más alrededor de las frías mejillas antes de caminar hasta la puerta con los pantalones sucios en su mano.

-Yo también te quiero, mami -murmuró el ojiverde con un pequeño hilo de voz y fue lo último que Anne escuchó antes de cerrar la puerta. Aún tenía que llamar a su abogado para meditar sobre el divorcio y la descabellada solicitud de custodia que Des había impuesto sobre Harry. Las cosas empezaban a complicarse.

El ojiverde se veía tan pequeño y delicado acurrucado sobre su cama que a Louis solo le dieron ganas de cuidarlo por siempre. Salió despacio de su escondite, cuidando no tropezarse con ningún objeto tirado en el suelo, y movió suavemente el hombro de Harry una vez que llegó a su lado.

-Hazz, cariño. Debes levantarte un momento -susurró Louis mientras buscaba una toalla entre los cajones del armario.

- ¿Por qué Lou? -respondió Harry mientras abría un ojo y revisaba entre la oscuridad por un cuerpo andante. -Estoy muy cansado y si me muevo puedo despegar el par de curitas de mis rodillas.

-Hazz, tu cabello aún está húmedo y si te duermes así es probable que despiertes nuevamente resfriado -se sentó a un lado de la almohada y buscó la mano del ojiverde para ayudarle a sentarse.

Harry murmuró un par de cosas que Louis no pudo entender pero finalmente se dejó atraer hacia delante por aquella pequeña mano. Una vez sentado, el castaño se movió sobre sus rodillas hasta quedar detrás de ojiverde y empezó a secar cautelosamente su cabello. Después de un momento, y cuando el menor dejó caer su cabeza hacia delante en señal de que se estaba quedando dormido, Louis lo sostuvo por los hombros y lo acomodó en su pecho hasta que terminó con su labor.

Después, tomó el pequeño cuerpo de Harry y lo apartó del suyo hasta que dejó su cabeza apoyada nuevamente en la almohada. Y, sin importarle en lo absoluto que la toalla húmeda haya sido olvidada en el suelo, Louis se adentró también en las sábanas tibias junto con el cuerpo del ojiverde.

Harry no agradeció verbalmente por aquel gesto de protección que Louis había tenido, sin embargo, tomó su pequeña mano y se acurrucó bajo el brazo del castaño antes de decir: -Te quiero, Lou.

Louis besó el cabello de Harry antes de responderle: -Duerme, Hazz. Yo también te quiero.

El suave ronroneo que soltó Harry después de eso simplemente adquirió un significado silencioso; si tenía a Louis junto con él, estaba seguro no habría más días como ese.


N/A: Si alguien aún lee este fic (espero que sí) quiero decir que siento mucho no haber escrito en tanto tiempo. Ya estoy en mi último año antes de la universidad y ha sido un poco difícil acoplarme a las nuevas materias.

En fin, estoy escribiendo un one shot y lo subiré pronto porque me falta muy poco para terminarlo.

Espero tengan un bonito día, tarde o noche. ¡Un abrazo para ustedes! :)

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2015 ⏰

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