Más que casualidad.

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El tacto frío en su piel desencadenó una reacción en cadena que iba desde su hombro hasta sus brazos y piernas. Dio un giro rápido y dos pasos hacia atrás dándole la espalda a las escaleras, sin embargo, el efecto de la impresión repentina apenas duró, pues tan pronto sus ojos se posaron frente a quien lo había tocado, se dio cuenta de que sólo se trataba de un hombre, menudo y tremuloso de pelo casi hasta los hombros y piel blanca que lo miraba igual de sorprendido.

—¿Quién eres tú? —Dijo Tim en un tono más violento del que debió emplear— Lo siento, me diste un buen susto... Soy Timothy.
El pequeño hombre vaciló pero luego de salir de su estupor empezó a hablar.
—Soy Derek. Lo siento, estoy tan sorprendido como tú —Dijo y alzó la mano para estrecharla con la de Tim, éste automáticamente alzó la suya en respuesta a la cordialidad.

«Debe saber algo»

—¿Tienes alguna idea de qué lugar es éste? —Preguntó Derek, demostrando que estaba tan desorientado como Tim.

«Maldición»

—No tengo idea, desperté recién y eres la primera persona que veo, aunque juraría haber escu... —Las palabras se frenaron de golpe cuando una ola de viento levantó la tierra y le dio de lleno en la cara. Se había concentrado tanto en los sonidos y las emociones de esos minutos que no había reparado en que una ventolera se había levantado y las nubes pasaron de ser grises a casi negras.
¡Mejor me lo cuentas todo adentró, parece que el cielo está a punto de caerse! —Dijo Derek señalando en dirección a lo que debía ser el lobby.

Corrieron a medida que el viento arreciaba y se disponía a llevárselos volando si se quedaban afuera un rato más. Fueron dando grandes zancos hasta llegar al lobby, ya en la puerta, voltearon a ver el progreso de lo que parecía estar convirtiéndose en la tormenta del siglo, sin embargo, hubo un detalle en específico que fue lo que de verdad inquietó a Tim sin embargo, no dijo nada.

«Los autos, ya no están»

Entraron a una sala muy grande. A diferencia de el bloque de habitación donde había despertado, el lobby si contaba con una luz artificial, aunque bastante tenue. Un disco de jazz podía escucharse desde algún lugar sonando y había un olor en el ambiente a cosas nuevas.

—¿Tienes idea de cómo llegaste aquí? —Preguntó Derek rompiendo el silencio mientras caminaban a una pequeña recepción al norte de la entrada.
—La verdad, no. Apenas recuerdo que ayer estaba en una fiesta en...(¿Dónde? ) Bueno, lo cierto es que al parecer me divertí mucho, más de lo que debería y terminé llegando aquí con una chica (¿Cómo?).
Ya habían llegado a la recepción y Derek empezaba a darle a un pequeño timbre en la pared.
—¿Fiesta? ¿Chica? —Dijo Derek cavilante. Miró a Tim por un momento y sus ojos se iluminaron de repente.
—¿Algo sobre... —Se detuvo para medir sus palabras— Un mensaje?

Tim lo miró sorprendido, la mirada de su interlocutor mostraba ansiedad e intriga; le había pasado lo mismo que a Tim, éste asintió y ambos se miraron sorprendidos, ninguno dijo una palabra, pero sabían que estaban pensando lo mismo.

«No puede ser una casualidad»


Destino inexorable.Where stories live. Discover now