Capítulo 14: "Ira"

17 1 0
                                    

LILIAN

Mi cuerpo temblaba, cada rincón de mi ardía en ira y tristeza, visiones cubrían mi vista, distorsionaban mi realidad. La mujer de cabello negro aparecía en mis sueños, en todo momento, ahora podía ver en mi brazo una grabación, escrita sobre mi piel, sobre la que surcaba sangre: "Salva nuestras almas", mi cabeza daba vueltas, mi vista se nublaba, caminaba en medio de la noche, mi ropa se rasgaba al pasar por un laberinto de rosas blancas con sus tallos repletos de espinas, escuchaba gritos de dolor, recordaba imágenes sobre cuando era una pequeña, mi supuesta abuela le tiraba ácido en el rostro a un niño rubio, este gritaba por el dolor, su madre lo cubría con sus lágrimas y se interponía entre ambos para defender a su hijo, el padre intentó detener a la mujer, pero lo mató, dañó a la mujer y le arrancó parte de su alma al niño, la otra mitad de su alma había sido protegida por el amor de su madre, luego la asesina me miraba con sus ojos desorbitados y me susurraba apretando los dientes: "¿Por qué no puedo matarte, por qué no puedo hacerte daño, Lilian? Te maldigo" la mujer herida intentaba salvar a su bebé, y llorando, arrastrándose por el suelo, ensangrentaba le decía a su hijo: "Ian, mami te ama, no lo olvides nunca" la asesina desaparecía llevándose al niño y agregándole recuerdos falsos a la mujer herida, haciéndole creer que su marido había sido un golpeador, que nunca había tenido un hijo varón... que yo era su única hija. La asesina era mi abuela, quien se suponía, me contaba cuentos de esos hermosos cuentos de hadas, la mujer herida mi madre, mi padre el hombre muerto, y mi hermano Ian, con quien jamás había podido querer, pelearse por razones absurdas, pegarse y después arrepentirse, jugar, hacer las tareas del colegio juntos... como hacen los hermanos... y todo por Lydia.

Desperté empapada por un sudor frío, un fuerte pitido en mis oídos, un mareo, junto a un árbol junto a Alicia y Hanzel, así estaba. Mi corazón se aceleró por el miedo, ¿dónde estaban Greta, Peter, Ander...?

Alguien tocó mi hombro, me di la vuelta bruscamente para ver de quien se trataba. Era Greta.

-Despertaste...-susurró en un tono cálido- ¿todo bien? Digo, se que no, pero ¿estás mareada o algo?

-¿Dónde está el resto?- le pregunté ignorando lo que me decía.

-Peter está con Crystal, Apolo está cosiendo sombreros... para nosotros- se encogió de hombros-, y Ander está por ahí, vigilando.

-¿Qué nos pasó?

-Pasamos por el lugar en el que están enterrados los cuerpos de personas que vivieron aquí y que Lydia mató, se nos aparecieron porque creen que los podemos ayudar- explicó-. Se me apareció un niño muerto, creí que iba a morir de la tristeza y desesperación- suspiró y se sentó a mi lado-, además olvidamos tomar el relicario, tenemos que volver a la cabaña, o al menos lo que quede de ella.

-Era mi hermano...- murmuré con voz ahogada.

-¿Qué?- respondió confundida.

-Hablo de Ian, era mi hermano- dije rascándome los ojos-. Tengo que admitir que envidio tu relación con Hanzel, yo nunca pude tener algo así, a pesar de tener un hermano.

-Eso fue culpa de Lydia, además, Ian sigue siendo tu hermano, aún sigue vivo, débil pero sigue, por eso tenemos que ayudarlo, a él y a todas estas almas.

-Admiro la fuerza de todos ustedes, la fuerza de Ian, estuvo toda su vida obligado a vivir de esta manera y jamás se rindió y siguió peleando para dejar de estarlo.

-Sigue- me corrigió-. Si me hubieran preguntado, cuando aún mi vida era normal, si hubiese aguantado hasta este punto sin morir, creo que hubiera dicho que no, y aunque no me considero muy fuerte, se que al menos lo soy más de lo que creía. Uno no sabe que tan fuerte es hasta que serlo es tu única opción. Así le pasó toda su vida a Ian, tuvo que hacerse fuerte por todo lo que vivía, así como nosotros nos estamos haciendo más fuertes por eso...

-Yo soy débil.

-Nadie de nosotros es débil, débil es quien oscurece su corazón cuando su vida se complica... como Lydia, ella si es débil, fue engañada y a cambio oscureció su corazón haciéndole creer al resto que era alguien indestructible, eso solo demuestra lo frágil que es.

-Es muy poderosa.

-Ser poderoso no es sinónimo de ser fuerte- me dijo esbozando una dulce sonrisa que mostraba melancolía. Recosté mi cabeza sobre su hombro.

-¿Estoy muy grande ya para decir que extraño a mi mamá?- le pregunté aguantando mis lágrimas.

-No, para nada. Yo también la extraño, mucho, y a mi papá, y a Pipi.

-¿Tu perro?- le pregunté recordando de repente a un perro sin raza (mezcla de san bernardo y caniche), ella rió.

-Si, lo extraño, extraño que rasque mis piernas para que le de lo que comía.

-Extraño a Ian también.

-Si, y yo.

-Quiero que esto termine.

-Si, y yo- inhaló y exhaló-, por eso tenemos que hacer el último esfuerzo ahora y no rendirnos, sino todo lo que logramos habrá sido en vano.

-¿Qué logramos?

-Mataste a Samuel, por lo tanto matamos una parte del alma de Lydia alojada en él, le quitamos el relicario... y estamos vivos, que no es poco, además estoy segura de que vamos a derrotar a Lydia y salvar a todas las almas- me contestó. Cada una de sus palabras resultaban reconfortantes para mi, una chica desesperada y perdida que no quería ser salvada porque sentía que todo era su culpa. Ander llegó frente a nosotras con unos cuantos sombreros bajo su brazo.

-¿Son los que estaba haciendo Apolo?- le preguntó Greta, él asintió.

-Sip, dice que los protegen o algo así, no le entendí, me fui antes de que terminara de explicarme- sonrió. A Greta le dio un sombrero lila brillante con algunas rosas blancas en el, en el centro de cada roda había un cascabel brillante. A mi me dio una galera roja fuego, tenía un jazmín y brillantes sosteniéndolo. Peter apareció tras Ander con un gorro negro con una pluma roja enganchada a él.

-No me gusta la pluma- se quejaba Peter.

-Me encanta, es muy lindo- dijo Greta hablando de su sombrero y probándoselo.

-Te queda genial- le dije, ella amplió su sonrisa.

-Gracias, el rojo te queda muy lindo.

Ander dejó un sombrero de vaquero blanco con hilos marrones decorándolo junto a Hanzel, y junto a Alicia una gelera azul marino, turquesa, violeta, lila y rosado, brillante, parecía una galaxia, lo decoraban rosas negras.

-Eso es todo- dijo Ander-, ah, si, Crystal dijo que iba a preparar algo para comer- se encogió de hombros y se fue hasta donde se veía la tenue luz de una fogata. Me paré y fui tras él.

Tenebrosos (Secuela de "Sombríos") © [No Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora