Capítulo 16: "Solo un abrazo"

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LILIAN

     - ¿Entonces?- preguntó Greta.

     - Cuatro van a buscar el relicario y liberan las almas y cuatro a buscar los cadáveres- contestó Crystal. 

     - Yo voy a buscar el relicario- dije. Sentía cierto magnetismo, como si aquel colgante gritara mi nombre, me rogara que lo encuentre. Solo pedía que Lydia no lo hubiese hallado primero.

     - Te acompaño- dijo Ander. La piel se me erizó. 

     - Hanzel y yo vamos con ustedes- dijo Greta.

     - Solo queda una cosa, ¿cuándo nos vamos?- dijo Crystal sonriendo.

     - Ahora- contestó Apolo-. Lydia querrá encontrar lo más rápido posible el relicario y hacer desaparecer los cuerpos.

     Apolo nos entregó dos esferas a cada uno. Eran de vidrio y en el centro podía verse humo y luces de colores. Eran salidas rápidas, había explicado. Rompiendo una de ellas el humo se liberaría y  nos llevaría al lugar en el que estuviésemos pensando en ese momento. Solo teníamos dos oportunidades cada uno, íbamos a estar obligados a cuidarlas mucho. Cada una solo transportaba a una sola persona.

     Me abracé, el viento rugía con violencia, azotaba mi rostro y entre mis rulos la nieve iba quedando atrapada. Me cubrí con la caperuza roja, esperando que fuera suficiente al menos por un tiempo, pero el frío más del que podía esta soportar. Greta guardó sus manos en los pantalones anchos, negros, que llevaba ahora puestos. Hanzel intentaba calentarse los dedos entumecidos por el frío. Ander no parecía tener frío. Empezamos a caminar, de nuevo hasta el lugar donde Ian había desaparecido, donde yo había sentido el mayor dolor físico (al menos que recordara).



ALICIA



     Cuando nuestro caminó se bifurcó nos dividimos, quizás así encontraríamos todos los cuerpos en menor cantidad de tiempo. Para cuando amaneciera tendríamos que estar todos en ese camino. Cada uno, por un camino distinto, rompería una de las esferas de humo, iría, después de tanto, a mi mundo, vería a mis padres... 

     Estaba nerviosa, hacía demasiado que no veía a mis padres, pero sabía que ellos no me pedirían explicaciones. Me odiaban, siempre lo habían echo. Su repulsión hacia mi había crecido cuando yo había matado a Oscar.  Había sido por defensa propia al principio, pero después no podía dejar de golpearle la cabeza. Había sido una sensación extraña, con los brazos adormecidos de placer viéndolo sufrir. ¿Cómo yo había osado a tratar al resto de este mundo de locos si yo era igual? Quizás por eso me daba nervios volver a mi mundo, porque este era tan reconfortante para mi que no quería dejarlo. En el país de las maravillas podía amar y ser amada. Allá no tenía nada.

     - Antes de irnos de acá, quiero mostrarte algo- dijo Apolo esbozando una sonrisa traviesa. Entrelazó sus dedos con los míos. Me guió por un camino de árboles frondosos, con copas salpicadas de colores vibrantes. Donde los árboles fueron haciéndose cada vez menos, en cantidad, había una hermosa cascada, de ella caía agua turquesa, brillaba. A la luz de la luna, las luciérnagas volaban, todo era hermoso.

     -Es...- perfecto, hermoso, inefable, solo digno de un país de maravillas - precioso, es hermoso.

     - ¿Bailamos?

     -¿Eh?- dije sonriendo.

     - Vamos a parecer locos- dije riéndome-, más de lo que ya estamos.

     - ¿Alguna vez conociste un cuerdo feliz?- preguntó acercando su rostro al mío, eso seguía poniéndome nerviosa. Sus ojos brillaban. 

    - Entonces hay que bailar- dije rodeando su cuello con mis brazos y poniéndome de puntillas de pies. Sus manos sujetaron mi cintura y su rostro se escondió en mi cuello. 

Tenebrosos (Secuela de "Sombríos") © [No Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora