Capitulo 9 - Infancia Oscura

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Confusa y conmovida por la verdad y las mentiras, así que ya no sé lo que es real y lo que no, siempre confundo los pensamientos en mi cabeza, así que ya no puedo confiar en mi misma  - Evanescence

- Susan Cariño, es hora de levantarse, es tu primer día de escuela no querrás perdértelo - dijo mi madre de forma cariñosa y juguetona.

- Solo 5 minutos más mami - dije aun adormilada

- Y mira quien llego - dijo alargando la o - la garra - y empezó a hacerme cosquillas por todo el cuerpo. Rompí en carcajadas en ese mismo instante.

- Ok vale, para ya - dije ya cuando deje de llorar y reír a la vez.

Así era ella, día, tarde y noche, cada día que iba a la escuela esa era mi rutina. Éramos muy unidas, sin contar que tenía unos 8 años en aquel entonces y a esa edad cualquier niña es apegada a su madre.

Me ayudaba con las tareas, me ayudaba con lo que quisiera, una vez insistí en bailar ballet, fue uno de mis primeros anhelos y ella me lo concedió. Le fascinaba tocar para mí, para yo practicar en momentos de mi tiempo libre, siempre he sido perfeccionista y el ballet también lo es, creo que por eso lo domino bien. Y mi madre me ayudaba a mejorar cada vez más.

La amaba, más de lo que a mi padre, aunque a él también lo amaba pero no era igual.

Con los años iba mejorando la relación. Me ayudaba a vestirme, amaba los colores pasteles y hasta a mi me encantaban.

Tenía toda clase de bellos vestidos estilo ella, siempre me decía "pareces una bella muñeca"

Éramos exactamente iguales, literalmente, cabello negro, ojos café, mismo temperamento (aunque ella un poco más calmada que yo), los mismos vestidos o ropa que compraba ella, las compraba para mí pero en tallas un poco mas chicas.

Al cumplir los 12 cambie, los colores pasteles me aburrían, mi vestuario cambio, mi aptitud cambio, mis gustos cambiaron, empecé a escuchar música diferente, no deje de interesarme por el ballet, pero si deje de practicarlo, aun así iba frecuentemente a varios espectáculos de algunas academias de la ciudad. Aun así, la relación era la misma.

A los 15 ya no era igual, mi padre decía "apaga esa música del demonio" yo solo lo ignoraba, mi madre era más callada, pero seguía alegre, a veces.

Un día encontré debajo de una toalla unas pastillas que decían A. Colleman. Pastillas para trastorno mental, suministrar una cada 12 horas

Ese era mi segundo apellido Sprenger Colleman. En ese mismo instante supuse que era de mi madre. Amelia Colleman.
¿Pastillas para qué? Debo averiguar qué es y qué significa.

+++

Los días transcurrieron, pasaron normal al principio, pero andaba alerta a todo lo que ella hacía, había cambiado algunas cosas, pero del resto estaba estable, o eso creía yo.

Me daba cuenta de que se llevaba mejor con Amanda que conmigo, simplemente le reste importancia.

Amanda seguía igual, colores pasteles, amor y paz. Y yo colores oscuros, apartada y en mi burbuja.

Mi madre confiaba mucho en ella y me dejaba en su casa a dormir cada vez que se lo pedía. Amanda la amaba.

Al poco tiempo empecé a tratar a una chica que iba a mi clase, llego nueva al igual que un chico por el que Amanda moría... Spencer.

No negare que él era muy atractivo. Pero en realidad el no me intrigaba. Me intrigaba la chica de pelo color vino...Liliana, era muy callada y tímida.

Me acerque a ella, era presa fácil por así decirlo. Ella creyó en mí, hasta llego a contarme uno que otro secreto, claro era más que todo mi compañera, ya que remplazaba a Am en las clases que teníamos separadas.

Ella quería una amiga aunque no lo demostrara, ya poco después estuvo con Sofía. Una linda rubia y nos distanciamos.
Sé que he dicho que no soy de hacer amistades. Pero de verdad quería conocerla. Y aun antes de su muerte no lo logre del todo... o eso me hizo creer.

A mi madre le agradaba la idea de que hiciera más amigas, me dejo invitarla varias veces a ver películas en casa, eso fue como 3 veces cuando mucho.

Luego se encuentra Spencer, el la verdad nunca se acerco a mi hasta un mes antes del accidente.

Y en ese mes debo admitir que me atrajo lo suficiente como para saber ciertas cosas de él.

+++

Tres meses antes de aquel acto atroz, encontré varios frascos de pastillas vacios. Debe ser broma. Las olvide completamente.

Al igual como he olvidado momentos de mi infancia en los que la veía tomarse uno de vez en cuando y me decía que era por su alergia. En ese momento recordé exactamente el color de aquellos frascos idénticos a estos.

No me había dado cuenta, pero conviví toda mi infancia y adolescencia junto a una mujer psicótica.

¿Sabrá mi padre sobre esto? Claro que sí.
Aunque es extraño el pensar en que ella nuca cambio. Quien lo hice fui yo. Quien tuvo cambios de humor fui yo.

- Susana, ¿qué haces? Para Susan, parad.

- No. - dije mientras estacionaba el carro en medio de la carretera. - queda un bosque por aquí cerca. Podemos hablar allí. Me debes explicaciones, Amelia.

- Mama. Es mama.

- Si, como sea.

Y ahora todo es claro. Mi aptitud. Mi comportamiento. Mi mente y memoria. Ahora entendía todo.

Y comprendí, que ocultaba Spencer, Amelia, Liliana, hasta Amanda.

Aberraciones De Un SubconscienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora