Cazador Cazado.

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Cruzó la puerta trastabillando y pensó que casi caería por la pared media de las escaleras. El golpe lo había desorientado completamente. Estaba mareado, lleno de sangre y más sediento que nunca, sin embargo, una llama de esperanza se había encendido de nuevo en su pecho por su reciente descubrimiento.

Derek sostenía la caja bajo en brazo como si se tratase de una prolongación de su cuerpo; la llevaba con cuidado de que su contenido no se desparramara por el suelo. Tenía los músculos entumecidos y veía ligeras manchas en el aire. Se detuvo a respirar un momento en las escaleras, podía ver el sol tras la neblina, podía ver las colosales montañas a lo lejos, podía ver...

Mierda... ¿Autos?

Efectivamente, en el estacionamiento frente al Lobby habían cinco autos estacionados; dos grandes camionetas frente al lobby y tres pequeños más allá, todos de color negro.
Se agachó y empezó a bajar las escaleras así, echando un ojo en cada piso para ver como estaba el movimiento. Nada. No parecía haber nada fuera de lo normal excepto por...
Justo cuando pensaba que no habían moros en la costa vio salir a dos grandes mastodontes de la parte inferior del bloque. Eran idénticos al que había visto muerto hace un rato. La diferencia era que estos iban armados con machetes.

—¿Qué es exactamente lo que buscamos? —Dijo uno mirando hacia su interlocutor.
—Cualquier indicio que indique que el tipo está muerto —Respondió el otro mastodonte.

Derek empuñó el arma. Los tipos eran enormes, pero a él le quedaban cinco tiros.

Los verdugos empezaron a alejarse hacia el lobby y él bajó rápidamente. Dejó la cajita en las escaleras. No sé preocupó, estaba totalmente seguro de que no quedaba nadie en los pisos superiores del C y desde abajo podía ver si alguien intentaba subir. Salió de las escaleras y caminó a paso apresurado pero silenciosos. Se ubicó a unos pasos de los verdugos empuñando el arma hasta que estaba lo suficientemente cerca del Lobby para ocultarse tras un vehículo.

—Me voy a quitar esta maldita cosa —Dijo un mastodonte mientras se levantaba el capirote y se quitaba la máscara sacando a relucir una cabeza calva y una cara llena de huecos y algunas viejas cicatrices.
—Cuidado y te ve el jefe, imbécil —Dijo su compañero— Voy a entrar.

El hombre que aún llevaba la máscara entró y su amigo se quedó afuera vigilando. Derek se encontraba mirándolo escondido detrás de una de las camionetas. El mastodonte calvo había prendido un cigarrillo y empezaba a caminar de derecha a izquierda. Derek aprovecho el ensimismamiento del verdugo para acercarse por detrás cuando caminaba lentamente hacia la derecha. Se acercó a toda velocidad pero silencioso y lo tomó por la espalda. Un brazo apretaba el cuello del verdugo con una gran fuerza mientras otro servía para asegurar a la víctima y hacer más presión.

No hagas ruido. Por favor...

El tipo dejó salir varios gemidos ahogados y desesperados pero en cuestión de casi un minuto había dejado de hacer fuerza y ruidos. Se había desmayado. Derek pensó en matarlo pero en el último segundo sintió una llamarada de clemencia en su interior y simplemente lo arrastro hasta debajo de una camioneta, no sin antes tomar el machete.

Miró de reojo hacia adentro pero no vio nada. Iba a entrar cuando de uno de los extremos de pasillo salió el otro verdugo el cual caminaba tranquilamente empuñando su arma. Miró hacia afuera pero no se inmutó al no ver a su compañero, simplemente siguió caminando y abrió una pequeña puerta que daba a la recepción y luego entró al cuarto de cámaras.

Los niños grandes no usan la puerta.》

Corrió silencioso hacia la recepción y cuando estaba a punto de llegar dio un pequeño salto y se deslizó por la superficie de concreto que separaba la gran sala de la pequeña habitación descubierta de la recepción. La puerta que daba a la parte posterior estaba un poco abierta y Derek se asomó. Vio al verdugo viendo la grabación del momento en que Amanda le disparó.

Piensan que estoy muerto...》

Sabía que no le quedaba mucho tiempo ni opciones, si el tipo descubría la verdad saldría a toda prisa en busca de su amigo, posiblemente para ir a dar la noticia al...

Al bloque C... Tim, Amanda...Ya voy》

No lo pensó más y entró apuntando su arma al verdugo.

–Ya deja de perder el tiempo. Estoy aquí. –Dijo Derek de forma amenazante–
El verdugo lo miro y se empezó a reír.
–Sabía que esos malditos eran más listos de lo que aparentaban... –El tipo tosió– Nos vamos a divertir contigo, enfermito.

Ja》

Se acercó y le disparó en la rodilla al hombre, éste cayó al suelo y empezó a chillar en medio de sollozos contenidos.

–Si te refieres a tu amigo pelón y tú... –Derek lo miró con sonrisa desmesurada– lamento decirte que ya yo me estoy divirtiendo con ustedes.
–¿Qué quieres? –Dijo el verdugo en medio de un montón de quejas y maldiciones–
–Quiero respuestas y las quiero ya. –Concluyó Derek.


Destino inexorable.Where stories live. Discover now