"Separadas"

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Capítulo 1

-¡Jane!-exclamaba la pequeña Mia mientras nadaba lo más rápido que se le era permitido para alcanzar a su melliza
-¡Alcánzame si puedes!-le respondió su hermana soltando una risita, Mia bufó y se apresuró para alcanzarla, no dejaría que su hermana se comiera ese dulce de coral que tanto había deseado, nadó lo más rápido que le fue permitido y atrapó a su hermana, ambas cayeron al suelo lleno de algas.

-Me atrapaste-dijo sonriente la pelirosa
-Claro que si, debemos quitarnos todas estas algas antes de que mamá y papá nos vean, de seguro nos castigarán-le respondió la rubia riendo.

-¡Mia! ¡Jane!-escucharon a lo lejos la voz de su madre, estaban en problemas. Rápidamente se quitaron las algas y nadaron dentro del palacio, su Madre estaría muy furiosa al enterarse de que no estaban practicando sus clases de etiqueta.

-Jane, deberíamos pedirle permiso a mamá para salir-dijo Mia pensativa.
-Sabes que no lo hará, tenemos prohibido salir del palacio hasta que atrapen a la bruja Del Mar-le respondió un poco molesta, en sus 10 años de vida, solo se les fue permitido salir 3 veces del palacio, pero cuando los rumores de que la bruja había regresado se esparcieron por todo Oceanía, sus padres no tuvieron otra manera de protegerlas.
Después de terminar sus clases, ambas salieron al jardín del palacio para jugar.

-¡Atrápalo!-Mía tiro una pequeña piedra que encontró en el suelo, Jane intento atraparla pero gracias a sus reflejos, la piedra terminó fuera de los límites del palacio.
-Creo que usaste demasiada fuerza, no te culpo, es una ventaja de nuestra especie y eso, pero exageraste demasiado-dijo Jane divertida.
-¡Oh! Sería una pena que no recuperáramos la "valiosa" piedra ¿no crees Jane?-dijo Mia con una sonrisa traviesa.
-Tienes razón-dijo su hermana, acto seguido ambas se escabulleron por el sendero del jardín. Un guardia real nadaba sin rumbo fijo, custodiaba la reja dorada. Mia tiro una pequeña piedra y despistó al guardia.
-Es nuestra oportunidad, regresaremos antes de la cena con la excusa de que tiramos una de tus muñecas mientras jugábamos-susurro Jane, ambas nadaron rápidamente y se alejaron un poco del palacio.

Era muy relajante alejarse de la rutina ajetreada del castillo, aún más cuando ellas no entendían muchas cosas, ellas tenían muchos recuerdos felices de sus padres, pero conforme pasaron los años, las tareas reales los alejaban cada vez más y su madre se había vuelto mucho más estricta, casi nunca los veían sonriendo y eso las ponía muy tristes.

-Estar aquí afuera es muy divertido-dijo Mia mientras daba vueltas por todo el lugar.
-Lo se, pero algo me dice que está vez no nos salvaremos de un castigo-dijo preocupada
-Vale la Pena ¿una carrera?-su hermana haría todo lo posible para que ella dejara de preocuparse, aunque ambas sabían que al cumplir 16 dejarían de jugar y su camino para que alguna de las dos se convierta en reina de Oceanía se intensificaría. Jane asintió y comenzaron a nadar por todos los lugares, explorando rápidamente pequeños rincones, recolectando perlas o flores, era un día muy divertido para ambas.

-¡Mira!-apuntó Jane, una cueva misteriosa atrajo su atención, aunque esta quedaba un poco más lejos de su hogar, valdría la pena explorar la maravillosa cueva. Nadaron lentamente, acercándose más y más, la adrenalina corría por sus venas.
Entraron a la cueva y vieron un montón de estrellas marinas brillando, eran doradas y emanaban una luz muy hermosa.
-Es tarde Mia, vamos a casa-dijo Jane un poco asustada, sentía que alguien la observada en el fondo oscuro de la cueva, Mia hizo caso omiso a las palabras de su hermana, se acercó más a las estrellas que estaban por las paredes y estiró su mano, tocarlas no dañaría a nadie ¿verdad?

Jane retrocedió un poco, unos ojos morados brillaban intensamente en la oscuridad de lo más profundo de la cueva. "Algo no está bien" pensó y se acercó a su hermana, pero ya era demasiado tarde, al tocar la estrella la rubia cayó en un profundo sueño, se encontraba en el suelo.

-¡Mia!-dijo Jane asustada, al mirar de nuevo a la oscuridad de la cueva vio cómo los ojos se acercan más y más hasta dejar la oscura silueta de una aleta turquesa.

-No debieron desobedecer a sus padres de esa forma-dijo la sirena con una voz profunda, al acercarse más a la ella, pudo observarla mejor, era una mujer, cabello blanco, tez pálida, aleta turquesa y usaba un top antiguo de coral.

-¿Quien eres?-dijo alejándose cada vez más.

-Yo soy la bruja del mar-Le respondió con una risa macabra, en unos segundos, dos criaturas acuáticas que nunca había visto antes se acercaron rápidamente a ella. No tenía otro remedio y huyó, algo era seguro: debía salvar a su hermana cueste lo que cueste, tenía que despistar a esas criaturas monstruosas y pedir ayuda. No estaba muy lejos del palacio, al acercarse más a la reja dorada volteó, habían dejado de perseguirla y pidió ayuda. Tres guardias nadaron enseguida hacia ella y la siguieron, pero cuando llegaron a la cueva ya era demasiado tarde, su hermana ya había desaparecido, al igual que la bruja.

En un instante entendió que había caído en la trampa, nunca debió dejar a su hermana ya que el objetivo de aquella sirena era llevársela.

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[EDITADO]

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