Beatriz.

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El frío fue el primero en recibirlo en su regreso a la vida. Poco a poco fue ascendiendo del abismo de su inconsciente a la realidad. Abrió los ojos de manera abrupta pero una luz muy blanca lo cegó y tuvo que cerrarlos de nuevo. Estaba en un cuarto blanco y no muy grande, apenas y habían unas cuantas mesas con utensilios plateados y raros sobre ellas. Parecía una especie de quirófano o sala de emergencias. Miró hacía la luz cuando ya había abierto completamente los ojos. Estaba en una especie de camilla metálica muy fría que le quemaba la espalda desnuda. La anestesia que le habían disparado aún se encontraba tácita en su cerebro, eso junto a un olor que parecía formol y látex combinados le produjeron unas inmensas ganas de vomitar. Intento moverse pero unos enormes grilletes de metal pegados a la mesa le impedían mover las manos y los pies.

—Veo que despertaste —Dijo una voz de mujer por un altoparlante en algún lugar de la habitación que Tim no pudo ver.

Tim pensó unos segundos antes de responder, se estaba desprendiendo del sopor que lo consumía y poco a poco iban llegando las imágenes de lo que había pasado hace un rato...

¿Cuánto tiempo ha pasado?

—¿Por qué tardaste tanto en aparecer? —Fueron las únicas palabras que salieron de su boca.
Se guardó silencio por unos segundos, sin embargo la voz femenina prosiguió.
—¿A qué te refieres?
—Sabía que estabas detrás de todo esto hace algún rato...Lo había imaginado.
—¿Cómo? —Dijo ella con más tono de curiosidad que de impresión.
—Eres la única 'científica loca' que conozco...—Se detuvo un segundo y esbozó una sonrisa efímera— Y que me conoce... Además, ya empiezo a recordar algo de todo esto.
—No era el momento, Tim... —Guardó silencio— ¿Qué recuerdas de anoche?
—A ti no, de eso estoy seguro —Dijo Tim lanzando cada palabra como si fuera un objeto filoso dispuesto a lastimar—. Recuerdo una fiesta o algo así... Es raro, yo no voy a fiestas —Terminó con tono más calmado—. Luego imaginé que se trataba de uno de esos montajes que te encanta armar para esta gente.
—Al parecer la inserción funcionó bien... —Dijo la mujer— No existió tal fiesta, Tim.
—¿Qué es todo esto, Beatriz? —El nombre fue bálsamo para su ser, sin embargo, había un cisma en su interior. Una parte de él odiaba a esa mujer.
—Creo que ya el señor Kolinson te lo dijo... El anciano... Estamos haciendo nuevas pruebas con pacientes...—Beatriz se detuvo a pensar— pacientes como tú... Green se las arregló para conseguir más de aquel extraño líquido.
—Yo nunca he matado a nadie, Ese viejo fue el primero. No sé qué pasó... —Tim empezaba a perder la paciencia y hacía fuerza con los brazos para intentar zafarse— ¿Por qué carajo tengo alucinaciones en donde están Nora y tú?
—Es un efecto secundario del Simunírico. Todo apunta a que estás por asimilarlo por completo. Sólo falta un par de horas...

El frío y el silencio reinó de nuevo en la habitación. Por un momento Tim quedó ensimismado pero sin pensar nada en concreto. Sólo dejando que el tiempo pasara. Creía que quizás ella estuviera haciendo lo mismo.

—Te odio... —Dijo él en un susurro que tuvo tanta fuerza como un huracán.
—Tim...
—No —La detuvo con una palabra.
—Yo no quiero esto... —Dijo ella y empezó a hablar con una voz cada vez más tremulosa— Sabes que nunca lo quise...
—Entonces dime por qué mataste a Nora —Dijo él alzando la voz— ¿Por qué acabaste con mi vida? ¿Y que tienen que ver Amanda y Derek?
—Tim... —Empezó ella y guardo silencio, unos sutiles cambios en su voz hacían pensar a Tim que quizás estuviera llorando— Yo nunca he matado a nadie... Tú lo hiciste, tú mataste a Nora... En éste mismo lugar cuando aún tenía fines comerciales... —Se detuvo y por un momento y la voz se escuchó más fuerte cuando volvió a hablar— Los tres son asesinos... La sujeto 28, ella mató a su hijo... Y el sujeto 30...Él...
—Deja de decir estupideces.
Tim empezó a mirar a todos lados de manera inquieta, quería encontrar la manera de largarse de ahí, no podía seguir un minuto más escuchando las mentiras de Beatriz.
—Estás loca, Beatriz... —Dijo y se detuvo un momento— Pagarás por todo.
—Pequeño Tim, yo...
-No te atrevas a llamarme así —La cortó de manera abrupta.
El lugar en donde estaba acostado estaba pegado al suelo, no tenía caso sacudirse. Los grilletes que estaban pegados a la camilla no cedían. No había forma de escapar.

Te quiero dar una última oportunidad de que lo aceptes, ya han pasado 7 años... —Dijo ella con un tono imperioso.
—Nunca aceptaré eso...
El frío se intensificó por unos segundos y hubiese congelado cualquier palabra que hubiese salido de boca de Tim.
—Está bien, Timothy... Si así lo quieres —Dijo ella y de calló.
Los grilletes se abrieron de manera automática y dejaron libre a Tim. Sus músculos se encontraban dormidos y adoloridos, pero no tardaron en reaccionar al momento de sentir la libertad.
—¿Dónde estás? —Preguntó él de manera calmada.
—Ya lo sabrás... —Dijo y se escuchó el repiqueteo de unos dedos sobre teclas por los altoparlantes— Que comience la última prueba de lo que queda del equipo 10...


Destino inexorable.Where stories live. Discover now