Posible solución.

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—Y éste quién mierda es?

Derek buscó y empuñó el arma antes de abrir la puerta. El estacionamiento seguía igual de desolado, sin embargo, había sido el escenario de una muerte repentina, algo que minutos atrás Derek y Tim no se les hubiese cruzado por la mente vivir. Justo en la entrada del lobby, estaba el cuerpo exánime de un tipo calvo y gris, tenía unos harapos podridos y podía verse una herida de bala de su pecho. Por su apariencia, ambos dedujeron que se trataba de uno de los  loco (O eso querían pensar).

Viejo... —Derek empezó a hablar pero no dijo más nada.
—Lo sé, pudiste ser tú —Dijo Tim cayendo en cuenta de la situación.
—Bueno, sigo vivo, así que supongo que debemos seguir —Dijo y luego miro al interior—. Aunque hay que esperar que Alicia vuelva del país de las maravillas.
—Entremos y esperemos, seguro debe haber algo con lo que puedas detener el sangrado —Dijo Tim mirando la herida—. Además... estoy exhausto, me gustaría dejar de correr un rato.
—¿Qué hacemos con él? —Dijo Derek apuntando con el dedo al muerto.
Tim se sintió raro al comprobar que tener en frente al cadáver de un hombre no lo afectaba en absoluto. Quizás toda la situación lo había vuelto impasible, o quizás se estaba volviendo completamente loco.

—No hay mucho que podamos hacer, aunque... —Dijo y metió la mano en los bolsillos del tipo.
—¿Qué haces? —Preguntó Derek con incertidumbre.
—Quizás tenga algo que nos de una pista.
—Viejo, míralo... Está asqueroso y muerto. No creo que un loco sea de mucha utilidad... —Dijo y se detuvo a pensar— Me pregunto cuánto llevarán aquí...

Tim siguió buscando algún objeto o papel que le diera una pista. Cuando revisó el bolsillo trasero sus dedos chocaron contra algo en el interior, tomó con fuerza el objeto y lo sacó. Era una cartera.

Entraron y se ubicaron en donde estaban sentados hace un rato. Tim había cargado a Amanda hacia un mueble largo al otro lado de la sala y la dejó acostada. Volvió con su compañero a las mesas del otro lado. Derek se había hecho un torniquete improvisado con un pedazo de manta vieja que había encontrado y miraba a Amanda a lo lejos.

—Supongo que por lo menos ella duerme como un bebé —Dijo Tim.
—Por lo menos. Estuve pensando... —Dijo y miró a Tim— ¿Y si simplemente corremos lejos del hotel?
Ya él lo había pensado, pero había dejado descartada la idea.
—No creo que sea tan fácil... El que nos puso aquí lo hizo con la intención de que siguiéramos su juego siniestro... No creo que nos deje irnos así como así... Además, no se ve que haya nada cerca en ninguna dirección. Estamos en medio de la nada.
Su amigo hizo un sonido y miró de nuevo a Amanda.
—¿Quién será Fabián? —Dijo bajando la voz.
—No tengo idea... Me pregunto lo mismo.
—¿Crees que si corro hasta la cima de alguna de esas montañas pueda tener señal en mi teléfono? —Dijo Derek.
Tim empezaba a irritarse por las preguntas, aunque sabía que había que ver cada posible solución a la situación.
—Es posible... ¿Aún tienes carga?
—Un poco, lo había apagado hace un rato, ¿Y tú?
Tim tanteo sus bolsillos y no sintió nada. Había perdido el celular y ni siquiera se había dado cuenta cómo ni cuando.

Seguro fue en el maldito casino.

—Perdí el teléfono —Dijo tajante e irritado.
—Bueno... supongo que por lo pronto sólo quedará esperar e ir luego tras el maldito pelón de Janson —Apuntó Derek.

Pasaron un par de minutos mientras descansaban. Tim estaba revisando la cartera mientras su amigo estaba contándole una historia de su ex pareja.
—¿Alguna cosa útil? —Dijo Derek cambiando el tema.
—No mucho, todo está mojado e ilegible, aunque encontré esto —Tomó un pequeño papel del tamaño de una servilleta y se lo mostró a Derek.
—¿Qué es?
—Parece una carta... Está escrita por ambos lados.
Tim la leyó en silencio y sintió un sabor amargo cuando terminó.
—¿Entonces? —Dijo Derek impaciente.
—Es una nota de despedida... Esto te interesará.


Destino inexorable.Where stories live. Discover now